Zero no Tsukaima - Spanish Versión: Volumen 6 Capítulo 1

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CAPÍTULO 01 - DE REGRESO A CASA[edit]

-¡Viajar, seguro que es emocionante!- gritó Siesta, empujando sus grandes pechos contra el brazo de Saito.

En lugar de “viajar” Yo creo que es más como “tocar”.

Con una cara llena de nervios, Saito asintió brevemente.

Dentro de un carruaje, sentados uno al lado del otro, se encontraban Saito y Siesta. Siesta llevaba un vestido de color verde oscuro de una pieza con botas altas.

Además, llevaba un pequeño sombrero de paja, el cual, con el resto del vestido, le daba una bonita apariencia. Con su pelo negro y su apariencia dulce e inocente, Siesta parecía muy linda en general.

Más por lo lindo que fuese aquello, era muy difícil poder celebrar nada.

¡Viajar, seguro que es emocionante!- gritó Siesta, empujando sus grandes pechos contra el brazo de Saito.

Maldición, mira que ponerme en esta situación.

Y la peor parte es que al mismo tiempo, extrañamente, ese audaz movimiento de la linda Siesta seguía irradiando una dulce e inocente atmósfera.

Ya que ella se sentó junto a Saito, abrazó uno de sus brazos y lo apretó contra sus pechos.

-S-S-S-Siesta, cuando estás tan cerca de mí… tus pechos están tocando mi brazo…y…- dijo Saito entre balbuceos que cada vez eran más incomprensibles.

-¡Ah, no te preocupes, yo sé lo que hago!- dijo una Siesta totalmente despreocupada y con un rostro sonriente.

-M-Me gusta, a propósito, esto… Que en éste lugar hay una persona, al igual que, oye, tú…

Saito, que no podía dejar de hablar con el fin de tranquilizar su propia conciencia, protestó.

-No tienes de qué preocuparte por el conductor. Él es un golem.

La persona sentada al frente del carruaje era un golem, una marioneta que se convocó con el uso de poder mágico.

Ahora que lo mencionaba, sus ojos eran como perlas de cristal que emiten luz.

En consecuencia, esto incluso hizo más audaz a Siesta. Ella colocó su mejilla sobre el hombro de Saito y su boca cerca de su oído, mezclando su voz con suspiros.

-… Hacer cosas como ésta, sólo nosotros dos… ¿tenemos mucho tiempo, no lo crees?

-S-Sí…

-Creo que he oído rumores en algún momento, pero durante las vacaciones de verano, ¿qué hiciste con la señorita Vallière?

No puedo decirte eso. No puedo decirle que Henrietta nos encomendó una misión secreta a nosotros. A pesar de que estuve la mayor parte del tiempo lavando platos y esas cosas, es un secreto.

-Uh, Umm, es decir… yo trabajé en un bar. Louise trabajó en el castillo, así que… lo que hizo ella, yo no lo sé.- Mintió Saito acerca de Louise. Decir la verdad sobre sí mismo estaba probablemente bien, decidió.

-¡Oh! ¡Un bar! ¿Saito-san hizo eso? ¿Por qué?

-Eh, eh, es que… no tengo nada de dinero.

-¡Si se trata de algo así, una cosa de dinero, sólo me tienes que decir y yo estaría feliz de ayudarte!

-¿Lo harías?

-¡Sí, no es mucho, pero he ahorrado mi salario!

Eso era de esperar de una fiable chica de pueblo. En lugar de malgastar el dinero, ella es muy cuidadosa.

Siesta le hizo la propuesta a Saito alegremente.

-Está bien. De alguna manera, ¡conseguí algo!

-¿En serio? Pero si en alguna ocasión estás con necesidad, por favor dígamelo sin vacilar.

No hay manera de que pueda pedirle prestado, incluso un poco de dinero, a esta admirable chica que ha trabajado esforzándose y ha ahorrado de esta manera.

-¡No puedo pedir dinero prestado a Siesta-san!

-¿Por qué? Siempre y cuando sea para Saito-san, ¡el dinero no es importante para mí!

Cuando acabó de hablar, la chica dejó caer sus hombros.

-Ah, bien, entonces quieres decir que realmente no estás interesado en utilizar mi dinero ¿verdad?

-¡Claro que esa no es la razón!

-¡Tú debes odiarme!

-¡No, eso no tiene nada que ver!

-¿En serio? Pero Saito-san es siempre tan frío conmigo…

-¿Lo soy? Pero ¿cómo?

-Estoy sentada junto a ti, y tú no has hecho ningún movimiento.

