Maru-MA Gaiden 01 Capítulo 5

From Baka-Tsuki
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Todo está bien si termina bien




Yo, von Christ Günter, soy el consejero real de Su Majestad el 27avo Maou y también sirvo como tutor de Su Majestad. Debido a eso, soy consciente de que Conrart llevó el alma de Su Majestad a otro mundo.

¡Sin embargo! ¡No tenia idea de que había pasado algo como esto!

¡Es impresionante es impresionante es impresionante! ¡Ah ¿qué hago qué hago debería hacer eso?! ¿Qué es “eso”?

Ah, decir que no se nada es intolerable.


De haber sido dotada
con los milenios de los pinos,
aquella a quien solía mirar,
partida hacia nunca más,
toda mi pena tendría fin[1].



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Podría huir. Podría traicionar sus expectativas y sus esperanzas tan solo desaparecer.

Sabiendo eso, ¿aun así me encomendarán esta tarea? Hay otros mas calificados y otros mucho mas leales que yo.

¿Por qué tengo que ir? Saben que me hará daño.




El lado derecho de mi cuerpo está extrañamente caliente.

Su oreja y su mejilla apoyadas contra el suelo se sienten como si quemaran. Sus venas están palpitando tan fuerte que parece que fueran a explotar y nota el dolor en la parte trasera de su cabeza. Se encuentra tirado sobre una roca caliente como un cadáver. Cuando experimentalmente intenta mover sus tiesos dedos, se da cuenta que no está sosteniendo nada.

Ah, deje caer mi espada en el camino. Como si me importara.

Con una risa gutural, se obliga a abrir los ojos. Hay lagrimas secas en sus pestañas, como si hubiera estado durmiendo por mucho tiempo.

No tengo un arma. Como si me importara. Con suerte, la primera persona que me encuentre será un ladrón que quiera mi billetera. Si me apuñala y pierdo la vida, no me molestaría en lo absoluto. Tuve suerte de soltar la espada.

Parezco un turista idiota.

Preguntándose si tiene algo de dinero de todos modos, lleva su mano derecha hacia su pecho para tantear el bolsillo. No hay billetes o monedas en él, solo una fría botella.

Ese doloroso, problemático e importante objeto está intacto. Cuando lo toca con cuidado con la punta de sus dedos no encuentra rajaduras o roturas por ningún lado. Suspira con sentimientos encontrados y se levanta sobre los codos.

Lo que hay en su campo de visión borroso es aire seco y una nube de polvo coloreado bajo el sol de la tarde. Una carretera gris corta con una extensión amarilla. En el medio de la ruta agrietada hay dibujada una linea que parece haber sido blanca en algún momento, él está recostado justo encima de ella completamente ileso. El viento se levanta formando ondas sobre el piso alrededor de sus pies.

¿...Sverera? Cuando intenta decir el nombre de un lugar que conoce le ataca la sed. Su voz no sale de manera normal.

Una vibración similar a un temblor y el sonido de una fuerte trompeta se acerca a lo lejos. Cuando mira hacia atrás alarmado ve una caja amarilla gigante andando.

Como ve una figura humana a través de la ventana delantera, se da cuenta de que ese hombre la está controlando. Sin embargo, no hay caballos o vacas tirando de ella y se acerca a una velocidad increíble. Rodando sobre la superficie de la carretera en pánico, apenas logra escapar hacia la tierra arenosa a un lado.

Es una armadura que nunca había visto. Probablemente uno de los tanques militares mas modernos. ¿Así que eso significa que son tiempos de guerra? La caja amarilla pasa por donde estaba y comienza a parar a la distancia. ¡¿Qué es eso?! ¿Se mueve con maryoku o con houryoku? Entonces esto significa que en esta tierra hay gran cantidad de personas habilidosas con el majutsu o houjutsu.

Pensó que seria rodeado por un montón de soldados, pero luego de dejar una pequeña figura atrás, la caja continua andando. Si las manchas marrones que llega a ver son oxido, significa que está hecha completamente de metal. Las ruedas son grises y están cubiertas de polvo, no puede definir de que material son.

La pequeña figura camina hacia él y lo mira desde arriba mientras se sienta. Tiene un extraño sombrero que solo es largo en la parte delantera. Los brazos que asoman de las mangas cortas de su ropa plana son delgados y de piel marrón como la madera añeja. A juzgar por su físico y su expresión inocente, debe tener entre cuarenta y sesenta años. Existe una gran diferencia de crecimiento entre los mazoku así que no puede saber su edad real.   

Lo que más le sorprende es que los dos ojos que le observan son ambos de un magnifico negro.

No, no solo sus ojos, sus pestañas y sus cejas, e incluso el cabello que asoma por debajo del gorro son de un negro puro.

¡Increíble! Vivió toda su vida entre mazokus, pero nunca antes vio un soukoku. Había escuchado que rara vez nacen quienes poseen el negro, incluso entre mazokus pura sangre. Solo se han registrado uno o dos en la larga historia de Shin Makoku.

Ademas, si se puede confiar en las palabras de la sacerdotisa, este no es territorio mazoku. Recibió una misión importante y fue enviado desde su patria a otro mundo después de todo.

—¿Quién eres?

Le habla con pocas palabras, pero no las entiende para nada. El niño de cabello negro se agacha y lo mira a los ojos antes de hablar de nuevo.

—El autobús del colegio no te atropello, ¿así que por qué tienes la mitad de la cara cubierta de sangre? ¿Por que estás durmiendo en el medio de la carretera de El Sahuayo en Julio? ¿Y por qué tienes ropa como la de las películas de Shakespeare que vimos en la escuela? ¿Eres actor en algún teatro?

Como tiene la sensación de que la entonación del niño se eleva al final de las frases, sin duda le esta haciendo preguntas. Pero no entiende los detalles y tampoco cree que su respuesta pueda ser entendible. Viendo que no entiende el lenguaje, sería raro que estuviera en Svelera. Los países con dunas de arena adyacentes a Shin Makoku usan el mismo idioma que los mazoku.

—¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Eres un extranjero ilegal?

—Soy Conrart —dice con voz ronca, pensando que tal vez le pregunta su nombre—. ¿Estabas preguntando mi nombre? Me llamo Conrart. ¿Y dónde es este lugar? ¿En que mundo terminé?

—¿...eres de Escocia[2]? ¿Cómo es que no habla ingles?

—Ah, Conrart o Conrad, cualquiera de los dos está bien.

Luego de preguntar otra cosa que suena diferente a lo demás, el niño se para de repente. Conrart piensa que tal vez le ha insultado por no usar un tono respetuoso. Así que el chico en realidad si es un mazoku de alto estatus.

Si estás enojado conmigo entonces arréstame o mátame.

Sin embargo, la expresión en el rostro tostado del chico es desconcierto, no enojo.

—Así que no entiendes español tampoco. De verdad eres extranjero. Sígueme, tu cara esta cubierta de sangre y si duermes en un lugar como este vas a morir.

El chico toma su brazo por la fuerza. Los dos pasan una señalización redonda y caminan hacia el sol. El herido, tambaleante por la sed, cae hacia adelante varias veces.

Un sonido y una vibración como la de antes se acerca. Antes de que el vehículo de metal se detenga cerca de ellos, el niño se saca el sombrero azul y se para en puntas de pie para cubrir la cabeza de su compañero.

—Ey, Carlos.

—Hola.

La caja es bastante pequeña esta vez. Dos adultos se sientan uno al lado del otro y el área delantera está completamente llena. La parte trasera es un compartimiento a modo de deposito sin techo, allí hay amontonadas herramientas sin forma las cuales no parece ser armas, equipo de granja o para la construcción.

El hombre bigotudo que sostiene el timón redondo del vehículo saca la cabeza por la ventana.

—¿Vas para tu casa? ¿Quién es este hombre blanco que esta contigo? No se ve gente como el por aquí.

Siente el nerviosismo del chico mientras aprieta su brazo con mas fuerza. No puede entender la conversación, pero Conrart se da cuenta que deben estar halando de él.

—Es un cliente de nuestro negocio. Lo estaba llevando ahí.

—¿Un hombre con media cara ensangrentada?

—...Es nuestro cliente.

El hombre levanta sus labios y se forman arrugas en su barbilla. Luego apunta hacia atrás con su pulgar y mete la cabeza de nuevo por la ventana.

—...Esta bien, no voy a preguntar. Pueden subir atrás si quieren. Te tomará veinte minutos llegar allá a pie.

—Gracias.

Mientras suben a la caja de la camioneta, el niño susurra a Conrart aunque sabe que no puede comprenderlo. Debe haberle parecido decaído al estar tan confundido.

—No hay problema con los hermanos Owen. Sus padres están esperando su turno en Nueva York así que no van a ser malos y reportarte a inmigraciones ni nada.

Sin embargo, la razón por la cual Conrart se encuentra confundido no es porque sospeche de ellos. Está completamente atónito.

Tanto el cabello como los ojos del niño que conoció primero como el de los crudos hombres que se detuvieron son de un negro puro. Siendo un residente de Shin Makoku donde los soukokus son preciados, es imposible no entrar en shock.




Considerando que este pesado vehículo de metal se mueve con magia, los hombres sentados en el asiento del conductor están cantando en voz alta despreocupadamente. Luego de cantar la misma canción dos veces llegan a una ciudad con muchas edificaciones pegadas muy juntas.

