Toaru Majutsu no Index SS: Mitología Nórdica Capítulo8
Capítulo 8: Aquella que Enseña la Runa Secreta. VALKIRIA.
Parte 1
Los contenidos de la investigación requerida… no han sido establecidos.
Tu objetivo… no ha sido establecido.
En esta situación de emergencia, aquellos relacionados deberían moverse de acuerdo a su propio juicio.
Hace medio año.
El poder de Brunhild Eiktobel sufría una irregularidad periódica similar a la luna creciente o menguante.
Ella poseía tanto las cualidades de un Santo Cristiano como de una Valkiria Nórdica. Sin embargo, no podía usar los dos poderes al mismo tiempo. Los dos poderes se oponían entre ellos, así que se debilitaban el uno al otro en vez de multiplicar su fuerza en general.
Cuando su poder como Santa era más fuerte, su poder como Valkiria se reducía a cero.
Cuando su poder como Valkiria era más fuerte, su poder como Santa se reducía a cero.
Usando la comparación de la Luna, esos extremos serían como la Luna llena y la Luna nueva.
Pero ese no era el verdadero problema.
De cualquier forma, Brunhild poseía increíble poder. Podía usar su poder como Santa para correr más rápido que la velocidad del sonido y podía usar su poder de Valkiria para aplastar una cisterna con un solo golpe. Incluso si se hacía enemiga de una cábala mágica normal, podía acabar con ellos por cuenta propia.
El problema era el tiempo entre las dos etapas.
Usando el ejemplo de la Luna, ese sería el momento de la media Luna.
En ese momento sus poderes como Santa y como Valkiria eran exactamente iguales. Cuando las escalas estaban a un nivel perfecto como ese, ella perdía sus dos poderes. En otras palabras, Brunhild Eiktobel no era diferente a una persona normal durante unos cuantos días cada tres meses.
Fue como si ellos hubieran esperado ese momento.
Sin embargo, ella no pensaba que la cábala nórdica enemiga comprendiera muy bien su naturaleza. Aunque haya sido una coincidencia o algo intencional, ellos atacaron durante ese tiempo de debilidad.
La atacaron en grupo, la golpearon prácticamente hasta que su cuerpo quedara destruido, la arrastraron por el suelo, y la lanzaron a una fría celda. Sus brazos y piernas fueron atados con gruesas cadenas y no le permitían recostarse para dormir.
Ella pensó que la cábala no la había matado de inmediato porque querían algo.
Despreciaban el hecho de que tuviera las cualidades de una Santa y una Valkiria pero tampoco estaban dispuestos a dejar que una especie rara como una Valkiria se escapara entre sus dedos.
Brunhild Eiktobel fue considerada una existencia especial desde el momento en que nació.
Sin pensar en ello, ella creó unos cuantos hechizos que producían efectos especiales que las personas normales no eran capaces de crear.
Las personas de la cábala buscaban eso.
En vez de recurrir a una discusión, utilizaron tortura.
Les gustaban los métodos primitivos. Usaban herramientas de metal para aplastar sus dedos hasta que los huesos estuvieran al límite de quebrarse. Amarraban cuerdas alrededor de su pecho para obstruir su diafragma y llevarla a la sofocación. Cortaban su piel y le frotaban sal sobre la herida. La obligaban a beber grandes cubetas de agua para lastimar a sus órganos internos. La colocaban en posturas tan incómodas que aplicaban molestias insoportables a sus músculos que incluso llegaban al punto de abrirse.
No estaban simplemente intentando reunir información. Disfrutaban de una oscura alegría al hacer eso.
Sus rostros comenzaron inexpresivos y serios, pero mientras avanzaba el tiempo, sus expresiones cambiaron hasta convertirse en sonrisas torcidas como si tornillos sujetando sus rostros se aflojaran más y más.
Ya que Brunhild Eiktobel era una existencia tan especial, las personas de la cábala no la veían como a una compañera humana. Además que Brunhild no podía morir tan fácilmente.
Había dos características especiales en su tortura.
Nunca rebasaban el nivel en el que sus heridas nunca más se curarían como cortarle un dedo o sacarle un ojo.
Tampoco usaban algún tipo de tortura sexual como la violación.