Aunque Saito se sobresaltó al principio, Siesta humedeció un poco sus labios y empezó a besar su cuello. El tipo de sensación que puede hacer que Saito acabase sorprendido lo paralizó.

Siesta movió sus labios hacia arriba, y finalmente mordisqueó la oreja de Saito.

Aunque la sensación era como si su cerebro estuviese a punto de derretirse, el aire parecía cada vez más frío y crecía como una sensación de escalofríos que bajaba por su columna. Él débilmente chilló.

-Si-Si-Siesta-san…

En el instante en que él dijo esto, algo golpeó la parte superior del carruaje desde la distancia.

Bueno, “golpear” no es exactamente la palabra correcta. Es más, era como si algunos explosivos escondidos enviaran todo eso a volar. En ese momento, el transporte de Saito y Siesta de repente pasó de un transporte cerrado a uno descapotable.

Temblando de miedo, Saito lentamente giró la cabeza y vio un carruaje que era casi el doble de tamaño y mucho más lujoso, tirado por dos caballos.

Sintiendo una intención asesina que emanaba desde el otro transporte, Saito simplemente no tenía miedo, pero estaba muy asustado. Parece que voy a morir antes de llegar a nuestro destino.

Del lujoso transporte se liberaba una abrumadora aura de muerte.

-¡Waaa…el techo del carruaje!- gimió Siesta, y se aferró de Saito.

-¡Si-Siesta!

-¿Q-Qué está sucediendo?

-Si no quieres morir, pienso que debemos sentarnos separados.

Pero esto sólo provocó que Siesta se aferrase a Saito incluso con más fuerza.

-¡No sé lo que está pasando, pero mi corazón es puro!

Ella gritó y empujó a Saito hacia abajo. Por un lado, Saito estaba muy feliz y emocionado por los sentimientos que ella tenía hacia él, mientras que otro tipo de mensaje se indicaba a través de su mente. Jaja, esto es el final de mi vida. Realmente fue demasiado corta. Espero que por lo menos llegue a volver al suelo japonés…

Desde el carruaje que iba detrás del de Saito, desde la ventana de ese espléndido vehículo, Louise había sacado su cabeza, sosteniendo una brillante varita marrón en la mano, y agitándose por la ira y con su respiración que estaba muy fuerte.

El techo del carruaje de Saito y Siesta fue destrozado por Louise con su magia del Vacío, “Explosión”.

Debido a la ventana en la parte posterior del carruaje, Louise podía ver todo lo que sucedía en su interior.

Louise temblaba mientras veía cómo se abrazaron dentro de su compartimento y cómo Siesta besó a Saito en el cuello.

Por último, cuando los labios de la sirvienta se acercaron a la oreja de su familiar, Louise explotó de ira. Ella no podía dejar que su propio familiar anduviese besando.

Sin embargo, como el techo había desaparecido, se dio cuenta de que Siesta estaba abrazando a Saito incluso más fuerte.

Louise frunció las cejas al instante, y justo cuando ella estaba a punto de castigar a la feliz pareja alguien tiró de sus piernas.

-¡Kya!

Tanto Louise gritó eso como sus mejillas se extendieron coloradas

-¡Me haces daño! ¡Yan! ¡Auch! ¡Funya! ¡Ahh! ¡Duele!

La orgullosa y altanera Louise estaba siendo estirada de la cara de tal manera que ella no podía hacer ni una sola queja. Si Saito hubiese sido capaz de ver esta escena, lo más probable es que sus ojos le saltasen de las órbitas por el shock.

La persona que estaba tirando de las mejillas de Louise… era una hermosa mujer rubia. Ella tendría unos veinticinco años de edad. Su rostro se asemejaba vagamente al de Louise. Si el temperamento de ella fuese menos brusco y creciera un poco, ¿se parecería también? En resumen, era una hermosa mujer.

-Pequeña Louise. Mi discusión no ha terminado aún, ¿está bien?

-¡Auch! Lo siento…

Por como estaban sus mejillas, Louise gritaba con una voz llorosa. Al parecer, había un total de cuatro importantes existencias en la vida de Louise. Henrietta, sus padres y esta mandona hermana mayor, Eléonore.

Once años mayor que Louise, la hija mayor de la casa La Vallière que se sabe es la mejor investigadora en la Institución Real de Investigación Mágica “Academia”.

-Aunque se trata de una tan esperada conversación conmigo, ¿por qué sigues prestando atención inquietantemente hacia otro lugar? Por otra parte, ¡volaste el techo del carruaje de los sirvientes!

-Eso es, eh… yo quería, eh, apartar a mi familiar de la sirvienta, por eso…

Justo así, una Louise muy tímida le informó a su hermana mayor.