Luego de una breve inspección, ve que no hay ningún edificio de más de tres pisos y no hay nada parecido a un castillo, la mansión de un lord o un fuerte. Solo la edificación en el centro de la ciudad con el techo triangular tiene puertas solidas como para protegerse. Tal vez la cruz de madera en la cima apuntando al cielo es el símbolo de la ciudad.

En un pequeño refugio con un techo blanco cerca de la entrada, una persona vieja duerme en una silla mecedora de madera al final de una escalinata. Su cabello, barba y cejas son completamente blancos. A juzgar por su apariencia, fácilmente supera los cuatrocientos años.

El chico trota hacia una callejuela como escondiéndose. Luego de avanzar por este camino trasero durante un rato, para frente a la puerta de entrada de una pequeña y sombría casa. Debe ser porque el aire es seco, pero este lugar a la sombra es mucho mas fresco que afuera.

Al principio, Conrart cree que es un establo o un lugar parecido, pero como hay un vehículo de metal se da cuenta de que es un deposito. Pensar que se le dan tanques de guerra hasta a los civiles. ¿Así qué la apariencia frágil de la ciudad es una tapadera para desorientar a los enemigos?

—Ma.

Cuando el chico entreabre la puerta que lleva mas adentro la luz entra por la rendija. Al otro lado de la pared hay varias sillas alineadas y comida y bebida servida en las mesas. No hay muchos clientes, pero este lugar probablemente sea un restaurante.

Un tanque militar en la parte trasera de un restaurante. Eso es inseguro para ellos, ¿o tal vez debería decir poco cauteloso?

—Carlos, ¿por que entras por el garaje...?

—Este tipo se desmayó. Le sangra la cabeza y no entiende lo que le digo. Y parece que nunca ha visto un autobús del colegio o una camioneta. Puede que sea de un país muy muy lejano... o se pego muy fuerte en la cabeza. Tal vez es amnesia como en la TV. ¿Papá siempre lo decía, no es así? “Nunca olvides la generosidad que recibimos de este país. Los débiles tienen que ayudar a los débiles...”

—Así es.

La mujer que parecer ser la madre palmea el hombro del niño que comienza a caminar y voltea en dirección a Conrart. El cabello atado de forma suelta sobre su cuello, las finas lineas de sus cejas y sus ojos son probablemente negros también, aunque no podía estar seguro con la luz detrás de ella. Ha pasado poco tiempo, pero ya siente como sus valores están a punto de cambiar.

—Vigila el lugar.

Dejando a su hijo encargarse de la tienda, la mujer hace sentar al hombre herido y trae una vieja lata de adentro de su casa. Cuando sus dedos están a punto de tocar su mejilla, Conrart se aleja por reflejo y lleva la mano diestra hacia su pecho.

Trata de proteger el objeto que le han confiado.

—¡¿Tienes un arma?!

Dándose cuenta de que ha hecho sobresaltar a la mujer baja la mano derecha lentamente. No hay forma de que esta mujer sepa sobre su misión y de seguro que no entiende cuan importante es el objeto que lleva encima. Si fueran a robarlo, el hijo lo hubiera intentado hace mucho.

—Esta bien. Hasta que estés curado no voy a decir nada al sheriff o a inmigraciones, así que déjame ver tu herida. El lado derecho de tu frente está todo rojo. Es increíble que tus ojos estén abiertos.

Cuando limpia la sangre superficial, ve que tiene un corte diagonal en su ceja derecha. La herida aun está abierta y nueva sangre comienza a brotar.

La sangre en la herida aun no comienza a coagular.

—¿Entonces no ha pasado tanto...?

Recuerda cuando le hicieron el corte. Y por supuesto que al dueño de la espada también. Justo luego de eso fue enviado apresuradamente fuera de Shin Makoku por el conjuro de la sacerdotisa.

—Te quedará una cicatriz si no te dan puntos. Si solo tuvieras un numero de obra social, al menos podría llevarte a ver al doctor.

Luego de despedir a los clientes, el niño regresa con una botella de agua.

—No entiende nada de lo que decimos. Ni siquiera puedo preguntarle como se llama. Oye tú, soy Carlos. Mi madre se llama Keisha.

Se toca el pecho y el hombro de la mujer mientras repite Carlos, Keisha. Parece que esos son sus nombres. Conrart está a punto de asentir levemente, pero una pequeña sombra moviéndose cerca capta su atención. No se detiene hasta chocar con su rodilla.

La niña que tiene una expresión mas cristalina que la de su madre y su hermano se cuelga de su pierna y le habla coquetamente. Parece tener alrededor de treinta. Él se ríe tanto que se ahoga.

—Esta es mi hermanita, Niki. Tiene tres años.

Carlos, Keisha, Niki. Eso es todo lo que entiende.





Al restaurante parece estar yéndole bien y dentro del local por la tarde, que está lleno con tan solo quince personas, se llena de ruido.

Keisha se ata una tela roja a cuadros alrededor de la cintura y corretea alrededor del negocio como un ratón. Cuando creías que estaba trabajando en la cocina, pasa por entre los clientes con platos y alcohol. Su hijo Carlos toma las ordenes mientras vigila a su hermana para asegurarse de que no hace nada peligroso.

Conrart los observa sin prestar mucha atención mientras se queda sentado entre la cocina y el garaje. En su patria se les hubiera prometido un estatus más alto que el de las diez familias nobles solo por ser soukokus.

Ciertamente estarían en peligro apenas pisaran fuera del territorio mazoku. Sin embargo, aquellos que se quedaran dentro del reino serian capaces de gozar de una vida sin nunca realizar nada parecido a una labor manual. Entonces, ¿cómo es que esta madre e hijo trabajan así? No es nada diferente a una moza en el bar del pueblo. Aunque le gritan los clientes enardecidos ella se las arregla sin enojarse.

Se ha dado por vencido en contarlos, pero hay bastantes clientes que también tienen cabello negro. En el reino el color de pelo mas común es el rubio, también hay muchos hombres con cabello marrón como el suyo, pero aquí una de cada tres personas tiene cabello negro desde las pestañas hasta la barba y el color de su piel es como el del pan bien tostado[3].

—¿...Dónde es esto? —pregunta a nadie en particular y lleva la vista de nuevo a la pequeña botella apoyada en el estante. Al darse cuenta de que estaba a salvo cerca de un tanque militar, la sacó de su bolsillo cuando se cambió la ropa.

La cristalina botella alta como un dedo está cerrada con una tapa de augita[4] verde y porta una luz blanca azulada dentro. La esfera blanca que atrae la atención es del color de una nube que solo podrías ver en un sueño.

¿Es este el fin del mundo en el lugar llamado Tierra dónde se supone que vive la persona a la cual tengo que entregarle esto? De ser así, ¿a donde debo ir desde aquí? ¿A quién debo encontrar? ¿Qué debo hacer?

Se escucha el sonido de la porcelana al romperse y el llanto de un niño pequeño. Parado frente a las piezas rotas en el piso, Carlos reta a su hermana. Probablemente fue victima de un ataque sorpresa de ella mientras lavaba los platos.

La madre frunce las cejas.

—¿Carlos?

—Niki está bien. Corrió contra mi así que me sorprendió...

—¿Estabas distraído mirando la TV, no es así?

—...No.

Conrart se levanta lentamente y abre el botiquín medico de lata que Keisha tenia hace un rato. Coloca la botella con cuidado sobre una tela blanca esterilizada.

Están muy ocupados.

No debe estar pensando bien debido a su fatiga, pero no parece que vaya a ser capaz de dormir pronto. Si ese es el caso, debería trabajar un poco sin comportarse débilmente y ganarse una comida.

Bordeando a los hermanos, se para delante de la pileta poco profunda. Girando este tapón sale el agua y el jabón que hace espuma en la esponja está en esta botella.

—¿...Estás bien, quiero decir, tu herida?

Él solo se encoge de hombros. El chico no pregunta nada mas y levanta a su hermana para llevarla a la casa. —La llevo a dormir.

La cocina está bien apartada y solo la mitad de su espalda es visible para los clientes. Pero igual, su vida no es tan importante como para preocuparse porque que alguien juzgue su apariencia.

Al voltear el cuello para mirar hacia atrás, hay una caja del tamaño de un moisés un poco inclinada. Mas o menos la mitad de los hombres tienen la vista puesta en ella, el resto juegan cartas y se divierten con conversaciones ligeras.

No sabe exactamente quien es el que está llevando a cabo esa clase de magia, pero hay una imagen que se mueve dentro de la caja. Un hombre con un sombrero rojo abanica un palo aunque no hay ninguna presa a su alrededor y de repente se escuchan clamores. Un hombre joven con un uniforme diferente corre por la vegetación. Parece que levanta una pelota que rueda con un guante grande y deforme.

¿Que clase de historia es la de esta obra? De verdad que hay usuarios de majutsu con bastante tiempo libre.

Cuando Keisha vuelve a la cocina hace un breve comentario, pero sabiendo que él no va a entender continua en silencio con su propio trabajo. Preparar la comida parece sencillo una vez que ella recibe una orden, así que se ve que ha cocinado mucho antes de abrir el negocio. La mayoría de las cosas incluyen legumbres, papas y cebollas, y parece que hay menos clases de carne que en su tierra natal.

