Maru-MA Volumen 06 Capítulo 11

From Baka-Tsuki
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Capítulo 11[edit]

—¡Shibuya, no!

—¿Su Majestad?

Un insoportable grito escapa de mi garganta.

Presiono las manos contra mis orejas y caigo con los ojos bien abiertos. Me retuerzo sobre la tierra y el polvo se pega a mi ropa mojada. ¡Mi cabeza se parte en dos, mis tímpanos están explotando y mis ojos queman! Abro la boca tanto como es posible para conseguir algo de oxigeno, pero no puedo respirar a causa del grito que se fuerza a través de mi.

—¡¿Qué pasa?! ¡Capitán, ¿qué pasa?!

Tiro lejos a Flynn mientras intenta sostenerme. Incluso luego de que Josak toma mis brazos por detrás, aun pateo en el aire con mis piernas. ¡Déjame ir, duele, duele, duele, duele, duele, duele muchísimo y parece que mi cabeza va a explotar!

—Shibuya, cálmate, cálmate. Te duele porque estás intentando usar majutsu. Tienes que controlarte. Puedes hacerlo, ¿verdad? Lentamente calma tu ira, deja de lado tu espada de la justicia. ¿Ves? Puedes respirar normalmente. Puedes oír normalmente y no te quemaste en ningún lado.

Los dedos de Murata que seguramente pasan casi todo su tiempo moviéndose sobre un teclado tocan mi afiebrada mejilla. Se me vienen las lagrimas a los ojos por el dolor y la dificultad de respirar.

—No puedes usar majutsu aquí. No hay nada que obedezca a los mazokus en este lugar bajo circunstancias normales, pero ahora esos monjes alineados allá están conjurando un escudo sobre este lugar.

—...ugh.

—Algo parecido a los domos de béisbol que te gustan... ¿por qué te estas riendo y llorando al mismo tiempo?

—...Dijiste... espada... de la justicia...

—Bueno, ¿no era que te gustaba impartir justicia, Shibuya?

—Murata, quién... ¿quién eres en realidad?

—¿De qué estás hablando? Estábamos en la misma clase en segundo y tercero de secundaria baja, ¿no es así?

Por fin puedo respirar normalmente. Dudo poder pararme por mi cuenta, pero tengo suficientes fuerzas para limpiarme la baba. Mi cabeza aun duele como si se partiera.

—...Mierda, duele... oye, esa cosa que sostiene Pony Rapado...

—¿Mm? —Murata levanta la vista.

Observo la figura borrosa de Maxine. Pero él no va a lidiar con alguien sin importancia que se revuelca en el piso por usar un poquito de majutsu.

—...Es el brazo de Conrad.

La sangre aun sigue en mi cabeza y levanto la barbilla tragando aire como un pez koi que se está muriendo. Respira. Necesitas respirar.

—¡¿Qué dijo?! ¡¿Qué es lo que está pasando en casa?! ¡¿Qué quiere decir conque es el brazo de mi comandante?! De verdad no se equivoca...

Josak me observa por detrás. Quiero darle una respuesta apropiada, pero no tengo la habilidad.

—No estoy equivocado... Es el brazo de Conrad. No hay forma de que lo confunda con el de alguien mas. Ese brazo me protegió muchas veces. Ese brazo es...

—Espera, ¿con Conrad se refiere a Lord Conrart Weller? ¿Ese es el hijo de Dunheely Weller, verdad? ¡¿Por que está aquí el brazo de esa persona?! La llave debería haber sido puesta bajo el control de Dai Shimaron por los arqueros con el veneno Wincott —pregunta Flynn.

—El que fue disparado fue Günter, no Conrad... Entonces, entre nosotros tres, ¡esa flecha era para Conrad! Pero...

—No... No tiene sentido si le cortaron el brazo... No puedo creerlo... —murmura Flynn para si misma.

Mientras hablamos, Maxine y el joven soldado de Shimaron levantan la tapa de la caja de madera podrida. No se qué es lo que hay dentro, pero nada se filtra fuera.

—¡Deténganse! ¡Esa no es la llave de esa caja! —grita Flynn.

—¿Qué dijiste?

—¡El brazo de cierto hombre es la llave de El Fin del Viento! He oído que la llave de El Final de La Tierra es el ojo izquierdo de cierto linaje. ¡Si abren la caja con una llave diferente, nadie será capaz de detenerla cuando arrase!