A Eléonore se le rizó su cabello, ella miraba bruscamente a Louise. Al igual que una rana que era blanco de una serpiente, a Louise se le rizó su cabello aún más.

-¡Que los sirvientes hagan lo que quieran! Como siempre, eres una niña inquieta, ¿no? ¡Tú eres una hija de la casa de La Vallière, ¡¿sabes?! ¡Debes ser más consciente!

-Está bien…

Louise tranquilamente acomodó sus hombros.

-Pero… Digas lo que digas, tomar a esa sirvienta de la Academia es…

-Pareces un grillo. ¿Escuchas? La casa de la Vallière no es simplemente una noble familia de Tristain, es NUESTRA noble familia. Incluso tú debes entender eso ¿no?

-Sí, hermana.

-No puedes utilizar sólo a tu familiar como sirviente, ¿verdad?. Louise, una señorita, tú sabes, es una persona que, al menos, siempre debe de tener a una sirvienta que cuide de ella cuando viaja.

Eléonore, que presta servicios en la “Academia” de Tristain, llegó esa mañana a la Academia de Magia para llevar de vuelta a Louise a casa.

Ella atrapó a Siesta, que iba de camino a la lavandería con una cesta de ropa en sus manos, dijo ‘Esta chica será lo suficientemente buena como sirvienta de una mujer durante el viaje’, y después de obtener el consentimiento de un maestro, le puso a Siesta el servicio de cuidar de Louise.

Saito y Siesta subieron al carruaje para los sirvientes, después de que éste fuese preparado forzosamente por los empleados de la Academia. Eléonore y Louise abordaron el mismo carruaje que se utilizó para venir a la Academia.

Prácticamente no hubo paradas a lo largo del camino, así que realmente no hubo la necesidad de ayudar. Siesta era simplemente una decoración. Sin embargo, para los nobles, eso era muy importante.

En cuanto a lo que pensaba Louise, no estaba para nada calmada.

Esto se debe a que volver a su casa no era parte del plan en absoluto.

La operación militar para invadir Albión fue proclamada en la escuela después de finalizar las vacaciones de verano, aproximadamente al mismo tiempo de que las dos lunas se eclipsaran…

Han pasado muchas décadas desde la última vez en que las tropas del reino tuvieran los suficientes reclutas para ser capaces de organizar una fuerza expedicionaria. Para ello, se decidió que los estudiantes nobles iban a ser reclutados. Uno de los profesores y el Director de la Academia, Osman, estaban en contra, pero Henrietta, el Cardenal, y los generales del ejército de la Reina ignoraron las objeciones. La Academia fue cerrada hasta el final de la guerra.

El tribunal puso a la usuaria del “Vacío” bajo la directa supervisión de Su Majestad Henrietta. A Louise se le otorgarían misiones especiales para que las estrategias de invasión tuviesen éxito.

Sin embargo… después de que Louise informara a sus padres de que ‘Por el bien de la patria, voy a unirme al ejército de la Reina con el fin de tomar parte en la invasión de Albión’, terminó causando una gran alboroto.

No se le permitió unirse a la campaña y, aunque llegó una carta, haciendo caso omiso de ella, Eléonore vino.

Evidentemente, Louise estaba muy enojada. ¿Qué hay de ‘ir al frente’? Incluso ahora en todo el país, en nuestros suelos y plazas, estan marchando una exagerada cantidad de estudiantes quienes se están alistando para convertirse en soldados temporales. La mayoría de ellos son alumnos que han optado por entrar en la guerra.

Soy una chica, pero tengo que proteger el honor de Su Majestad como dama de su Corte. Además, en este plan de invasión, se supone que el avión de mi familiar desempeñará un papel clave.

Hay muchas expectativas puestas en mí y de cualquier modo. Henrietta y el Cardenal me consideran la carta de triunfo del ejército de Su Majestad. Como una noble de Tristain, no hay mayor honor que éste.

Bueno, definitivamente no me gusta la guerra. Pero, por la Princesa y el bien de la Madre Patria, me gustaría poder ofrecer aunque sea mi humilde habilidad. Desde que se me fue dado el poder del “Vacío”, tengo el orgulloso deber de ser leal a la patria. ¿No es la lealtad a la patria una de las cosas que los nobles de la familia de La Vallière se enorgullecen? Y, sin embargo, se opusieron en casa a mi firme decisión de unirme al frente.

-¡De verdad estás haciendo las cosas de forma egoísta! ¿Guerra? ¿Qué harías allí? ¿Cosas buenas? ¡Sólo obtendrás el enfado de nuestros padres cuando lleguemos a casa!