Conrart continua fregando los platos para cuando el chico regresa, y cuando ya no hay mas por lavar incluso fríe unos huevos en un excelente despliego de aprendizaje por observación. Recuerda cuando era su turno de cocinar en los campamentos a marcha traviesa he intenta mezclar los tomates triturados con los fideos cortos. Es para que él o el chico lo coman, pero se arrepiente de haber derramado un poco sobre su ropa prestada.

Al lado del teléfono verde brillante hay una foto de un chef.

—Ese es papá —dice Carlos con una voz un tanto triste mientras pela una cebolla—. Murió hace tres años.

Un hombre joven grita y patea una silla cerca de la ventana que da a la carretera. Con un brazo grueso cubierto de vello rubio agarra del cuello a la camarera. Keisha hace una mueca de dolor, pero no saca un arma o trata de defenderse.

—Son esos tipos de nuevo...

Haciendo a un lado al niño mientras avanza, Conrart cruza el pasillo de una larga zancada. Si le está poniendo la mano encima a una soukoku eso significa que es un tonto de un país extranjero que fue timado con el absurdo rumor de que uno puede ganar la inmortalidad tomando posesión de esa persona.

—Suéltala.

Trata de dar una advertencia solo por si acaso, pero como sus palabras no pueden ser entendidas de todos modos, toma el brazo del hombre y lo quita de en medio.

Keisha se agarra la garganta y tose ásperamente, colocando una mano sobre el pecho de su invitado extranjero. —Esta bien, estoy bien. Vuelve al fondo.

—¡No he terminado! ¡Ey, ¿quien es este tipo vendado?! ¡¿No te alcanzo con hacer que mataran a tu marido, así que ahora andas con este chico?!

No esta seguro de si la mesera está siendo insultada, pero permitir que alguien le grite a una mujer es repugnante. Tuerce el brazo del hombre tras su espalda y lo tira fuera de la puerta.

Con una expresión que da a entender que no le importa para nada ese hombre, Keisha tira de la ropa de Conrart y repite apresurada. —Está bien! Rápido, ve adentro. Apresurate y escondete en la habitación de los niños. El ayudante del sheriff anda por aquí. Si te ve, te van a arrestar.

Hace rato que el cielo se ha puesto negro y la carretera está iluminada por la luz de todas las casas. Hay solo un par más de negocios abiertos ademas de este, un hombre joven sale de un almacén sosteniendo una bolsa de papel y camina hacia ese lugar. Tiene una inapropiada barba de varios días y viste sombrero de ala ancha incluso siendo de noche, e incluso lleva una estrella en el pecho.

—¿Pasa algo, señora?

—Buenas tardes, sheriff. No, no pasa nada. Un cliente borracho solo se estaba quejando.

—¿Eran esos tipos de nuevo? ¿Traían alguna clase de drogas encima?

—No, no se nada de eso. Simplemente no les gustó lo que cociné.

Keisha intenta mantener las apariencias mientras empuja a Conrart de nuevo adentro. Los hombres jóvenes que causaron todo el revuelo debían ser un tanto sospechosos porque desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. El joven con la barba de rastrojos mira al recién llegado y le hace una pregunta directamente a él en vez de a la mujer.

—No te he visto nunca antes. ¿De dónde eres?

—Em, acaba de llegar y se está quedando en nuestra casa. No es un chico de alguna ciudad cercana, así que no lo podrías recono...

—Le estoy preguntando a él, señora. Ademas, no había ningún nombre que no reconociera en el listado del autobús interurbano. Si no supone ningún problema entonces está bien. Así que, ¿cual es tu nombre y de dónde eres?

—Hector, él es sordo...

Un vehículo celeste que pasa a una increíble velocidad de repente da marcha atrás con un sonido extraño y para frente a la tienda. Luego de abrir la puerta bruscamente de un golpe, el delgado conductor sale tambaleando. Darle un tanque militar a un soldado inexperto como este es un error, murmura Conrart para si mismo sin pensar.

—¡Ey, perdón, llego tarde!

Luego de presenciar esta llegada tardía con cara de saberlo todo, tanto Keisha como Rastrojos están sorprendidos. El único que no entiende lo que él dice es el aludido Conrart.

Bata blanca, anteojos, lineas de risa.

Su cabello negro que ha dejado crecer unos cuantos centímetros demasiado largo está flojamente atado hacia atrás, pero no parece funcionar, ya que varios manojos cuelgan sobre sus mejillas y frente. Realmente parecen una molestia y es irritante.

La persona anormalmente delgada que usa bata blanca engaña hábilmente a Keisha y Rastrojos y mete a Conrart en su auto. La razón por la cual él obedece en silencio al hombre de la bata, incluso si no puede entender que es lo que dice, es que le muestra una familiar botella dentro de la caja de madera que tenia bajo el brazo.

La augita que sirve de tapón es distinta, pero la luz que brilla con fuerza y calma dentro es sin duda alguna un “alma”.

Así es, un alma.

Por varias razones, ha llegado al final de su vida y es un alma pura esperando su próxima vida. Es un alma que no pertenece a nadie y que tiene todos sus pecados e impurezas completamente borrados antes de ajustarse a una nueva vida como otra existencia.

Como soldado de Shin Makoku, Lord Weller Conrart obedeció la palabra de Shinou y trajo esta valiosa alma que se convertirá en el próximo Maou a este mundo tan distinto y lejano.

Aunque, aun no sabe si este lugar es el destino correcto.

Mientras avanzan derecho, disfruta inesperadamente el viajar en este vehículo. En vez del balanceo y los chirridos peculiares de un carruaje, su cuerpo se va hacia adelante y atrás cuando toman una curva, pero si puede moverse así de rápido vale la pena soportar un poco de incomodidad.

—Ah, lo siento, estaba yendo demasiado rápido. Como sea, es pequeño, pero por favor pasa y siéntete como en tu casa.

El hombre de la bata blanca destraba la puerta de un edificio que parece una oficina y empuja una protuberancia saliendo de la pared. Tan pronto como lo hace, una luz blanca ilumina desde el techo.

Pensando que este hombre también puede usar magia, Conrart deja caer sus hombros supersticiosamente. Así que este no es un país el cual puedo visitar casualmente sin una espada o maryoku.

Las paredes repintadas son celestes y hay dos sofás alineados juntos. Hay una de esas cajas con pinturas que se mueven, pero su superficie está gris y no hay ninguna luz o sonido proviniendo de ella. Cuando abre la puerta del interior, la pequeña habitación al otro lado es toda blanca con repisas, un escritorio y una cama inusualmente alta. La habitación entera está inundada con olor a medicina.

—Este es el consultorio. Puede que no lo parezca, pero soy algo así como un doctor. Pero aunque diga eso no me vas a entender. Tenemos que hacer algo respecto a tu problema con el idioma, ¿eh?

Es un poco mas pequeña que la anterior, pero hay una caja blanquecina sobre el escritorio. Hay varias mangueras saliendo de la parte de atrás. Sobre la parte de arriba hay tres figuras paradas a cierta distancia una de otra. El bajito y corpulento con el casco rojo y la armadura parece especialmente malvado. Probablemente es para ceremonias mágicas.

—¡Ah! No toques mi Gelgoog[5], ¿ok?

El hombre demasiado delgado se retira a la habitación adjunta apresurado y vuelve con una caja marrón oscura. Lo que saca de adentro son unas impresionantes orejeras. Si pusieras algo tan pesado sobre tus orejas se te haría muy difícil marchar en invierno. Incluso si son geniales para el frio, ¿la soga y el palo que salen y cuelgan del lado izquierdo no estorbarían?

Las arrugas de la risa del hombre de la bata blanca se pronuncian más mientras lleva el palo a sus labios y dice claramente. —No toques mis model kit de Gundam.

Entonces le entrega las orejeras e indica que debe ponérselas. Cuando se las coloca con cuidado en su cabeza y tocan sus orejas, una docena de lenguajes fluyen sucesivamente.

—Guau.

—Eh, ¿no sirve?

El hombre parece decepcionado mientras lo observa quitarse el aparato por reflejo. Parece creer que el problema se resolvería así como así.

Pensar que también existen cosas parecidas a los inventos de Anissina en este extraño territorio.

—Bueno, no hay opción. Siéntate aquí en la camilla. Ahora ponte los auriculares de nuevo. Ah, deja tu objeto importante cerca de tu almohada.

Como gesticula todo con las manos parece que está bailando una coreografía. Pensando que no tiene caso resistirse llegados a este punto, Conrart se sienta en la cama como le indican y se pone de nuevo las extrañas orejeras.

—¡Lección 1[6]!       Cuando el hombre de la bata blanca conecta la cuerda a una caja, una energética mujer comienza a hablar de repente.

—¿Oola coo mo es-tas? Hola, ¿como estás? Es-tooy bi-en guracias. Estoy bien, gracias.

—Voy a lograr que aprendas inglés exhaustivamente en una sola noche.

Gradualmente se hace mas fuerte. Su cabeza se siente como si se fuera a partir al medio. Y aun así, no hay piedad en la voz de la mujer.

—Sooy Piita. Soy Peter. ¿E...res Piita? ¿Eres Peter?

Por favor para, ¡sho no sooy piita!




¡¿Me está diciendo que esta es la voluntad de Shinou?!

