Maru-MA Volumen 05 Capítulo 8

From Baka-Tsuki
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Capítulo 8

Todo este tiempo he estado escuchando Bésame Mucho en mi cabeza.

Incluso hay tenues saxofones con tonos agudos que acompañan el sentimiento. Aunque, solo se una parte de la letra.

—...Ugh... me duelen las orejas... me siento mal...

—Seguro es porque se te metió el té en las orejas.

Como esto ya me ha pasado varias veces antes, me doy cuenta de que mi cabeza está en el regazo de alguien incluso antes de despertarme. Pero Wolfram no esta conmigo y Murata debería ser un poco mas huesudo y duro. ¿Qué es esta increíble elasticidad?

—¡Srta. Sirvient--gyaa!

Ruedo alejándome como un tronco cuesta abajo y coloco toda la distancia puedo con mi “almohada”. Mi ropa está empapada de té, pero fueron baratas, así que no importa.

—¡¿P-p-p-p-por qué estaba recostado en el regazo del Macho Futbolista Americano?!

—Traté de ser amable por una vez... si que eres mal educado.

Con mi cabeza ya fuera de su regazo, Adalbert estira las piernas y se levanta. Ahora que lo pienso, ugh, eso si que fue súper homosexual-- no, elástico[1].

Necesito descubrir que pasó y que clase de desastre natural hice esta vez. Mientras mi yo blanco disfrutaba de la música, mi yo negro posiblemente estaba pisoteando una ciudad entera. Esas dos personas son ambas yo, así que no puedo negar lo que he hecho.

—En realidad, desde la ultima vez... apenas recuerdo...

Luego de superar la blanca oscuridad, ya me encontraba a medio discurso feroz en modo Ue-sama.

Ahh, incluso si me siento avergonzado por lo que dije, No hay nada que pueda hacer para detenerlo[2].

Dejé de escuchar la voz de esa mujer que me ha ayudado hasta ahora. ¿Ya pasó mi periodo de prueba y ahora soy un integrante hecho y derecho? En realidad, ¿existe algo como un periodo de prueba para Maou?

La habitación se ve horrible, pero al menos la sirvienta fue liberada. Está llorando contra el pecho del Mayordomo Barbudo. Así que ella prefiere los de su tipo.

Murata viene hacia mi sin prisa y extiende un mantel para que lo vea. Justo en el medio hay una enorme mancha que dice justicia.

—Aquí la tienes, tu obra maestra.

—Muraken...

¿Cómo se supone que me libre de esta luego de mostrarle un espectáculo digno de otro mundo? ¿O es esta la oportunidad perfecta para tomar al toro por los cuernos y largar todo claro y conciso?

—Oye, Murata.

—¡Hombre, esa ilusión fue increíble! Es la primera vez que veo a alguien Saltimbanquear[3] desde tan cerca así que casi me hago pis encima. Aunque, una pregunta Shibuya... ¿cuando es exactamente que te convertiste en un aprendiz? ¿Así que aunque siempre andas hablando de que eres catcher de profesión y que el catcher lo es todo en el béisbol, tu trabajo soñado es convertirte en mago?

—¿Uhhh? Emmm, bueno, ser mago es... solo un hobby. Nada más que un pasatiempo.

—¡Tonterías! Has puesto más en vergüenza a magos profesionales que a beisbolistas profesionales.

Esa también es una declaración impactante.

Es increíble que él pueda explicar este interminable desfile de ocurrencias tan poco realistas comparándolo con trucos mágicos y cultura extranjera. La primera vez que nos juntamos lo había considerado un gusano de biblioteca al que se la pasaban molestando, pero ahora la impresión que tenia de él esta empezando a verse contradecida.

—Que genial~. Una ilusión que salva chicas con trucos mágicos. Gracias a tu falta de pelo en el pecho, eres mas agradable a la vista que David Copperfield.

—Bueno, aun soy un adolescente así que podría salirme algo de pelo en el pecho a mis veinte, ¿sabes? —digo mientras hecho una mirada fugaz de tres sesenta para calcular daños.