-P-Pero…

Cuando ella estaba a punto de responderle, sus mejillas fueron pellizcadas. Eléonore trataba a Louise como a una niña, al igual que en los viejos tiempos. De la misma manera que cuando ella respondía antes durante los estudios, ella la llamó pequeño grillito una y otra vez.

- ¿Pero? ‘Sí’, es que lo debes decir, ¿Pequeño grillito? ¡Pequeña Louise!

Era de esperarse de las hermanas. Eléonore tenía la misma expresión que Louise en el momento que ella castigaba a su familiar. Louise no podía hacer nada para oponerse a ella.

-Fue, Au, Ay, hermana, mis mejillas au au…

Ella lo dijo con una voz patética.

Al ver que el hechizo parecía que ya no llegaría sin importar cuánto tiempo esperara, Saito dejó salir un suspiro de alivio. Parecía como si Louise no pudo completar su hechizo.

Parece que mientras estuviese cerca de él, Siesta estaría feliz, tal vez olvidaría que no había techo.

-Oye, oye, Saito.

-¿Hm? ¿Q-Qué?

-Viajar contigo fue muy divertido

-S-Sí…

Él asintió. Saito no era demasiado optimista.

Cuando pensaba acerca de las cosas que estaban por venir, se dio cuenta de que los problemas se acumulaban.

Henrietta y los demás están haciendo planes de guerra. ¿Qué va a pasar a partir de ahora con la guerra? Por supuesto, Louise va a participar. Como están las cosas ahora, no tengo otra opción más que seguirla y participar sin importar qué, creo que está bien. Lo más probable es que para el portador del “Vacío” habrá alguna misión en la guerra. Lo más probable es que tendremos que hacer algo peligroso.

No puedo estar alegre.

Maldita sea, tan pronto como acabe esta guerra voy a buscar la manera de volver a mi mundo, a Japón, decidió Saito. Hasta entonces, no importa lo que pase, no puedo permitirme morir.

Viendo a Saito con una expresión de una persona que está pensando en muchas cosas, el rostro de Siesta se acercó hacia él.

-Yo no quiero eso.

-¿Hm?

-Saito-san, irás a Albión, ¿verdad?

-S-Sí…

Al parecer, la actitud alegre de Siesta hasta ahora era sólo una actuación para animar a Saito.

-Yo odio a los nobles.

-Siesta…

-Estaría bien si simplemente se mataran entre ellos… pero siempre envuelven a los plebeyos en sus asuntos… Aún así… ‘Es por el bien de poner fin a la guerra’… ellos sólo dicen eso.

Recordando las palabras de Henrietta, Saito murmur.

-Sin importar si es con el fin de terminar una o comenzar otra, la guerra es la guerra.

Saito se quedó en silencio.

Antes, durante la batalla en Tarbes, hubo una razón para luchar. “Ayudar a Siesta y a la gente del pueblo”. Este tipo de causa es justa.

Sin embargo, la invasión de Albión en estos momentos, ¿qué tipo de razón hay allí?

No quiero luchar, ¿que razón hay detrás de esta lucha?

Louise tiene mucho coraje… pero no tengo ningún interés en ello.

Pero en el momento que estuve cerca de Henrietta sentí que ‘Quiero ayudar a esta pobre princesa’. Este tipo de sentimiento alegró a Saito un poco.

-¿Por qué Saito-san tiene que ir? No tienes ninguna obligación, ¿verdad?

-Bueno, puede que sea así, pero…

Su codo se sentía atrapado.

Siesta enterró su cara en sus pechos.

-No mueras… No mueras sin importar qué, por favor…

Saito sintió un impulso de cariño hacia Siesta.

Ser atendido de esa manera por tan linda doncella… que por sí sola era una razón suficiente para Saito para mantenerse con vida… Como pensaba, soy un idiota, que bien.

Pero, la casa de Louise…

La hermana mayor de Louise que conocí antes era una hermosa mujer, pero tenía una dura expresión, ella no… pensó. Espléndidamente, Saito se fijó con sólo un vistazo. Aunque sus ojos son diferentes a los de Louise, ella tiene la misma actitud altanera. ¿Louise dará la misma sensación cuando crezca un poco más? Eso sería doloroso.

Además, tuvo una sensación de sospecha en el aire. Parecía que en casa de Louise había opiniones diferentes.

Esta vez, vamos a la casa de Louise.

Saito miró al cielo, suspiró, y se desanimó… ¿Qué es lo que va a pasar de ahora en adelante?

※※※※※

En la parte sur de Londinium, la ciudad capital de Albión, en el Palacio de Havilland.