¿Qué yo lleve el alma del próximo Maou a otro mundo?

Con el cabello plateado desparramado por el piso pulido, la sacerdotisa de Shinou responde con una expresión en blanco. Su boca definitivamente sonríe, pero no muestra la mas mínima amabilidad.

—Decidir si esta alma será el siguiente Maou y si vivirá en un mundo incluso mas allá del control de Su Majestad es el deseo de Su Majestad Shinou. Lord Weller Conrart, encomendarte esta labor es también la palabra misma de Su Majestad.

Incluso si ese es alguien que murió hace miles de años.

Conrart reprime el sentimiento de duda que de manera obstinada ha aflorado en su mente. Todos tienen esa duda en algún momento, como es que el difunto Su Majestad puede hablarle al reino.

—No, no hay nada de malo en dudar. Para alguien que ha sido herido como tú lo estás, es algo aun mas difícil de creer con tus emociones desviadas. Seria bueno si pudiéramos decirte como es que el espíritu de Su Majestad se comunica con nosotras incluso si ya ha fallecido. —El tono de la sacerdotisa es calmo, suave y no posee simpatía alguna—. Incluso si dudas de la existencia de Su Majestad, aun así te encomendamos esta alma. Ya que ese es el deseo de Shinou y él único camino correcto.

Su imagen se refleja en la inmaculada superficie del piso de mármol. Es una imagen lastimosa de si mismo por la cual solo puede sentir pena y arrepentimiento mientras agacha la cabeza, sin el coraje de vivir, o la voluntad de morir.

Ahora que lo piensa, no ha sentido ira desde hace algún tiempo.



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 —...Podría huir. Podría traicionar sus expectativas y esperanzas tan solo desapareciendo con esto. O tal vez incluso romper esta botella contra una roca, tomar la luz parpadeante y dársela a alguien que yo quiera. ¡Y no seria impensable para mi el criar a ese niño como crea conveniente y manipular el poder que posee un Maou para derrocar a este reino!

—También podrías acoger este alma y entonces finalizar tu vida con tus propias manos. —Sin mover ni un mechón de cabello plateado, la sacerdotisa sonríe apáticamente—. Si eso es lo que deseas, que así sea. Nosotras solo te comunicaremos las palabras de Su Majestad Shinou. Dudas de la existencia de Su Majestad, pero en el pasado han habido muchas personas que han escuchado su voz.

Nunca había oído de eso.

—Si, Su Majestad Shinou también se reunió con Lady von Wincott.

Conrart no es lo suficientemente valiente para levantar su cabeza, así que continua observando su reflejo.

—Antes de que Suzanna Julia muriera, he escuchado que conversó brevemente con Su Majestad y aceptó contenta que su alma se convirtiera en el siguiente Maou. Sin embargo, ella solo tuvo un deseo... La figura reflejada en el piso de mármol cae violentamente hacia adelante. Conrart, de rodillas sobre la piedra fría, se cubre la cara con sus manos llenas de cicatrices. —...que su alma fuera entregada a ti.





—Je t’aime mon amour Peter[7]!

Conrart grita y se para de golpe ante la sonora confesión de amor.

—Oh, lo siento, lo siento. Pasó del Discurso de Gettysburg[8] a la Declaración de los Derechos Humanos de Francia y a francés.

—¿Francés? La República Francesa: tamaño, aproximadamente 544,000 kilómetros cuadrados; población: aproximadamente 56 millones; capital del país, París; clima de la costa Oeste, oceanic... ¡¿Que es esto?!

—¡Impresionante! ¡Ya ves lo que es un producto de la NASA! Eres un hablante nativo en una noche. Esto en realidad fue hecho para los aliens, pero parece que funciona en humanos también.

Hay luz fuera de la ventana y se ha vuelto mas cálido dentro del consultorio. La diferencia de temperatura entre el día y la noche en el desierto es intensa.

Apenas es medio día y el incremento en la temperatura seguramente se volverá una molestia pronto.

Conrart abre la tapa de la pequeña caja de latón junto a su almohada y revisa que el objeto que se le ha encomendado siga dentro. Luego hace un paneo de la habitación con cuidado y mira sus brazos y piernas. Cuando termina, por fin se enfoca en el hombre de la bata blanca frente a él y admira sus lineas de la risa.

—...Siempre estas de buen humor, ¿no es así?

—¡De verdad que ahora puedes hablar inglés ! ¡Es increíble! ¿Entiendes lo que estoy diciendo?

—¿...Eres Peter?

—No, no, no, no soy Peter. Soy José Rodríguez. No Noboribetsu, Rodríguez[9].

—Hola, Sr. Rodríguez. ¿Como está? Soy Weller Conrart... ¿Cuanto tiempo mas debería seguir escuchando esto?

Rodríguez empuja hacia arriba sus anteojos y revisa un par de documentos sobre el escritorio. —Oh, ¿Conrart es tu apellido[10]? Perdón, me equivoqué y anoté Conrart Weller. Pero de todo modos, tendrías dificultades sin un numero de seguro social así que me adelante y te preparé una credencial. Ah, y este es una tarjeta American Express Gold para los gastos de tu viaje.

—¿Quién eres? ¿Por qué tienes la misma cosa que yo? ¿Cómo es que sabes sobre mi y por qué puedes usar esa clase de magia?

—Mm, bueno, pero si que te has animado. —El anormalmente delgado doctor saca sus propias conclusiones y voltea hacia una antigua computadora—. En realidad me gustaría tomar el desayuno antes que nada. Suturé el corte junto a tu ojo mientras dormías, estaba sangrando mucho y si hubiera sido un centímetro mas hacia la izquierda, definitivamente hubieras quedado ciego. De ser así, no hubiera sido capaz de hacer nada. Soy el único doctor de esta ciudad, e incluso si estoy a cargo de esta clínica solo tengo el equipamiento mínimo y no me especializo en cirugías. Bueno, entonces, aclaremos tus dudas, ¿quieres? Lo primero que probablemente quieras saber es donde estas. Mira aquí.

Conrart se desploma en una silla cercana, mareado a causa de sus súbitos movimientos. Están justo en la posición correcta para una consulta entre doctor y paciente. Rodríguez apunta al centro de la pantalla.

—Este es un mapa de la Tierra y este es el continente Americano. Mira bien, ¿ok? Bien, esto es una ciudad llamada El Sahuayo[11] justo en el borde con México, en el estado de Nuevo México, en Estados Unidos. ¿Entendiste todo eso?

—¿De casualidad te especializas en pediatría?

Rodríguez junta las manos aplaudiendo exageradamente sorprendido y sus lineas de la risa de profundizan. —Pero si acabas de leerme la mente, ¿a que si? ¡Es increíble! ¡Los mazokus del otro mundo de verdad pueden usar magia!

—Tú eres el que puede usar magia.

—¿Qué? Mover cosas y leer la mente son cosas hace la gente con poderes extrasensoriales, no los mazoku. Todos los mazokus como nosotros que viven alrededor del mundo llevan vidas honestas y se tienen que esforzar bastante.

¡¿Eh?! ¿Entonces qué era ese novedoso tranque militar? Como es que esa caja con pinturas que se mueven y las luces estridentes...

Como una represa que se rompe, una catarata de ideas y teorías inundan su mente. Oh, un auto. Oh, televisión. Oh, electricidad. Ford, Japonés, Edison, Einstein, Graham Bell, Honda, Souichirou... ¿qué es eso?

—¡Conrart, cálmate por favor!

—...al menos tengo que verificar que eres un mazoku de la Tierra. Siendo que tu cabello y ojos son negros, debes ser un noble de alto rango.

—Bueno, ese comentario es simplemente racista. No es bueno juzgar a la gente por su apariencia. Soy una persona completamente normal y aun mas importante, los mazokus no tienen rangos. Hay una gran cantidad de humanos con cabello y ojos negros en la Tierra.

—¡¿Humanos?! ¡¿Este no es un país mazoku?!

—Como dije antes, esto es Estados Unidos de América. Es un lugar donde puedes encontrar todas las razas.

Debería ser obvio, no había ninguna información sobre los mazoku entre los datos de la NASA. Siendo que podría tomarle otra noche escuchar la historia completa, se dio cuenta que era mejor preguntar solo lo esencial.

No hay un país solo de mazokus. Están desperdigados por el mundo y viven normalmente como los humanos. La razón por la cual viven de ese modo es porque los mazokus de la Tierra no poseen ninguna habilidad especial que destaque. Algunos tienen mejores reflejos y exceden sus propias características individuales, pero la vasta mayoría tienden a vivir solo un poco mas que lo usual y no hay mucha diferencia en su apariencia o habilidades comparados con los humanos.

—Incluso algunos pasan su vida entera sin enterarse que son mazoku. En mi caso, mi madre decidió salir del closet[12] así que lo he sabido desde que era un niño. Los mazokus que han vivido mas y tienen mas experiencia son capaces de decir a primera vista si alguien es mazoku o no. Incluso en tu caso, Justin, que vive cerca de la entrada, me llamo y me dijo que “vino un mazoku con cabello diferente”.

—Ah, ese hombre viejo que parecía de mas de cuatrocientos. Así que él era mazoku, no humano...

Golpeteando su lapicera en el escritorio, Rodríguez dice divertido, —Justin tiene ochenta y dos.