El comedor de Flynn Gilbit está completamente arruinado y las paredes, el techo e incluso los marcos de las ventanas están completamente mojados. La habitación está inundada de aroma a té.

El bulto andrajoso de harapos que se arrastra por el piso resulta ser Nigel Weisz Maxine completamente cubierto de cortaduras. Sosteniéndose contra una pared es capas de finalmente ponerse en pie y mirarme desde arriba con la cara manchada de sangre.

—De verdad que estás sangrando mucho...

—¡No te acerques! —Maxine presiona su espalda contra la pared y extiende la mano derecha para detenerme. Echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos—. ...No tengo ninguna herida fatal ni huesos rotos. Solo estos cortes sorprendentemente superficiales... ¿Quién eres en realidad? Pareces conocer a Adalbert.

—Un vistazo a sus ojos y cabellos debería ser suficiente para responder esa pregunta —refunfuña Adalbert.

Solo luego de que lo dijera el Macho Futbolista Americano me doy cuenta de que mi gorra ya no está en mi cabeza.

Murata la levanta de un rincón de la habitación y me la coloca con demasiada fuerza.

—Un beisbolista no puede olvidar su gorra.

—Soy un catcher, así que paso mas tiempo usando un casco.

—...Ojos negros, cabello negro —susurra Maxine para si mismo e inmediatamente aparta la vista.

Parece que ya ha tenido suficiente de mi.

—Oye tu.

Adalbert levanta la mano de manera amistosa a propósito.

Volteo mudo, pero no puedo alejarme aunque lo intento porque me sostiene rápidamente por el hombro. Solo la mitad de abajo de mi cuerpo intenta escapar mientras mis pies siguen moviéndose en el mismo lugar.

El hombre que quería matar al nuevo Maou está bastante entretenido viéndome entrar en pánico, justo como la primera vez que nos conocimos.

—Tengo una montaña de cosas que quiero preguntarte, Capitán Crusoe, ¿si no me equivoco?

Murata, sin saber nada sobre la situación, se entromete con una inocente sonrisa.

—Oye, ¿es un conocido tuyo, Shibuya? Si es así, deberías haber dicho algo antes.

—No quiero tener nada que ver contigo —digo—, ¡Günter y Conrad por lo menos me dijeron que piensan lo mismo!

—¿A dónde se han ido esos dos? ¿Y qué hay del tercer hijo? ¿Qué hace un inexperimentado como tu viajando a un área tan lejana del reino llevando a un compañero aun mas inexperimentado con él?

Como la conversación ahora gira en torno a él, Murata responde de forma simpática para sacar conversación.

—Oh, encantado de conocerle. Soy Robinson. Estuve en la misma clase que Crusoe en el segundo y tercer año de secundaria baja.

—¿También eres mazoku?

—¿Disculpa? Soy más un chico con un complejo materno que un mazoku[4].

—...Murata... ¿acaso eres como el emperador de las bromas?

En todo caso, el cabello teñido en casa del Sr. Cambio de Imagen está bastante bien hecho, no se puede decir que originalmente era negro. Pero Murata, por favor no te pongas muy amistoso con él. Es un traidor a la patria que ademas intenta matarme.

—¿Y-y-y-y-y-y tu? ¿Por que andas con un hombre tan malvado?

—¿Malvado? ¿Él? Jaja, me parece que él solo tiene un par de malos pasatiempos.

—¿Qué quieres decir con “pasatiempos”? ¡¿Qué clase de costumbres son esas?! Si no vas a responder seriamente, yo tampoco te voy a dar una respuesta seria.

Murata nos ha estado mirando con una sonrisa, pero ahora nos palmea a los dos en el hombro y dice: —¡Bueno, mira eso! A pesar de la diferencia de edad ambos la están pasando bien. Dos personas de distintas edades y nacionalidades encontrándose de nuevo en otro país, sus lazos del destino deben ser bastante fuertes. Tal vez eran compañeros de equipo en su vida pasada, ¿eh?

—...Mu-Murata.

No se sobre mis vidas pasadas, pero no tengo intención de unirme a ningún equipo excepto los del Pacifico.