El interior del Salón Blanco era un apropiado punto vital del “País Blanco” Albión.

Ese lugar, pintado completamente de blanco, era increíblemente impresionante. Había dieciséis columnas de apoyo en el techo de la sala.

Al igual que una herida en la pared, un rostro iluminado por la luz fue revelado.

En medio de esa sala había una enorme “Mesa Redonda” de roca, alrededor de ésta se encontraban ministros y generales de la Santa República de Albión que esperaban el inicio de la reunión del Consejo.

En medio de esa sala había una enorme “Mesa Redonda” de roca

Este fue el lugar en el que, hace aproximadamente veinte años, los ministros se reunieron junto con el Rey con el fin de controlar el país. Pero el gobernante había cambiado desde entonces.

Las personas que participaron en la revolución y que derrocaron la monarquía del país tenían los mandos de éste como era de esperar.

En cuanto a la persona que, hasta hace veinte años, era un simple obispo local… El que solía tener el menor estatus social de todas las personas que se habían reunido aquí… incluso inferior que los miembros de la brigada de protección que se encontraban flanqueando la puerta…

Los dos miembros del equipo de protección abrieron la puerta de la sala.

-Presentándose ante el congreso de nobles de la Sagrada República de Albión el Emperador Oliver…

Cromwell, levantando la mano, interrumpió su voz…

-D-Diga.

-¿No deberíamos quitar esta inútil tradición? ¡Porque entre las personas aquí reunidas, ninguna está por encima de otra!

Como siempre, la secretaria privada de Cromwell, Sheffield, caminaba detrás de él y junto a ella se veían las figuras del recién recuperado Vizconde Wardes y de Fouquet la Tierra Desmoronadora.

Cuando Cromwell se dirigió hacia el jefe de la sede, Sheffield lo siguió como una sombra. Wardes y Fouquet se sentaron en dos asientos libres.

Después de que el presidente y primer emperador se sentaron, la reunión comenzó. Un hombre levantó su mano. El General Hawkings. Con el pelo gris, bigote blanco, y por su largo servicio militar, el general observó fijamente con ojos intensos al emperador que solía ser un simple obispo.

Después de que Cromwell le diese permiso, él se puso de pie.

-Su Excelencia, me gustaría preguntarle algo.

-Pregunte lo que quiera.

-Después de perder la batalla en Tarbes y de que nuestro ejército permaneció allí, la reorganización de la flota naval se ha vuelto esencial. Eso es porque no tenemos una armada, no podemos transportar nuestros ejércitos ni defender nuestro propio territorio.

Cromwell asintió en acuerdo.

-La operación secreta del rapto de la Reina con el fin de ganar algo de tiempo no funcionó.

-Eso es correcto.

-¿Han llegado los resultados a oídos de Su Excelencia?

-Por supuesto. Después de todo, es necesario conocer todo acerca de los incidentes.

-El ejército enemigo es… ah. Una alianza entre las fuerzas de Tristain y Germania que están preparando sus flotas rápidamente. Los dos países tienen un total de sesenta buques de batalla listos en el cielo. Si empezamos la reorganización de nuestro ejército ahora, el mantenimiento de los buques de guerra de nuestra línea de batalla no será capaz de rivalizar con ellos. Además, sus buques de guerra son todos de fabricación moderna.

Uno de los generales murmuró con una voz llena de desprecio.

-¡Es una simple flota! ¡Son inferiores a nosotros!

-Esa es una historia del pasado, Su Excelencia. No hay ninguna razón para alabar a nuestro propio ejército ahora. En los tiempos de la revolución la mayoría de nuestros generales fueron ejecutados, y esto dió como resultado que las fuerzas de nuestro bando se debilitaran. El resto de los veteranos se perdieron a causa de la derrota en Tarbes.

Cromwell se encontraba en silencio.

-En la actualidad, todavía no han terminado de reunir sus buques. Además, parece que reclutarán a los nobles en los ejércitos.

-Son como un erizo. Si es así, será difícil atacarles.

Un general gordo interrumpió, con una alegre voz. Hawkings dirigió su glacial mirada hacia él.

-¿Difícil de atacar? ¿No es evidente que el ejército del enemigo esté probablemente tramando algo si han reunido tan pocas fuerzas?

Hawkings golpeó fuertemente la mesa.

-Ellos están planeando atacar este país, Albión, lo sabes. Y una petición. Me gustaría ser informado del plan de defensa de Su Excelencia. Si se trata de una batalla decisiva entre las flotas, estamos indefensos. Y si el ejército del enemigo se dirige por tierra… estamos más acabados. Nuestro ejército está agotado a causa de la guerra revolucionaria, así que por favor díganme una solución…

-¡Esos son pensamientos de un derrotado!