—...Espera, no hay forma de que sea mas joven que yo...

—¿Eres tan viejo? Luces como un apuesto chico de secundaria por donde se te mire.

Mientras Conrart está sentado bajo un indescriptible shock, el doctor continua y dice algo que es como patear a alguien que ya ha caído al suelo.

—Los Ortega de la casa donde te quedaste anoche, Keisha y Carlos, son humanos cien por ciento inmigrantes de México. Así que incluso si les dijeras sobre tu misión, no creo que entenderían. Oh espera, nonono, ¡no solo eso! Absolutamente no puedes decirle a nadie que eres mazoku. La gente de por aquí son católicos devotos así que si escuchan que eres un mazoku pensarán que eres un demonio con cuernos[13]. Los demonios tienen mala reputación después de todo. Parece que han hecho muchas cosas malas.

—¿...Shinou está enviando al alma de Julia a un lugar como este...?

Estirando su encorvada espalda, Rodrigue abre un cajón cerrado con llave y saca la caja de madera que vio anoche. Una esfera perfecta que emana continuamente un peculiar resplandor blanquecino azulado descansa dentro de la pequeña botella tapada con una augita roja.

—Así que la tuya solía ser Julia. Esta persona solía ser Christine, pero por varias razones ha quedado a mi cargo. De hecho, quienes fueron en sus vidas pasadas y cosas complicadas como esas deberían desaparecer, pero... parece que ambas son especiales... En todo caso, mi trabajo termina luego de presentarte con Bob y entregarte a la ex Christine. Hablando de eso, Bob fue a Costa Rica por una emergencia y no puede volver hasta dentro de una semana. Los negocios son difíciles incluso si eres el Maou. Siempre anda hablando de lo lindo que seria poder usar majutsu para clonarse.

Bueno, eso es una técnica ninja, no magia.

Cuando finalmente logra escapar del Dr. Rodríguez, que quería ponerle una intravenosa, el sol ya está alto en el cielo.

Parece que tengo que pasar el tiempo en esta ciudad hasta que el Maou de la Tierra llamado Bob regrese al país. ¿Pero referirse a Su Majestad el Maou solo como “Bob”? De verdad es legítimamente una organización secreta.

—La palabra “legítimamente” me viene a la mente naturalmente

De acuerdo con el doctor, ¿supongo que eso significa que estoy en el proceso de convertirme en un hablante nativo?

No le es posible solo quedarse sentado en el consultorio, así que deambula hacia la ciudad sin prestar atención . Por ahora debería conseguir algo para comer y pensar donde quedarse. El Sahuayo es una ciudad pequeña, así que no debe tener un hotel u hospedaje. El doctor dijo que podía quedarse en la clínica. También dijo educadamente “No soy gay, ¡así que no te preocupes!”, pero es obvio que no está interesado en gente del mismo sexo solo viendo los posters de mujeres hermosas en sus paredes. Había cinco.

Toma cinco minutos llegar a la calle principal y es una distancia que un hombre de ochenta con una herida en la frente podría lograr hacer, pero el calcinante sol y las nubes de polvo debilitan su fuerza despiadadamente.

Dejando la calle principal para escapar del clima, camina por una callejuela con poca sombra. Atraído hacia un familiar garaje entra en la fría edificación. Conrart pasa la mano sobre el suave borde del auto y se ríe de si mismo. Pensó que era un vehículo de envergadura pesada, pero solo es para uso cotidiano.

—¿Hay alguien ahí?

La voz de Keisha, que solo eran sonidos el día de ayer, ahora se ha convertido en verdaderas palabras. Cuando reconoce a Conrart, la camarera se apresura como si trastabillara. Al otro lado de la puerta abierta hay un calmo y pacifico ambiente de restaurante a la hora del almuerzo.

—¿Estás bien? ¿Alguien te hizo algo?

Ella lo toma por los hombros y no lo deja ir. Aunque sabe que es de mala educación, sin querer él se ríe forzadamente de su actitud agitada.

—Lamento haberlos molestado anoche.

—Está bien no tienes que... Oh, entiendes.

—Me ha vuelto la memoria. —Es una excusa que se le acaba de ocurrir en el momento—. Vine a ver al Dr. Rodríguez, pero me robaron la billetera y la tarjeta de crédito en el camino. Termine teniendo que hacer dedo, pero de todas las personas que me podían tocar, el conductor del auto que paró era gay. Intento algo conmigo, por eso entré en pánico y salté del auto en movimiento golpeándome la cabeza, lo cual me dio amnesia temporal.

Dentro de su cabeza está gritando “¡Que te parece eso!” en pose de victoria. Logró juntar información del estado actual de América de los datos que obtuvo e intentó mentir usando eso.

—Aunque una buena persona sigue siendo una buena persona —agregó.

—Bueno... supongo.

—Pero gracias al Dr. Rodríguez y la NASA, tengo de vuelva mi tarjeta de crédito y mis recuerdos.

—Bueno... el poder del espacio es impresionante...

¿Por que tiene una expresión tan afligida?

—Es verdad, ¿has recordado tu nombre también?

Juzgando con el método de cálculo que acaba de aprender, esta mujer debe estar en sus treinta. Ayer pensó que era mas grande que él, pero esto significa que es en realidad bastante menor. Cuando Conrart está a punto de responder su pregunta, una niña choca contra su lado con todas su fuerzas.

—¡Conraaad!

—Niki, ¡¿cómo sabes?!

—¡El Sr. Justin me dijoo!

El viejo saluda medio dormido desde una mesa en el medio de la tienda.

Cargando una bandeja con pan y huevos en su mano derecha y una botella de cerveza para el hombre en su izquierda, Conrart se le acerca.

—He oído que ha sido el que me descubrió.

Justin apenas abre un ojo y espía la botella verde. Limpiando lentamente la escarcha con el pulgar, toma un trago como lo haría un hombre grande.

—Bueno, luego de vivir tanto se aprende a ver la diferencia en el cabello.

—Soy mas viejo que tu, pensé que todos en esta ciudad eran mazoku.

—Eso es interesante. —El viejo ríe tan fuerte que parece que se le va a salir la dentadura de lugar—. Asi que también hay gente que tiene vidas inútilmente largas.

—Que duro.

—Bueno, ya sea que tengas una vida larga o una corta, lo que importa es lo que puedes hacer antes de morir. Si mueres inútilmente, entonces tendrás remordimientos y no serás capaz de volver a ser un alma buena.

—¿Remordimientos?

—Si. —Tomando un largo segundo trago, Justin rueda sus ojos cerrados—. Todos tienen uno o dos remordimientos. Si los tienes y mueres, tu alma no se volverá completamente redonda. Por eso casi no hay almas perfectamente redondas, que no estén algo rotas. Si por casualidad consigues una, tienes que tratarla con mucho cuidado.

Mueve la mano para agarrarse el pecho. Sin embargo, si hiciera eso en este lugar, le indicaría a todos que tiene algo en su bolsillo. ¿Que tanto sabe este hombre? ¿Tanto como Rodríguez?

—¿De que estas hablando?

Bajo sus cejas completamente blancas, las arrugas en la piel seca cambian.

Los puntos en su herida comienzan a doler de repente y Conrart hace una leve mueca.

—Sobre después de la muerte.

Se cuidadoso. Si irresponsablemente terminas con arrepentimientos, no seras capaz de volver a ser un alma perfecta. Pero si obtienes una completamente redonda, tienes que tratarla con muchísimo cuidado.

—Pero sabes, luego de olfatear todas esas cosas raras que andan pasando, la nariz de este viejo está cansada. Esta ciudad se está volviendo mas y mas ruidosa y peligrosa.




Conrart pasa el tiempo ayudando en la agitada tienda durante la tarde y cuando se llena por la noche incluso toma las ordenes de los clientes haciendo uso de su nuevo ingles fluido. Incluso si es el primer trabajo que ha tenido en toda su vida, lo hace bien con un poco de esfuerzo. Sin embargo, si fuesen los hermanos de Conrart quienes estuvieran en esta situación, su orgullo hubiera sido un obstáculo y esto seria imposible.

No creyó que el hecho de que fue criado mas como plebeyo que como noble, porque uno de sus padres era humano, vendría a la mano en un lugar como este.

Los clientes que vienen por comida y bebida parecen creer que Conrart, que da vueltas con un delantal a rayas rojo y blanco tomando ordenes, es un empleado nuevo. Incluso hay clientes mujeres que dejan las pequeñas propinas directamente dentro de su delantal en vez de sobre la mesa.

—So esto sigue así, te vas a hacer rico.

Colocando el poco cambio dentro del bolsillo de Carlos, Conrart dice mientras ríe: —Tal vez debería comprar este lugar y volverme el nuevo dueño.

—Hazlo.

Recibiendo una respuesta extremadamente seria, Conrart mete la bandeja de acero inoxidable bajo su brazo. El niño toma dos botellas de cola de la heladera y le da una al nuevo mesero. Reflexionando sobre que incluso las bebidas de este país son negras, Conrart toma un sorbo del liquido dulce. Antes de que pueda sentir el dulzor, una sensación de hormigueo se esparce sobre su lengua.

—...en tres meses este lugar será vendido. Mamá paga la renta, pero cuando cambie el dueño no sabemos si vamos a poder seguir aquí. Dicen que van a demoler este lugar y los dos vecinos de al lado para construir un hotel y un casino.