—¿Crees que Lord Saralegui no lo ha probado? El ojo derecho ya se intentó en Sverera. Pero todo lo que sucedió es que la cara del hombre se quemó y nada ha cambiado. En otras palabras, la llave de esta caja no es el ojo izquierdo. Por eso, todo lo que tenemos que hacer es probar con esta llave antes de que Dai Shimaron lo haga.

Murata grita y comienza a correr.

—¡Paren! ¡Si lo dejan escapar sin cuidado no podrá revertirse! No terminará con solo estos humanos muriendo aquí, el país entero-- ¡el continente entero será arrasado por esa caja! ¡Si el continente entra en caos, el mundo entero se verá afectado! ¡Eso no es algo que los humanos puedan controlar! ¡Solo aquellos que tienen la llave en su cuerpo pueden sellar a los soushus de nuevo!

—Hmph, ¿eres el asistente de ese mazoku con el maryoku sellado? Solo sigo las ordenes de Lord Saralegui. Nadie sabe lo que va a pasar... En todo caso... —El color de las ropas, la forma del codo, definitivamente es el brazo de Conrad. Recuerdo ese brazo con un guante de béisbol. Recuerdo como ese brazo se dobla al atajar una pelota frente a su pecho.

Maxine coloca la “llave” en la “caja” y dirige al soldado con cuidado. Como el brazo quemado de Conrad aun está dentro, no es que haya literalmente abierto la caja con la llave, ¿sino que en realidad la insertó en algún lugar de adentro?

—...Si el mundo entero entra en caos, no habría algo mas divertido.

Ante el sonido metálico de una cerradura que se rompe, Flynn cae sobre sus rodillas.

—Esa llave... es incorrecta...

—¡No hay tiempo para quedarse sentado!

Murata toma su brazo y nos grita a Josak y a mi.

—¡Apresúrense! ¡Tenemos que ir hacia algún lugar donde el suelo sea aunque sea un poco mas solido! Aunque, puede que ya sea demasiado tarde.

T-Zou voltea su cabeza hacia el Sur y el pelaje s sobre su nariz se eriza. Siento leves temblores venir desde muy lejos y de un momento a otro están bajo mis pies. Oigo los gritos de una mujer mayor entre los extractadores fuera de la cerca.

Este es el comienzo de la pesadilla.

Los gritos se multiplican inmediatamente y todos corren por el lugar en direcciones al azar tratando de escapar.

Directo desde el Sur hacia el Norte, se abren las fisuras y se forman protuberancias en varios lugares del piso. La barrera de houjustu que levantaron es inútil. Las fisuras aparecen inmediatamente dentro de la cerca. Toma todas nuestras fuerzas correr por el lugar y evitar caer dentro de las grietas de un terremoto nivel 5 bajo nuestros pies.

—¡Murata! ¡Flynn!

No puedo creer lo que estoy viendo. Ni siquiera tengo tiempo de comprender que es lo que está pasando.

Desesperadamente llamo a los otros dos mientras Josak me ayuda. La oveja tiene mas habilidad para saltar que los humanos y ya se ha pegado a mi lado. Por cada enorme fisura que se abre, varias personas se pierden en las grietas. No importa si son soldados o prisioneros. Lo mismo pasa con los extractadores.

—¡Murata! —Agarro por el cuello de la ropa a mi amigo que acaba de saltar y lo sacudo aun mas fuerte que los temblores—. ¡No tengo tiempo de preguntarte quien eres realmente, necesitamos parar este terremoto! ¡Tenemos que salvar la mayor cantidad de gente posible! ¡¿Tú sabes lo que hay que hacer, verdad?! ¡¿Tu sabes como tener esto, cierto?!

—...Desafortunadamente, ni yo lo se.

No puede ser.

—Si fuera solo un terremoto causado por un usuario de houjustu se detendría si lo matas, pero este es el castigo por abrir la caja. El soushu de la tierra que estaba sellado en El Final de la Tierra se está moviendo a placer por el lugar.

—Pero tiene que haber una manera.

—Si la persona correcta con la llave correcta abriera la caja de la manera correcta... tal vez seriamos capaces de controlar su contenidos.. aunque, realmente es solo un “tal vez”.