De repente, el Macho Futbolista Americano me agarra del cuello y mete la mano en mi ropa. Pensando que me va a tirar como en un pase largo me hago bolita sin pensarlo. Sin embargo, lo que Adalbert agarra es el maseki que perteneció a su ex prometida.

Está rodeado de un marco en metal plateado y es de un azul mas oscuro que el cielo. El talismán azul de los Leones cambia de color levemente ante el calor de su mano. Es del mismo turquesa que sus ojos.

—...La piedra ya ha tomado tu color...

—¿Mio? El color no ha cambiado desde que me lo dieron.

—No tanto.

Cuando Adalbert lo suelta cuidadosamente, la piedra cae de nuevo contra mi pecho con un sonido apagado.

—...Antes era mas blanco. Has dicho que te lo dieron. ¿De dónde y de quien obtuviste esto?

Pensando sobre la relación entre ellos dos, me pregunto si debería decir la verdad o no y dudo por un momento. Pero, no puedo pensar una verdadera razón por la cual debería mentir, así que le digo la verdad.

—Justo luego de llegar a este mundo por primera vez... Conrad me dio la piedra como talismán.

—...Ya veo.

—¡Ah, pero no desvíes tus frustraciones hacia Conrad! Ahora él está... el fue... muchos problemas...

Aunque siento nauseas de nuevo por el estrés y el cansancio, desesperadamente niego el sentimiento de ansiedad que crece en mi. Él está bien. No esta muerto. Esta vivo. ¡Definitivamente!

—¿Le ha pasado algo a Lord Weller?

—En realidad no, gracias por preguntar.

Probablemente se ha dado cuenta de que algo está mal por mi extraña respuesta, pero Adalbert no presiona sobre el tema y solo hace una pregunta final.

—¿Es verdad que eres descendiente de los Wincott y el hijo de Susanna Julia?

Por supuesto que no es verdad.

—Todas esas son tonterías que se inventó Robinson. Nunca pensé que alguien fuera a creerlo. Especialmente tú... ¿no conocías a Julia en persona? Deberías darte cuenta enseguida si me le parezco o no.

—Así es... probablemente tengas razón —repite Adalbert para convencerse. Además, me mira con expresión seria y asiente dos veces antes de llegar a una conclusión—. No te maté porque tenia curiosidad sobre eso.

—¡¿Qué?! ¿Entonces ahora no tienes nada que te contenga?

—Bueno, parece que no.

El pasillo se pone ruidoso de repente. A través de la puerta abierta se escuchan las botas de un grupo que se aproxima. Flynn Gilbit debe traer a algunos jóvenes soldados.

—Pero parece que hoy no tengo tiempo para eso. Eso es un alivio, eh, Su Majestad el novato. Tu vida ha sido perdonada.

Tú no eres quien me llama así. De repente siento como si mis conductos lagrimales fueran a abrirse.

Rápidamente me cubro la boca, la nariz y el ojo izquierdo con la palma de mi mano. Ni si quiera yo sé porque siento estas ansias.

Grantz empuja a su compañero hacia el balcón y pone una pierna en el marco de la ventana.

—No... esos no son soldados de aquí —dice—. A juzgar por el sonido de sus botas militares, son de Dai Shimaron. ¡Oye, Maxine! Deja de mirar a la nada. Apresúrate y baja-- ups.

Como en vez de serle ofrecida una mano para ayudarle, fue levantado toscamente, Nigel Weisz Maxine cae del balcón dando un fuerte y extenso grito.

—Oye, eso fue apresurarse demasiado, Nigel.

—Eso fue tu culpa... De todo modos, ¿en que piso estamos? ¿Está bien?

—Nah, él nunca se muere.

Apenas llego a notar la increíble confianza que tiene.

Sucede cuando Adalbert salta por la baranda de hierro del balcón y comienza a caer...

—¡Shibuya! —grita Murata justo a un paso de distancia de mi espalda con un chillido—. ¡Tienen armas!

—¡¿Armas?! En este mundo--

La puerta se rompe y una docena de soldados se abalanzan dentro.

Uno de ellos tiene algo bajo el brazo...