Esas no eran decisiones tomadas basándose en los derechos humanos de Brunhild. Si esa fuera la razón, ni siquiera hubieran comenzado a torturarla.
Más bien se debía a que si pasaban el punto de no regreso, Brunhild “se rendiría”. Alguien que ya no tiene nada que perder no les diría nada. Ya no se preocuparía por el dolor. Para evitar que eso sucediera, las personas de la cábala no fueron más allá de esa línea final. Era como si la estuvieran molestando continuamente con la punta de un cuchillo.
Ninguna parte de su cuerpo estaba sin heridas y de color normal.
Ya había perdido la habilidad de distinguir apropiadamente entre sus emociones.
La tortura comenzaba en la mañana y terminaba en la noche.
Su celda no tenía ventana, no tenía forma de decir si el Sol estaba en lo alto o no, pero no perdió su ritmo diario estándar. Eso se debía a que le llevaban comida a la misma hora dos veces al día.
En la mañana y en la noche.
Justo antes de comenzar las torturas y después de que terminaran.
La comida siempre era llevada a la celda de Brunhild Eiktobel a esas horas. La daban pan duro, sopa pasada, y unos cuantos vegetales. Brunhild a veces sentía ganas de reírse ante el hecho de que se preocupaban por su balance apropiado de nutrientes.
La persona que le llevaba la comida siempre era la misma.
Un chico de 10 años.
Llevaba puesta ropa sencilla y moretones en las mejillas. Además tenía un grillete de hierro en su tobillo derecho. Gracias a eso, Brunhild dedujo que tal vez era alguien o alguien relacionado a otra persona en circunstancias similares a las suyas.
Al principio se comportaba cautelosa.
Sin embargo, ese chico era la única persona con la que podía mantener una conversación real. Brunhild conversaba con el chico, pero no era porque confiara en él. Lo hacía porque era una forma de recuperar la estabilidad mental que perdió al ser toturada constantemente.
Todo comenzó con unas pocas palabras.
Eso eventualmente llevó a algo que excedía lo mínimo que era necesario.
Finalmente, llegó al punto en donde ella mostraba una sonrisa mientras hablaba con él. Era una sonrisa extraña que no era más que una leve distorsión de sus labios que se habían endurecido por la sangre de sus heridas, pero Brrunhild lograba sonreír por voluntad propia una vez más.
Era una sensación extraña.
El razonamiento de que era un simple método para sanar su mente desgastada tal vez no había sido más que una excusa. Tal vez en verdad se sentía agradecida de que hubiera alguien que la tratara como a un ser humano normal.
Pero un día cuando el chico llevó la comida como siempre…
“Lo lamento.”
El chico de apenas 10 años comenzó su confesión.
Había estado siguiendo las órdenes de las personas de la cábala mágica para convertirse en un apoyo emocional para Brunhild. Ya que su mente se había debilitado por el largo período de torturas, los efectos del dolor físico se habían reducido. Al hacer que el chico se adentrara períodicamente en el corazón de Brunhild, su corazón no se entumecería. De esa manera, las torturas seguirían siendo efectivas.
Alguien que se ha acostumbrado al calor no sentirá dolor incluso si toca agua hirviendo.
Sin embargo, si alguien mete la mano en agua hirviendo después de haberla metido en agua helada, se sentirá más caliente de lo normal.
El chico había tomado el papel de “refrescante agua helada”.
Su rol había sido el asegurarse que Brunhild Eiktobel sufriera mucho más.
“Lo lamento.”
La confesión del chico contnuó.
Había maldecido su propia inutilidad que sólo le dejaba como opción el seguir las órdenes de la cábala, pero al mismo tiempo, una parte de él se sentía superior a ella cuando la veía confiando en él incondicionalmente. Con cada acción que tomaba y cada palabra que decía, el corazón de la chica se abría como si siguiera un guión. Eso lo hacía sentirse increíblemente feliz.
“…”
Pero ella no sintió rencor.
Al final, ¿no era el deseo del chico llevarse bien con Brunhild? ¿No quería simplemente reír a su lado? Los culpables eran los miembros de la cábala mágica que se aprovecharon de esos sentimientos y lo hicieron seguir sus órdenes. ¿Por qué ese chico era el que tenía que agachar la cabeza ante ella?