Un joven general con los ojos inyectados en sangre criticó a Hawkings. Cromwell hizo un ligero ademán con una de sus manos para detener la discusión.

-En vista de que ellos atacarán a Albión, será necesario movilizar la totalidad de nuestras fuerzas militares.

-Sin embargo, ellos no tienen motivo alguno para dejar soldados en su país.

-¿A qué se debe eso?

-Porque según ellos, a excepción de nuestro país, no poseen otro enemigo.

-¿Es que tienen la intención de dejar sin protección su retaguardia?

-Gallia declaró su neutralidad. Eso es algo que se preveía y es necesario para la invasión que tendrá lugar.

Cromwell miró por encima de su hombro e intercambió miradas con Sheffield. Ella le dio un pequeño guiño.

Cromwell se fue con Sheffield, Wardes, y Fouquet a su oficina y después de tomar asiento, miró a sus subordinados.

-Sus heridas han sanado bien, ¿verdad, Vizconde?

Wardes asintió. Cromwell sonrió ligeramente y le preguntó a Wardes.

-Ahora bien, dime lo que tengas que decir.

-Desde un punto en general, Tristain y Germania claramente van a atacarnos, ¿verdad?

-Sí. Entonces, ¿cuáles son las probabilidades?

-… Es bastante aleatorio, aunque tal vez nuestro poder es un poco mayor. El número de nuestros soldados es inferior, pero tenemos ventaja teniendo en cuenta la posición.

-Además, tenemos el poder del “Vacío” de Su Excelencia.

Fouquet dijo en una forma reflexiva. La manera en la que ella lo dijo, provocó que Cromwell tosiera desagradablemente.

-¿Hay algo malo?

-No, nada. Todos ustedes deben comprender, después de que lo he dicho tantas veces, que no puedo utilizar poderosos encantamientos, a excepción de dar vida a los que ya han muerto. Si no dejas de hablar de este tema, yo me sentiré frustrado.

Como dijo Cromwell, él no podía utilizar esos útiles encantamientos después de todo.

-Yo no tenía la intención de molestarlo. Sólo que si no demostramos que tenemos una carta de triunfo, la moral del ejército se reducirá.

Después de que Wardes dijera esto, Cromwell asintió.

-De hecho, no hay mayor carta de triunfo que la del “Vacío”.

-Está bien entonces, pero en lo que pienso ahora… ¿Gallia se va a unir a la guerra? Al principio, el plan de Albión era pedir ayuda a Gallia para la invasión de Tristain atacando a Germania al mismo tiempo, pero… ya que el ejército de Albión fue derrotado en Tarbes, se dio la necesidad de modificar el plan original. La propuesta que llegó desde Gallia era desviar al ejército enemigo hacia el territorio de Albión, mientras que Gallia tomaría esta oportunidad para atacar a Tristain y Germania.

Al terminar de escuchar este plan, Wardes le dijo a Cromwell.

-Su Excelencia, sólo tengo una cosa más que me gustaría saber.

-¿Qué es?

-Gallia es el imperio que nos va a ayudar en la destrucción del sistema monárquico de Halkeginia, ¿está bien eso? ¿Qué vamos a hacer si ellos hacen esto con una mala intención?

Cromwell miró a Wardes con gélidos ojos.

-Vizconde, eso no es algo en lo que tengas que pensar. Déjeme la política a mí, sería bastante bueno que te esforzarás en el deber que se te ha asignado.

Wardes cerró los ojos y bajó la cabeza.

-Como usted lo desee.

-El deber que se te ha dado. Lo estás haciendo, ¿verdad?

-Con todo lo que tengo.

-Menvil.

Tan pronto como Cromwell llamó, la puerta de la oficina se abrió y apareció un hombre. Tenía alrededor de cuarenta años, con canas y un rostro arrugado, pero a causa de su cuerpo bien ejercitado, no se podía calcular muy bien su edad. A primera vista parecía ser un espadachín, debido a su áspero aspecto, pero llevaba un bastón, por lo que era un mago.

Había una característica en su rostro que realmente destacaba. A partir de la mitad de su frente, atravesando su ojo izquierdo y terminando en su mejilla, había una gran quemadura.

Cromwell presentó a Wardes a él.

-Este es el Vizconde Wardes.

Con una expresión de hierro, Menvil, de repente miró a Wardes.

-Wardes, debe usted por lo menos haber escuchado su nombre, ¿verdad? Él es Menvil el Blanco.