—¿Keisha no tiene intenciones de comprar este lugar?

Carlos sacude la cabeza con resignación.

—No podemos conseguir un contrato a menos que lo paguemos completo cuando lo firmemos. Dicen que como somos inmigrantes y mi papá ya no esta con nosotros no vamos a ser capaces de pagarlo todo. No tenemos ahorros ni nada como garantía, así que incluso los bancos no quieren darnos un préstamo.

—Esos bancos no parecen accesibles.

—No lo son para nosotros.

Sorprendido por la redondez de la luna en el cielo mientras sacaba la basura del garaje a la calle, Conrart saca la pequeña botella del bolsillo de su pecho y la mira. Superpone la esfera blanca azulada con la luna para comparar. La luna es mas amarillenta.

—...Una esfera perfecta.

Un alma sin remordimientos.

Si lo que dijo la sacerdotisa era verdad, Julia habló con Su Majestad Shinou antes de que acabara su vida. Aceptó contenta que su alma se convirtiera en el próximo Maou y murió. Contenta.

Su único deseo fue...

—Que yo llevara esto.

Julia, ¿por qué deseaste algo como eso?

¿Pensaste que no lamentaría tu muerte?

¿Deseabas que emprendiera un viaje para descubrir la verdad?

Si fuera capaz de olvidarte y continuar viviendo, mi corazón estaría mucho mas aliviado. Si tan solo nunca nos hubiéramos conocido en primer lugar. Ese dia, si solo no hubiera ido a darte mi opinión sobre tu vestido como mi madre me lo pidió.

No hubiera tenido que sufrir este dolor.

—¿Qué es eso?

No se movió para nada ante la pregunta que vino desde atrás.

Se le había dicho que no revelara sin pensar que era un mazoku, pero no se le dijo que escondiera que era esta luz. Conrart personalmente pensaba que no importaría si era un niño al que se lo decía.



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—Es algo que va a nacer.

—¿...un huevo?

—No. Si esto no está dentro de un huevo, el huevo nunca va a eclosionar.

—¿Una yema?

Sonríe ante la pregunta directa del niño de doce años.

—Es el alma de una persona importante. Ah, no tienes por que creerme. Probablemente es algo irreal para un Americano.

—No tienes que enterrarla, ¿no es así? ¿Te la puedes quedar para siempre? Si se puede, yo también quiero una.

—No me la puedo quedar para siempre. Ella va a renacer pronto... No, ya no es ella ni nadie. Los pecados y las memorias han sido todos borrados y ahora es solo una pura alma blanca.

Tal vez porque recuerda a su padre, la vista de Carlos recae en su hermana menor que se ha quedado despierta hasta tarde.

—Papá murió en un trágico accidente y Niki nació inmediatamente después de eso. Así que mamá y yo e incluso el sacerdote al principio pensamos que había renacido.

Se escucha el sonido distante de la campana de la puerta del negocio al ser abierta por completo. Keisha tendrá problemas para atender sola si ellos no vuelven adentro. Carlos gira hacia el otro lado, pero mantiene la vista en su hermana al seguir hablando.

—...Pero estábamos equivocados. Es decir, papá era un hombre y Niki es una niña. Ella se parece mas a papá que a mamá, pero sus rostros no son iguales. Renacer y cosas como esas, no pasan de la forma que querrías.

—La mayoría del tiempo, no.

—...A veces siento celos de mi hermana.

La madre llama el nombre de su hijo.

—Niki nunca conoció a papa cuando estaba vivo. Ni siquiera sabe que clase de persona era. Nunca tuvo que decir adiós a nadie así que si piensa en él no siente ganas de llorar.

Porque nunca lo ha conocido en primer lugar.

—Pero mamá, ella....¡Si ya voy!

Rodando el tacho de basura de una patada, Carlos corre dentro del garaje. Conrart lo sigue adentro y se pone a lavar los platos sucios que se han acumulado. Echa bastante detergente en la esponja y friega el aceite pegado en una sartén. El niño mira de reojo la televisión para ver como va el partido.

—Pero mamá piensa lo contrario. Ella dice que es una lastima que Niki no llegara a ver la cara de papá y que soy afortunado de recordarlo.

—¿Es eso verdad?

—No se. Mamá dice que cuando se siente triste hay tres personas que la apoyan. Yo, Niki y papá. Dice que yo también tengo tres personas. Mamá, Niki y papá. Papá ya no está aquí así que no creo que tenga que esforzarme por él, pero ella dice que como puedo recordar cuando él me animaba estando vivo, el sigue haciéndolo. —Él se encoge de hombros como un adulo con los brazos cubiertos de espuma hasta os codos—. Aunque no entiendo nada de eso.

—...Ustedes humanos son realmente inteligentes.

No viven ni la mitad que nosotros y saben muchísimo mas sobre el mundo que los mazoku. Incluso comprenden la relación mutua entre ustedes mismos y alguien que ha muertos y los ha dejado.

—Creo que lentamente comienzo a comprender porque la Tierra se está volviendo casi completamente humana.

El joven doctor que cuida de él entra a la tienda y mira alrededor por encima de sus anteojos. Parece que busca a alguien. Se le invita desde varias mesas, pero se niega con los ojos tan entornados que casi desaparecen a la vista. Cuando ve a Conrart en la cocina, va hacia él con una sonrisa de oreja a oreja.

—Tengo noticias de Bob.

—¿Cuando vuelve?


—El proooximo mes. Dijo que hubo un altercado en Costa Rica. Enojar al Rey Demonio[14]. Si que hay empresarios con agallas allí, ¿he?

—¡Shh!

Discretamente apunta al niño con el pulgar. ¿No eres acaso el residente de El Sahuayo que me dijo que no hablara de los mazokus?

—¿Mm? Estoy hablando del Rey Demonio del mundo financiero.

—¿Conoces a un financista importante? —Pregunta Carlos serio—. Entonces pregúntale si le prestaría dinero a mamá. Trabajaremos duro para pagar hasta la ultima parte del préstamo.

—Bueno, si llego a conocer un banquero le preguntaré lo antes posible.

Esta vez Rodríguez baja la voz y acerca su rostro susurrando. —Sabes, logre que me dijera el destino de eso. China, Hong Kong o Japón. Ex Christine vivió en Hong Kong, así que debería ser lo mas fácil elegir ese lugar. Aunque estoy 100% a favor de Japón.

—¿No en este país?

—Bueno, es mas fácil vivir en países que no son tan religiosos. Ademas, Japón es realmente genial. Estudie de intercambio en Hokkaido durante la facultad. Es como cien veces mas frío que aquí.

Como es donde Julia... no, donde el próximo Maou nacerá, debe tener el mejor ambiente posible. Seguridad, servicios médicos, educación, filosofía. No tiene sentido hacer esto si el país no es un lugar donde todo está en orden.

Conrart seca la sartén con un trapo y extiende la mano hacia el cuchillo y tenedor que Carlos usa para jugar como si fuera una batalla de espadas.

Así que, no tomé eso que no pertenece a nadie y desaparecí. O rompí la botella contra una roca y le puse fin a mi vida junto a esa esfera de luz flotante como amenacé que haría.

Si eso es lo que deseas, hazlo.

Así que siempre lo supieron.

—De todos modos, Japón es... ¡ah!

Con un sonido explosivo que podría romper los tímpanos, el vidrio de la puerta explota. La campana se sacude violentamente, pero el vivaz sonido es amortiguado.

Un enorme pilar de fuego se levanta en la calle y rápidamente se convierte en humo negro.

Los clientes y trabajadores en la tienda son sobrecogidos por el shock y algunos se congelan en el lugar a medio camino de echarse al piso.

—...Mi... Honda...

Rodríguez es el primero en recuperarse y corre entre los vidrios que cubren el piso. Aparentemente ese humo negro sale de su querido auto. No queda nada de lo que era un lindo azul cielo.

—¡Al suelo! —Grita Keisha y antes de que nadie pueda reaccionar se oye un corto sonido explosivo.

Conrart toma a Carlos con un brazo alrededor del cuello y lo echa al piso para luego llevarlo hacia el garaje a gachas. Olvidándose incluso de llorar, Niki está parada con los ojos bien abiertos.

—Ven aquí. Iremos con tu hermano.

¿Así que esto que oigo por primera vez es un tiroteo? Pensé que cada disparo sería mucho mas lento, pero para alguien que solo ha experimentado los campos de batallas con espadas y magia, una ametralladora es tan intimidante como artillería pesada.

Cuidadosamente le entrega la pequeña niña a Carlos que está sentado en el piso con los brazos extendidos. Una vez que entra en contacto con las manos de su hermano, Niki comienza a llorar como si se encendiera una llama.

—Keisha.

Obedeciendo la orden, todos los clientes de la tienda están admirablemente presionados contra el piso cubriéndose las cabezas y escondiéndose bajo las mesas. Mientras ella intenta correr hacia sus hijos, Conrart le dice aun agachado: —Carlos y Niki están bajo el fregadero así que están seguros. Mas importante, ¿quienes son esos tipos?

Continúan conduciendo en círculos un jeep verde musgo, disparando mientras gritan extrañamente. Cada tanto hay una gran explosión, así que deben estar arrojando granadas.