—¿Eso es un arma, verdad?

La sangre se me va a los pies de golpe y me mareo. No importa cuanto intente alejar el recuerdo, esa horrible escena vuelve a mi mente.

Varios soldados con maquinas bajo los brazos que parecen pequeñas aspiradoras que verías en infomerciales.

Como sus cuerpos están completamente tapados y sus rostros ocultos por mascaras verdes y rojas, es imposible decir de dónde son.

El largo extremo se sacude antes de que una bola de fuego sea disparada a una increíble velocidad.

Es mucho mas grande que una pelota de basket, se dirige hacia su objetivo y...

Esa vez, frente a mi, Conrart fue...

—¿...Fueron ustedes?

Esas personas tenían los mismos mecanismos de fuego colgando de sus hombros y bajo los brazos. Esta vez no está usando las máscaras rojas y verdes o las capas oscuras. Usan uniformes militares comunes y tienen rostros humanos normales.

Son soldados normales con un comandante normal. Flynn Gilbit observa desde atrás de ellos.

Pero tienen las mismas armas únicas y malignas.

—¿Así que eran ustedes?

El hombre que está mas a la derecha se distrae con mi voz un momento, pero inmediatamente se recompone y luego de que pasa un temblor a través de su maquina, dispara una bola de fuego.

El objetivo no soy yo. Lo se por instinto.

¡Pero no puedo perdonar a esas armas!

—¡Shibuya!

Murata enrosca sus brazos alrededor de mi cintura como si intentara tirarme al suelo.

Está bien, no necesito esquivarlo. No soy el objetivo. Incluso si lo fuera...

Nunca podrían pegarme.





Estoy gritando.

Siento dolor en todo mi cuerpo. Mis brazos y piernas son jalados tan fuerte que podrían ser arrancados. Sangre se dispara desde la punta de mis dedos. Todas mis uñas se sienten como si fueran a salirse. Mi espina se dobla excesivamente hacia atrás y mi cabeza cuelga tanto que estoy a punto de caer. Me jalan hacia atrás del cabello. Algo caliente y a la vez frió pasa por mi cuello, mi garganta y mis órganos. Unas garras se hincan en mi corazón y mi cabeza se siete como si estuviese en llamas.

Pero, no estoy gritando de dolor.

Esto probablemente es ira.

Un lado de mi visión es puro blanco, el otro es claro.

Es como si hubieran cuatro telescopios o cámaras sobre mi cabeza.

Como si estuviera en medio de una enorme ola, todo a mi alrededor es arrastrado junto al rugido de la presión del agua.

Aunque todo se rompe, es azotado o arrastrado por el agua, hay una suave e invisible pared a mi alrededor que es mas o menos del tamaño de un hombre. Mas que una pared, es como si fuera una cortina.

Hay algo... alguien se cuelga a mi cintura, por eso tengo que ser cuidadoso de que se mantenga dentro de mi refugio.

De no ser así... sería inmediatamente arrastrado por la corriente y azotado contra algo que lo destrozaría.

Y si él me deja, no seria capaz de seguir gritando.

Perdería mi furia y ya no podría gritar, pero si pierdo esta ira, ya no seria yo.

Si no soy yo y volviera a ser agua, ya no seria capaz de sentir dolor o tristeza.

El agua tranquila que ya no puede sentir nada solo continua fluyendo.





Ella camina con los pies descalzos.

El tercer piso está casi completamente destruido e incluso las ventanas y paredes parecen haberse roto.

El agua cae sin cesar del techo que apenas ha sobrevivido.

Es como lo que sucedió durante la inundación del siglo, cuando la finca completa se había inundado. Pero no, si recordaba correctamente, el agua solo había alcanzado el primer piso y las paredes de piedra y los techos estaban bien. Solo los paneles de las ventanas y los marcos de madera se habían arruinado. No fue nada comparado al desastre que se encuentra frente a sus ojos.

Aun mas importante, ¿de dónde vino toda ese agua? Aunque hay grandes ríos cerca, este lugar no se encuentra cerca del océano.