—¡¿Entonces solo miramos como sucede esto?!

Murata solo dice mi nombre con voz afligida.

—¡¿Solo nos sentamos cruzados de brazos hasta que todos desaparezcan?!

—No hay nada que podamos hacer. Tenemos que dejar que continúe su curso. Si tenemos suerte, tal vez se canse de arrasar todo y se calme como un volcán fuera de actividad. Pero esta destrucción probablemente continúe casi para siempre. Si eso sucede, este continente estará perdido.

Pequeñas rajaduras se forman bajo nuestros pies. Nos vamos hacia un área menos dañada. Todos tratan de escapar a hacia lugares seguros así que este área se llena enseguida. —...Tiene que haber algo que podamos hacer. No tenemos que detenerlo por completo, solo necesitamos reducir las victimas al mínimo posible...

A mi izquierda, Flynn contiene el aliento y corre hacia un área peligrosa. Hay cuatro o cinco niños dejados atrás en un lugar tembloroso que parece que va a caer en cualquier momento. Intento ir tras ella, pero Josak me toma por los hombros.

—Usted no, Su Majestad.

—¡¿Por qué?! ¡¿Otra ves vas a salir con lo de que soy el rey?! ¡¿Crees que Flynn puede salvarlos ella sola?! ¡Nadie mas va a ir a ayudarla!

—¡Yo iré a ayudarla así que Su Majestad y Su Alteza deberían quedarse donde es seguro! De otro modo esos tres hermanos van a matarme. —Murata y yo somos dejados atrás con los demás mientras él salta sobre varias fisuras con sus larga piernas y avanza hacia ella y los niños. Carga con uno a cada lado y le da la espalda al ultimo. Flynn toma las manos de los dos niños mas grandes e intenta que avancen mientras clama sus llantos.

En este momento comienza un fuerte temblor.

Nadie es capaz de mantenerse en pie y todos nos echamos al piso.


—¡Cuidado!

Josak soporta el temblor a duras penas, pero Flynn cae sosteniendo a ambos niños. La fisura se extiende por el piso tras ella. Intentando acercarme, salto sobre dos rajaduras pequeñas. Cuando estoy a punto de poner todas mis fuerzas en un ultimo salto, me encuentro con su mirada mientras es incapaz de levantarse.

Detente.

¿Qué quieres decir con detente?

Flynn voltea hacia mi una vez mas y me dice con palabras mudas que no vaya. Sus ojos verde claro se entornan y sacude la cabeza levemente. Detrás de ella la tierra se levanta en una ola y el suelo seco explota.

—¡Flynn!

Me ataca el mismo dolor de antes. Tengo que ponerme de manos y rodillas mientras soporto el agudo dolor que amenaza con hacerme perder la conciencia. No puedo solo dejar que este dolor se valla. Si lo dejo ir no podré salvarla.

—Shibuya, usar majutsu poderoso en tierras humanas es imposible y aquí hay un montón de usuarios de houjutsu en los alrededores.

—¡Déjame en paz! —me quejo de manera infantil sin quererlo. Los otros evacuados se alejan de mi atónitos. Murata frota mi espalda suavemente. Realmente siento como si fuera a vomitar.

—Es demasiado peligroso. Hay gente que ha muerto intentándolo. No puedo permitirte que--

—¡¿Qué quieres decir con “permitirme”?!

Sus manos dejan de moverse justo en el centro de mi espalda.

—¿Qué quieres decir con “permitirme”? ¡¿Ni siquiera se quién eres y estás hablando de darme permiso para hacer cosas?! Si no lo puedo usar cuando yo quiera... ¡Si no lo puedo usar en momentos como este, entonces no tiene sentido tener este poder!

—¿...Qué vas a hacer?

—No puedo decirlo con seguridad, pero definitivamente haré que todo esté mejor que ahora.

Escucho un largo y resignado suspiro. Este no parece su yo alegre de siempre. Aunque, su voz rápidamente gana algo de determinación y toma mis hombros.

—¿No vas a arrepentirte con lo que sea que pase, verdad?

—No.

—...Está bien. Entonces haz lo que quieras. Vigilaré lo que sea que hagas.

Flynn y los niños ahora solo están por encima a media distancia del piso y a solo un pequeño temblor de desaparecer bajo la tierra. Hay muchas otras personas también a punto de caer. Unos cuantos cientos están cayendo a las profundidades.