—Estuvieron aquí anoche, ¿recuerdas? Esos hombres jóvenes. Usan muchísimas drogas. Aspiran para no dejar marcas en sus brazos. Se emborrachan, se drogan y luego hacen cosas como esta.

—Solo el vidrio de la puerta está roto y las balas no entran a la tienda. Parece que le disparan al aire. Quédate agachada, iré a ver al doctor.

—Es peligroso, llama al sheriff.

—Aunque me veo joven, tengo muchísima experiencia militar.

Aunque solo en campos de batalla con espadas, hachas y arcos.

Tan pronto como pasan de largo, rápidamente se escurre por la puerta. Rodríguez está agachado justo debajo de la ventana y observa su auto con la boca abierta de par en par.

—Doctor. ¡Doctor! ¡Rodríguez!

Finalmente vuelve en si.

—Ellos... mi Honda... ¡ay, y eso no es lo peor!

El ayudante que intento acorralar a Conrart pasa corriendo con un chaleco antibalas. Todos los autos fueron destruidos e incluso las tiendas que estaban cerradas están ardiendo. El humo negro se eleva hacia el cielo nocturno.

—Están disparando al aire. No apuntan a la gente, pero esas molotov están hechas con gasolina. Las están tirando por todos lados... Ahí vuelven.

—¿Cuantos son?

—Tres.

—Está bien. ¿Puedes encargarte de esto?

—Oye, ¿no es esa ex-Julia?

—Así es. No está acostumbrada al combate.

Las cejas de Rodríguez se alzan en contraste con su sonrisa usual y toma la manga de Conrart.

—Detente. El sheriff y sus ayudantes están aquí.

—Pero Niki no parará de llorar.

Los ayudantes corren a un lado del jeep tratando de sacar a los jóvenes de dentro, pero obviamente no pueden competir con su velocidad y terminan apuntando con sus armas.

—...No parecen tener mucha experiencia de combate.

—¡El Sahuayo era un lugar pacifico!

Lo que significa que son diferentes a mi, que fui atacado hasta el ultimo momento antes de partir.

Ahora se arrepiente de haber dejado caer su espada. Una sonrisa se forma en su rostro sin pensarlo.

Es extraño. Solo hasta hace un dia pensaba como un masoquista que no me importaria que me apuñalara la primera persona que me cruzara. Estaba tan arruinado que no me hubiera molestado en lo mas mínimo morir. Ciertamente es extraño.

Que gracioso.

Conrart alcanza los restos del querido auto del doctor y quiebra una vara que podría ser útil. Luego de calcular el momento en el que el jeep pasaría de nuevo, su segundo movimiento es saltar desde el techo del Honda.

Aprieta el cuello del chofer con el talón para inmovilizarlo. Entonces golpea al joven rubio que sostiene el arma en el aire con sus puños y codos hasta estar satisfecho. El hombre que ahora sufre contusiones cae del jeep.

El que está a cargo de las molotovs sentado en la parte trasera termina con la cara estampada contra los restos de un auto. Cuando Conrart vuelve su atención hacia el que maneja, este deja de luchar y levanta ambas manos.

—¡No! ¡No sueltes el manubrio!





Tristemente, la mala suerte del doctor no terminó solo con su querido auto siendo quemado.

Cuando vuelve a su clínica aterrorizado, encuentra su lugar de trabajo en llamas.

Un camión de bomberos evita que el fuego se propague, pero su casa ha sido consumida por las llamas y ya no se puede hacer nada.

—¡Mi Gelgoog! ¡Mi Z’Gok! ¡Mi Zeooong!

Mientras gritaba esos nombres propios de los cuales no había información de la NASA, Rodríguez se pone como loco e intenta correr hacia el edificio en llamas para salvar sus figuras de Gundam. Sus brazos son increíblemente fuertes para ser tan delgado, Conrart logra detenerlo de algún modo colocándolos tras su espalda. Esta es su primera experiencia lidiando con un exabrupto de fuerza debido a un incendio.

Aun así, con la clínica siendo la única otra cosa ademas de su auto que fue quemada hasta los cimientos, ¿debería ser esto realmente considerado una coincidencia? Los dos mazoku vuelven a la tienda sin comentarios, apretando las respectivas botellas que tienen que proteger.

Siendo el único doctor de este pueblo, Rodríguez tiene que proveer asistencia medica a los heridos, incluso si esa persona era un hostil drogadicto que quemo su casa y sus posesiones hasta las cenizas.

Mientras observan al buen doctor —cuya característica mas atractiva siempre fueron sus lineas de la risa— tomar el pulso sobre la garganta de un hombre joven, las emociones de todos flanquean por la indignación. Aquellos incapaces de controlar su ira se van, primero unos, luego otros.

Cuando el ayudante del sheriff va hacia Conrart que aun está cubierto de vendajes, le pregunta mientras friega su barba de pocos días: —¿Quién eres?

—Ah, soy el de ayer.

—Oh, es verdad. Te conocí anoche.

No hay caso. Incluso si fue una buena obra, este tipo va a preguntar sobre mis detalles personales de todos modos. En vez de interrogar un honrable mazoku como yo, ve a investigar a esos menores que usaban drogas y quemaron un auto y una casa.

—¿Dónde aprendiste a hacer eso? ¿Qué pasa con la escuela? ¿No vas? ¿Cual es tu dirección? ¿Y tus padres?

—Mi madre es una saludable y hermosa mujer.

Me pregunto si es una respuesta creíble viniendo de un adolescente.

—Mi casa queda lejos. No voy a la secundaria, pero estuve en los boy scouts así que se me dan bien los jeeps.

Hay algo verde colgando de la boca del hombre joven con la ametralladora y el traumatismo de cráneo. Rodríguez lo arrebata y chasquea la lengua en un gesto poco común en él.

—Es una nueva. ¿Pero masticar las hojas a la vieja usanza? No creo que sea solo un adolescente aburrido normal.

El sheriff confisca el objeto en una bolsa de plástico. Tienen las mismas plantas en los bolsillos de sus pantalones camuflados. Conrart toma una sola hoja así que nadie lo nota, la huele y examina sus venas.

Conozco esto de algún lado...

Hay un hombre viejo encorvado parado a poca distancia de la multitud. Es el viejo mazoku de la entrada de la ciudad. Sus ojos, los cuales es difícil decir si están o no abiertos, van y vienen bajo sus cejas puramente blancas.

—Sr. Justin.

—Pensé oler algo que nunca había olido antes.

—...Esto es similar a una planta que usamos para los hechizos en Shin Ma... en el lugar donde vivimos. No solo similar, tal vez es esta misma.

Las arrugas se incrementan en la piel seca del hombre.

—Puede ser.

—¿Tiene idea de como puede haber conseguido esto? Por ejemplo, crece cerca... aunque no creo que sea en el desierto.

—Para mi vieja nariz y ojos, eso no parece ser una hoja que crezca por aquí. Puedes pensar lo que quieras, pero nunca he olido eso en este mundo.

Conrart se queda en silencio por un momento y juega con la peligrosa planta en sus manos. Esto vino de su hogar, entonces, ¿fue por accidente o a propósito? Si es lo ultimo, ¿quién lo hizo y por que?

¿Quieren prevenir que el alma de Julia sea usada para el nuevo Maou? ¿O están planeando algo aun mas astuto e intentan robarla, dársela a alguien de su elección y criar un rey fácilmente manipulable?

De ser así, quemar la clínica supondría un gran peligro de destruir el objetivo también. Destrucción.

La palabra flota en la mente de Conrart y su humor se torna melancólico. ¿Es su objetivo el caos y la destrucción?

Si pierden el contenido de la botella, Shin Makoku entraría en caos luego de perder a su próximo Maou. De haber sucedido todo por eso, entonces existe la posibilidad de que continúe siendo un objetivo hasta que la misión se complete.

Es poco probable, pero tampoco podía ignorar la posibilidad de que el objetivo fuera la botella de Rodríguez y no la suya.

En cualquier caso, no está de mas ser precavido. Alguien habilidoso con el majutsu o un pequeño pelotón no es necesario para llevar a cabo sus objetivos. Este incidente demostró que todo lo necesario es una planta usada para encantamientos que haga perder a alguien la cordura y un humano violento.

Su boca se tuerce naturalmente en una sonrisa. Tendrá que conseguir un arma en algún lado.

—...Una esfera perfectamente redonda.

—¿Eh?

El viejo abre solo su ojo derecho y mira los irises con motas de plata de Conrart.

—Si tienes remordimientos al morir, no puedes volver a ser un alma perfecta. Para no tener ninguno, el anterior dueño de un alma perfecta debe tener la habilidad de poder ver incluso más allá de su propia muerte.

—¿Julia podía?

¿Pudo ver claramente mas allá de su propia muerte?

—Parece que ya estás mucho mejor, Conrart.

Con sus hombros caídos sin fuerzas, el doctor vuelve hacia él al terminar sus tratamientos. Su bata blanca y el estetoscopio están quemados así que ahora él también solo posee las ropas que lleva puestas.

—¿Fue útil lo de la NASA?

—Doctor, creo que tengo que irme de aquí.

—Eh, pero mi trabajo es escoltarte seguro a donde está Bob. Voy a estar en problemas si dejo que te vayas a algún lugar extraño y te pierdas.