Los ojos de Wardes destellaron. Tenía un recuerdo de haber escuchado ese nombre antes. El legendario mago mercenario. La Llama Blanca. El que utilizaba los métodos más cobardes durante un duelo y como resultado de que le fuese confiscado su título de nobleza, se convirtió en un mercenario, asesinó a su propia familia quemándolos hasta la muerte, y abandonó su casa. Se dice que el número de las personas que había quemado hasta el momento era mayor que el número de las aves que había asado para comer. También había muchos otros rumores sobre él.

Pero había una cosa cierta en todos esos rumores.

Que en el campo de batalla utilizaba su llama con profunda crueldad. Esa llama no elegía a su oponente. Él era un hombre a quien la edad y el sexo de los que quemaba no le importaban. Era un hombre privado de toda calidez de sentimientos y disfrutaba ver a las personas envueltas en llamas…

Éste era Menvil el Blanco.

-¿Qué tiene de malo, Vizconde? Hay una leyenda delante de sus ojos.

-Estaba pensando, que estoy contento de que este lugar no sea un campo de batalla.

Wardes expresó sus sinceros pensamientos.

-Ahora bien, Wardes. Contigo a la cabeza, quiero que transportes a un pequeño escuadrón.

Una leve insatisfacción podía ser observada en el rostro de Wardes. ‘¿Él quiere que sea una niñera?’ era lo que podía leerse en sus ojos.

-Yo no quiero que hagas caras sombrías. Además, quisiera que sirvieses con perfección. Su lugar en esta pequeña unidad, este escuadrón secreto va a necesitar un especialista en magia del Viento con el fin de utilizar un barco de transporte. Y en resumen, ése es usted.

-… Como usted lo desee.

-El ejército de Gallia captura cualquier cosa, sin que nosotros tengamos que hacer nada, así que espero que por lo menos los lleves hasta “allá”. Después de haber completado su misión infórmenme de inmediato.

Cromwell murmuró con una voz impaciente.

-¿Dónde se supone que debo llegar?

-En primer lugar, tiene que ser un lugar donde la defensa sea débil y fácil entrar. En otras palabras, no debe ser demasiado cerca de la capital de Tristain. Además, tiene que ser un lugar importante que tenga un papel en la política. Por tanto, tampoco debe estar demasiado lejos.

-¿Un papel en la política?

-Por ejemplo, tomando a los jóvenes nobles como rehenes. Eso tendría efectos sobre la política del país, ¿verdad?

Wardes curvó un poco los labios.

Con un movimiento exagerado, Cromwell les informó el destino.

-La Academia de Magia me parece el lugar adecuado, Vizconde. Como comandante en jefe, sacarás ventaja de la noche y atacarás allí con Menvil y un pequeño equipo.

※※※※※

Al mismo tiempo, en la Academia de Magia de Tristain…

Kirche y Tabitha estaban tomando un paseo en el Patio Austri. Ahora mismo era tiempo de descanso.

Como siempre, el lugar se llenaba de estudiantes, sin embargo…

Todos los que estaban allí eran mujeres. Las figuras de los alumnos masculinos, haciendo ruido, brillaban por su ausencia.

-Bueno, bueno, realmente se nota que hay una guerra, ¿no?

Kirche extendió sus manos y sacudió su cabeza. La mayoría de los estudiantes varones se ofrecieron como voluntarios para unirse el ejército de la Reina, porque fueron solicitados por la falta de soldados. Ella se sorprendió, porque incluso el cobarde de Guiche se presentó voluntariamente.

Todos ellos estaban en medio del entrenamiento para sustituir a los soldados. Era natural que la Academia estuviera tan silenciosa.

Por supuesto, Tabitha fue también una de las personas que quedaron atrás. No había ninguna razón para que Tabitha, que había jurado vengarse del rey de Gallia, por alguna razón desconocida, metiera la cabeza en una guerra en un lugar diferente.

Kirche se ofreció como voluntaria para unirse al ejército de su patria, pero no se le permitió, porque ella era una mujer. Fue lamentable, porque realmente quería actuar con violencia.

Bueno, además como los maestros también se fueron, las clases se suspendieron.

Las estudiantes ahora tenían mucho tiempo libre. A fin de superar la soledad, buscaban rumores para averiguar si sus amantes o amigos estaban a salvo. Observando la figura de Montmorency, sentada en un banco con sus codos sobre las rodillas, Kirche se le acercó.

-Ya que tu enamorado se ha ido, estás aburrida, ¿no?

Montmorency la miró directamente, y murmuró con un tono molesto.

-Es normal para él que se haya ido. No me siento tan mal por eso.