En ese momento, sintió que algo dentro de su corazón se movía.
Hasta entonces, se había rendido en todo lo demás. La cábala que no deseaba otra cosa más que una vida pacífica había sido destruida hace cinco años y ella había sido perseguida constantemente después de ello. Era como si los engranes de su corazón se hubieran bloqueado obstruyendo su movimiento. Ella sintió que la arena estorbando el movimiento de los engranes había sido retirada.
Salvaría a ese chico.
Pelearía nuevamente por esa razón.
Después de eso, Brunhild cambió. Incluso mientras era torturada, se esforzaba para conservar tanta fuerza dentro de su cuerpo como le fuera posible. Contaba los días basándose en sus horas de comida y esperaba a que el poder dentro de ella alcanzara el punto más alto.
Su poder cambiaba como la Luna creciente y menguante.
En números, era más o menos un ciclo de tres meses.
En ese tiempo, el balance de poder entre sus poderes de Santa y Valkiria cambiaba.
Su poder alcanzaría el punto máximo de su lado de Valkiria en unos cuantos días. Si ese poder llegaba a lo más alto, podría romper sus cadenas, escapar de la celda, y ser libre. Podría estirar una mano salvadora hacia ese chico que había sufrido solo por tanto tiempo y lo regresaría a una vida cálida. Eso claramente le daba una razón para vivir. En ese momento, Brunhild tenía que volverse más fuerte que cualquiera en el mundo.
Pero entonces el chico dejó de mostrarse a la usual hora de comer. En vez de eso, uno de los magos que la lastimaban todos los días apareció. Un mal presentimiento creció dentro de ella. El mago llevaba una carta en su mano. Una pequeña carta manchada con algo de color rojo oscuro.
“Ese maldito niño se suicidó.”
Las palabras no tenían mucho sentido dentro de su mente.
No comprendía lo que eso quería decir. Pensaba que era una mala broma. Pensaba que ellos habían distanciado a aquel chico de ella para después decirle esa mentira para afectar su corazón.
Pero parecía que el mago no había creado un plan semejante.
Sonrió y comenzó a abrir la carta manchada de rojo.
“Parece que hablar contigo para adentrarse en tu corazón lo dejó con algo de culpa. Cuando fuimos a revisar esta mañana, estaba tirado en el piso.”
Para hacerla sufrir…
Para hacerle daño…
Para burlarse de ella…
Para sentirse superior a ella…
El mago dejó caer la carta manchada de rojo al suelo frente a Brunhild. La carta cayó en un lugar donde ella podía leerla. Las palabras escritas con pulso tembloroso alcanzaron lo más profundo de su mente.
Decía: Lamento no haber podido salvarte.
Algo despertó dentro de Brunhild en ese momento. Literalmente. Poseía el poder sobrehumano de una Valkiria. Su ira sacó de control ese poder. Los músculos de su rostro se movieron de formas distorsionadas y abrieron su piel en todas direcciones.
Era como si muchas bocas estuvieran abriéndose en ese único rostro.
No era porque odiara a los magos.
No era porque despreciaba la tortura constante.
Lo que quemaba su corazón más intensamente era que el chico que se había suicidado estaba más preocupado por ella que por él mismo al final.
“¡Ee!”
Escuchó el grito del mago.
Brunhild Eiktobel lo ignoró.
Movió sus brazos.
Eso fue todo lo necesario para destruir las gruesas cadenas que mantuvieron inmóvil a su cuerpo por tanto tiempo. Los anillos de metal formando las cadenas volaron como si hubieran sido disparados por un arma. Algunos se incrustaron en los muros y otros impactaron sin piedad en la cabeza del mago. Sangre salió salpicada hacia el cabello y mejillas de Brunhild, pero su expresión permaneció intacta.
El silencio cayó en la habitación.
Entonces ella lanzó un grito que parecía como si fuera a llegar hasta los confines del mundo. Lanzó la gruesa puerta bloqueando su camino con un solo puño y se dirigió al pasillo que llevaba a la base de la cábala.
Todo quedó destruido.
El poder que había sido acumulado para salvar a una vida fue liberado por una razón totalmente diferente.
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