Que se quemara su Gelgoog debe haber sido un gran shock porque sus lineas de la risa ya no son profundas.

—¡Conrart! —grita Carlos una y otra vez mientras corre hacia él a toda velocidad—. ¡Gracias a Dios! No parece que tengas ninguna herida nueva.

—¿Herida nueva?

Conrart Weller ríe amargamente y presiona las vendas sobre su frente.

—¡Hiciste algo muy peligros! Mamá está realmente preocupada.

—Keisha es una persona amable que se preocupa mucho. Tu madre es una mujer maravillosa.

El chico pone una cara que parece decir “por supuesto” y tira del delantal nuevo de mesero.

—Volvamos. Niki también está esperando.

El amanecer en una tierra desierta parece estar por comenzar pronto. Sobre el horizonte sin mucha vegetación y entre las rocas de las montañas, rayos de luz anaranjada comienzan a asomarse. La primera brisa comienza a borrar los rastros dejados durante la noche.

Conrart se desata las tiras de su delantal a rayas, lo dobla rápidamente y se lo entrega a Carlos.

—Tengo que irme.

—¿A donde?

—No lo se. Tengo que encontrarme con unas personas, discutir algo y entregarles el objeto que me han encargado.

Es una regla universal que los niños son mas sensitivos que los adultos. Sin decir nada mas, el chico entendió todo.

—Ese alma.

—Si. Hice una promesa.

—Entiendo.

Carlos asiente con fuerza y una expresión seria, diciéndole que se cuide.

—Ten cuidado de que no te atropelle un colectivo de la escuela en el medio del camino.

—Lo haré. Dile adiós a Keisha y Niki por mi. Ah, y si por alguna razón conozco un banquero, le daré una muy buena recomendación sobre tu madre para que les otorgue un préstamo.

—Gracias... Conrart.

Luego de colgarse a la cintura de Conrart durante un par de segundos, Carlos se estira lo mas que puede y coloca su gorra forzosamente en su cabeza.

—Seria peligroso que te desmayaras por un golpe de calor.

—Si...

El niño corre de vuelta a casa a toda velocidad sin mirar atrás o hacer ningún gesto solemne de agradecimiento o despedida, porque sabe que eso solo seria mas doloroso.






—Está bien, ¿pero por que no esperas a que salga el colectivo?

No tiene auto o valijas, o un caballo, o nada además de la pequeña botella en su bolsillo. Los dos caminan siguiendo el asfalto agrietado mientras boquean por aire. De hecho, el único sin aliento es Rodríguez, Conrart, que lidera la marcha, se muestra energético desde hace dos días.

Debido a eso, su marcha se acelera y la distancia entre él y el hombre a sus espaldas también se incrementa.

—No tenias porque venir también.

—Pero como dije, mi trabajo es presentarte con Bob y entregarte junto con Christine. ¿Qué voy a hacer si te abandono y terminas involucrado en un accidente?

—Pero, —Conrart se detiene y se da la vuelta, colocando su mano sobre la visera de la gorra azul—, solo había un doctor en El Sahuayo, ¿está bien que vengas?

—Si, después de todo la iglesia mandará otro allá mañana. Como la clínica se quemó, se dieron cuenta de que es necesario ofrecer atención medica en masa por el momento.

—Siendo así... quien y por que...

—Espera, espera. Si tratas de pensar en cosas complicadas con este calor no vas a llegar a ninguna solución. Oye, ¿por qué no esperamos por el autobús interurbano y tomamos una siesta dentro aprovechando el aire acondicionado?

—Si solo nos quedamos parados por aquí, vamos a colapsar de la sed. Y de todos modos, ¿no seria un poco vergonzoso si el autobús escolar nos pasa de largo?

Aunque apenas han pasado las seis en punto, el sol en el desierto vacío no tiene piedad. Pocos autobuses interurbanos pasan por aquí. Solo hay dos: uno en la mañana y uno en la tarde.

—Por ahora solo necesitamos caminar en esta dirección, ¿verdad?

—Si, um, tengo un contacto mazoku en Santa Fe, así que deberíamos ir primero ahí y explicar nuestra situación. Antes de eso, necesitamos llegar a la ciudad mas cercana, Las Cruces. Nos vamos a deshidratar y morir si seguimos así... Nos pondremos en contacto con Bob desde ahí... Aun así, no tengo ni un centavo encima.

—Tengo la tarjeta American Express.

Levanta la tarjeta que consiguió el dia de ayer a la altura de su rostro. El sol se refleja directamente hacia Rodríguez que se encoje como un vampiro ante la luz del sol matutino.

—Hace calor.

—Aguántalo. Naciste y fuiste criado en los Estados Unidos, ¿no es así?

El sonido de un motor en perfecto estado se acerca y se detiene junto al doctor en cuclillas y el viajero parado con sus brazos cruzados sobre su pecho.

Es una camioneta Toyota.

—Ey, Doctor.

—Ey, Conrart.

Escondiendo su alegría por la sorpresa, Conrart saluda con la mano a los hermanos Owen.

—Buenas tardes.

El que tiene las cejas gruesas y la barba larga sentado en el asiento del conductor saca la cabeza por la ventana.

—¿A dónde van a esta hora? ¿Te has metido en problemas con tu novia y ahora tienes que escapar al atardecer?

—No tengo novia.

—Um, parecías llevarte bien con Keisha.

Para ellos lucia como una mujer mayor con un adolescente, pero mas allá de los intereses y propósitos, era un hombre de mas de ochenta con una mujer mucho menor. Seria poco probable que se enamoraran.

—...Mm, bueno, como sea, no voy a preguntar. Haremos todo el camino hasta Albuquerque, si quieren subir a la parte de atrás podemos llevarlos. —Chasqueando la lengua hacia el ahora sonriente Rodríguez, apunta con el pulgar hacia la caja de la camioneta—... Bueno, lo que quiero decir es que no parece que el doctor vaya allegar a Las Cruces como se lo ve ahora.

—Gracias.

Su actitud lánguida de antes desaparece completamente, Rodríguez se sube a la Toyota con movimientos rápidos y ágiles. Colocando a un lado las solidas herramientas que no sabia para que servían, descaradamente se apoya contra la parte trasera del asiento del conductor.

La camioneta arranca suavemente junto con la canción fuera de tono de los hermanos Owen. El viento seco acaricia sus mejillas, brazos y piernas y fluye en dirección opuesta a la que se mueven.        —De verdad voy a sugerir Japón al 100%.

—¿Qué dices, tan de repente?

—Porque, —el doctor agarra su bolsillo y observa pasar el asfalto a buena velocidad—, en Japón los mazokus son héroes de la justicia. Tienen alas verdes y orejas largas.

—¿Orejas largas?

—Bueno, es que nadie sabe que estoy del lado de Japón y no puedo dejar que nadie lo sepa. Eso me recuerda, ¿ya te dije que Bob se parece a una estrella de Hollywood...?

Charla con el hombre a su lado y a veces se ríe, a veces se enoja y a veces pone mala cara.

Los hermanos en el asiento delantero cambian de canción y el horrible dueto de voces masculinas resuena. El motor japonés de la camioneta no vibra demasiado y cuando acelera el viento casi vuela su gorra.

El desierto continua interminable.

Las dunas de arena cambian su diseño a cada momento.

Julia

Bienvenida a la Tierra.

Todos cantan para ti.




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Referencias

  1. Otro extracto del Diario de Tosa, pero en este caso no pude contar con una traducción original en español y tuve que traducirlo desde la oficial en inglés. El verso habla sobre la muerte de la hija del autor y de como no hubiera sucedido de haber sido bendecida con la vitalidad de los arboles milenarios; asumo que en relación al amor perdido de Conrart.
  2. Escocia y Conrart suenan similares en japones, “scotorantto”, “conrartto”.
  3. Los kanjis que usa Conrart para definir algunas cosas son términos militares, en este caso el kanji que usa para pan es uno de ellos. Lamentablemente esos detalles se pierden en la traducción.
  4. La augita es un mineral brillante con apariencia metalizada que existe en varios colores.
  5. El Gelgoog es un mecha del anime Gundam.  Parece que, al ser rojo, es el que pilotea el comandante Char Aznable.
  6. Recuerden que está aprendiendo inglés en el original.
  7. Te amo, mi querido Peter, en francés.
  8. El mas famoso discurso del presidente de EEUU Abraham Lincoln.
  9. Es un juego de palabras, Noboribetsu y Rodríguez (Rodorigezu) suenan similares.  Noboribetsu es una ciudad en Hokkaido alejada de un pueblo llamado Noboribetsu Onsen, la ciudad con termas mas grande de Hokkaido.
  10. Esto es una referencia a los mazokus usando su apellido primero y nombre de pila después, en tanto que los humanos lo hacen al revés. Por eso parece que Rodríguez se confunde.
  11. No es una ciudad real de E.E.U.U.. El nombre en español es aproximado, tomando como referencia una ciudad de México.
  12. En japonés se usa específicamente la expresión “coming out” que está relacionada con la homosexualidad, no hubo mejor forma de adaptarlo.
  13. Recuerden que mazoku en japones significa demonio, pero ya que en esta serie es un termino un tanto más particular se evita traducirlo constantemente.
  14. Tuve que traducir la palabra Maou esta vez para que la referencia tuviera sentido a oídos de Carlos.