-Pero, ¿no te sientes sola?

-Ese tipo, ya sabes, era exagerado en ser normal a pesar de ser un cobarde. Pero ahora que se fue, estará realmente un poco solo, ¿no?

Kirche acarició el hombro de Montmorency.

-Bueno, seguramente volverán antes del Festival de la Llegada del Fundador Brimir. Después de todo se dice que será una victoria fácil ahora que el ejército del país de tu querida Reina y el ejército del gran Emperador de mi país están combinados.

Kirche murmuró las palabras “querida” y “gran” con sarcasmo en su voz. Desde siempre, los nobles de Germania no eran conocidos por tener un corazón leal. Después de todo, era un país que fue creado por señores feudales que se unieron ya que tenían intereses similares.

-Eso sería bueno.

Montmorency suspiró.

Mientras observaba a Montmorency, Kirche terminó sintiendo una sensación dolorosa similar. “A mi tampoco me gusta… a mi realmente no me gusta la guerra“, murmuró ella quien siempre estaba dispuesta a luchar.

Kirche y Tabitha caminaban perezosamente cuando llegaron al laboratorio de Colbert, que estaba situado junto a la Torre de Fuego. Colbert estaba trabajando muy duro con el fin de terminar los ajustes en el Caza Zero para así poder finalizar la guerra.

Aunque la mayoría de los maestros habían salido… Colbert estaba con su habitual “ritmo” de humor. Tan pronto como los vientos de la guerra comenzaron a soplar, él se sumergió en sus estudios.

-Está muy ocupado, ¿no?

Kirche le preguntó a Colbert con tranquilidad.

-¿Hmm?

Colbert giró un poco su cabeza y sonrió.

-¡Oh, Señorita… Señorita Zerbst! Usted debería leer mis escritos sobre la Manipulación del Fuego de vez en cuando.- dijo Colbert como si estuviera en clase.

-Sí.- respondió Kirche, incómoda y, un poco triste, asintió.

-¿Qué tiene de malo? Señorita…

-Señor, usted no se presentó como voluntario para unirse al ejército de la Reina, ¿verdad?

Aunque la mayoría de los hombres de la Academia se unieron a la guerra, ella quería saber el porqué de eso.

-¿Hm? Sí… Es porque odio la guerra.

Colbert apartó el rostro de la mirada de Kirche. Kirche reía con una cara llena de desprecio. Así que es un afeminado, pensaba. Ella no era capaz de ver nada más que una persona que había huido de la guerra.

No podía perdonar a este profesor que, a pesar de que fue uno de los orgullosos “Usuarios de la Llama”, declaró con calma que odiaba la guerra.

-Como una persona que también usa el Fuego, estoy avergonzada.

Colbert que había bajado la cabeza, volvió a alzarla hacia ella de nuevo.

-Señorita… ¿sabe? El propósito del Fuego…

-No es sólo la lucha, es lo que quiere decir, ¿verdad? Estoy cansada de escuchar eso.

-Es cierto. Eso es simplemente la manera en que está siendo utilizado. Nada más, excepto para la destrucción…

-No quiero escuchar las habladurías de un cobarde.

Kirche giró su rostro y, pidiendo a Tabitha que se moviera, se alejó. Como él vio esta escena, Colbert dejó salir un suspiro.


Volviendo al laboratorio, él se sentó en una silla.

Colbert quedó pensativo por un tiempo… desbloqueó el cajón de la mesa que estaba cubierto por un montón de cosas, utilizando la llave que colgaba de una cadena de su cuello.

En ese cajón había una pequeña caja. La cogió y abrió la tapa.

Había un pequeño anillo de rubí, color rojo brillante, como si el fuego estuviese dentro de ella. Si uno se concentraba, podría ver una llama parpadeante en el interior de la piedra preciosa.

Mirando la llama, los recuerdos del incidente de hace veinte años parecían resucitar. Los recuerdos estaban grabados en su mente; incluso ahora los colores parecían tan vivos. En esa clara, brillante llama… Colbert se culpaba a sí mismo. En sólo un momento, recordó todo lo que había olvidado….

Después de eso, Colbert miró a su alrededor en el interior del laboratorio. Era una pequeña casa con un jardín exterior, pero le gustaba mucho más que la mansión y los bienes que había heredado de sus antepasados y de los que él mismo se había desecho. Las paredes estaban cubiertas por frascos y diversos instrumentos que había obtenido a través del tiempo.

Lo que le venía a la mente al mirarlos, hizo que Colbert se derrumbara como si de repente sufriese dolor.

-El propósito del Fuego… no es sólo la destrucción…


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