Se materializo de repente de la nada y destruyó solo el tercer piso. No hay montañas o cascadas cerca, pero llego como un aluvión repentino.

Flynn Gilbit se levanta el borde del vestido y revela sus tobillos desnudos.

Camina por los charcos como una niña en un dia de lluvia.

—¿...Es este el poder del clan Wincott?

La historia cuenta que diez clanes protegieron el mundo de los soushus y los sellaron. Sin embargo, los humanos temían ese inmenso poder y los echaron de esas tierras, fueran o no de la misma raza.

La familia Wincott se fue de Caloria hacia el Oese, dónde encontró una tierra tranquila y allí estableció su patria.

Flynn frunce el ceño a un joven soldado que viene salpicando hacia ella. Haz menos ruido para no despertar a ese “algo” que duerme allí.

—La plata baja y el segundo piso casi no han sufrido daños. El único problema es el agua que cae. Por ahora, ningún soldado ni nadie...

¿Así que este es el poder de los mazoku?

No hay duda de por qué los humanos les temen.

Hay un chico sentado con la mirada en blanco, apoyado contra el único barandal de hierro que queda en su balcón. No se había dado cuenta hasta ahora que su cabello y ojos son ambos negros. El otro chico se apoya contra él con sus brazos alrededor de sus hombros.

Ese aun esta consciente y sus ojos se encuentran en alerta. Alerta y revisando los alrededores.

—¿Por qué tu ropa no está mojada? —pregunta Flynn.

Los dos chicos estuvieron en el centro del curso del agua y deberían haber sido golpeados por la peor parte del aluvión que se desató.

—El agua fluyo alrededor de nosotros —responde el rubio. El otro no reacciona.

Ella recuerda haber escuchado sus nombres, pero de seguro eran nombres falsos de todos modos. Si, eran Crusoe y Robinson. No parecían los nombres de personas que poseen poder. Suenan casi como tomados de un libro con dibujos para niños.

Flynn llama a un subordinado de gran físico y le ordena llevarse a los dos chicos.

—No importa lo mucho que se resistan, no los pongas en la misma habitación. No les dejes estar en el mismo lugar juntos. Ah, y reúne algunas personas para no lastimar a ninguno. Necesitaras otros cuatro o cinco hombres.

—Pero... Sir Norman...

—Ah, eso.

Flynn Gilbit se estaba preguntando por que la miraban raro y es porque se ha quitado su máscara.

Ella usaba la mascara plateada y dependía de su mayordomo, sin hablar con su propia boca.

Es era el lord feudal enmascarado, Norman Gilbit.

—...Querías ser el lord feuda, ¿verdad? —murmura el rubio mientras abraza la cabeza del chico de cabello negro. Flynn se encoge un poco cuando su penetrante mirada recae sobre ella—. No te dejaré que lo uses para el mal.

—No es mi intención usarlo para nada malo.

—...Muchos humanos se vuelven soberbios al ganar poder. Sin embargo, si ese poder no proviene de ti, solo tienes que conformarte con las “cosas” que ganas gracias a ese poder.

—Usar su poder no es parte de mi trabajo.

—¿...Qué tanto quieres? ¿Tierras? ¿Gente? ¿Dinero? ¿Petroleo?

Su ojo derecho es azul, pero el izquierdo es tan negro como la noche.

Presumiblemente no es real. No podría haber muchos que tuvieran ojos y cabello negro.

—¿O quieres el mundo?



Cuando uno quiere el mundo, muchas cosas se interponen en su camino.



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Referencias

  1. Homosexual = Danshoku(男色) / Elástico = Danryoku (弾力). La palabra danshoku es un término viejo para determinar la homosexualidad masculina que fue traído de China por monjes y familias militares y que ya no se usa. Hoy en día es mas común “dansei dousei ai” (男性同性愛).
  2. Yuuri hace referencia a una canción de Yamamoto Linda, Dounimo tomaranai = no hay nada que pueda hacer para detenerlo.
  3. Referencia al Cirque du Soleil, Saltinbanco. Murata vuelve la palabra un verbo en el original también.
  4. Juego de palabras que no se pudo adaptar. Complejo materno = mazakon.