Hay otro temblor como el primero que vino del Sur.

Debo apresurarme. Como estamos ahora, muchas personas que se quedaron atrás en las rocas y cuelgan de los bordes de las fisuras van a caer directo al infierno con este temblor.

Mis emociones están tan alborotadas que no me importaría entrar en ese estado de trance, pero la voz que me ha estado guiando hoy no me dice ni una sola palabra. Siendo muy consciente de las manos de Murata sobre mis hombros, me cuestiono con calma.

Piensa. ¿Quién quiero que me salve?

O, ¿a quién quiero salvar?

No es como si quisiera pedir prestado el poder de alguien. Desearía ser capaz de controlarlo yo mismo.

El avasallante y agudo dolor me hace pensar que realmente voy a vomitar esta vez, pero no hay nada en mi estómago.

En lo profundo de mis oídos puedo escuchar el sonido de lo que estaba esperando que llegue. Viene de abajo de la superficie a gran velocidad. El agua que azota las rocas, parte la tierra y llena todos los espacios se acerca

Sobreponte a tus miedos y dudas.

Ten confianza y haz el esfuerzo.

De repente, mi conciencia desaparece y mi cuerpo se hunde en lo más, más profundo, como si cayera dormido.





El agua azul claro sube a una increíble velocidad y ataja a las personas a punto de caer en las fisuras.

Flynn y los niños caen al agua, pero de alguna manera naufragan hasta el piso al otro lado. Es mas ancho y seguro que las otras superficies y si saltan dos o tres rajaduras pueden llegar al camino que lleva al pueblo.

Muchos humanos caen en la corriente y terminan lentamente a la deriva en el nuevo río. Lo que los salva es que la corriente es gentil. Si tienen fuerzas suficientes para mantenerse a flote, eventualmente llegarán a la costa en algún lado.

Sin embargo, el siguiente gran temblor que llega crea una nueva grieta y no permite entrar al agua que actúa como colchón.

Hace tres segundos solo era una rajadura de un centímetro, pero al momento siguiente ambos lados se levantan y se convierten en una especie de risco con un precipicio gigante.

Mi extremadamente agotado y pesado cuerpo de repente se vuelve ligero por un instante.

Antes de poder siquiera pensar: “¡¿estoy cayendo?!”, mis brazos buscan instintivamente el borde del risco para agarrarse. Mi amigo que se encontraba frotando mi espalda a mi lado ya no está a mi lado.

—¡¿Murata?!

Los terremotos secundarios no parece que fueran a terminar y los irregulares e intensos temblores ponen en peligro a los humanos que intentan saltar sobre las fisuras. Pueden nadar a través de las que están llenas de agua, pero tienen que saltar o caminar por las nuevas que se han formado. Las personas colgando de los lados luchan por escalar, pero los temblores les impiden que lo logren como si fuera a propósito.

—¡Murata! ¡¿Donde estas! ¡Maldición! Mi mano derecha se está entumeciendo... No me digas que te caíste. Dame un respiro, por favor... Mura--

—¡Su Majestad! ¡Señorito! —la voz de Josak proviene del otro lado del acantilado. Con los dedos de ambas manos entumecidos y cosquilleando, volteo la cabeza para ver a Josak levantando a Murata en el distante borde al otro lado. Eso es un alivio. Al menos el evitó caer en el abismo.

En todo caso, si que se ha formado aquí una increíble fisura. Debe ser al menos de veinte metros de ancho.

—¡Su Majestad! Voy a ir para allá lo mas pronto posible, así que aguante hasta entonces.

Antes de poder preguntar cómo, un temblor secundario hace que mis dedos se entumezcan aun más. Josak deja escapar un grito.

—Esta bien. Estoy bien. Oye, tengo un favor que pedirte.

—¿Qué cosa?

Su cabello naranja está despeinado y se encuentra en apuros para cruzar a mi lado. Es imposible. Es demasiado lejos incluso como para dar un salto con carrera y no hay lugares donde pararse en el medio como para llegar en varios saltos.

—Me las arreglaré de algún modo, así que llévate a Murata a algún lugar seguro. Lleva a Murata y Flynn de vuelta a Shin Makoku y trátalos como invitados hasta que yo vuelva.

Murata es un amateur que no sabe nada de este mundo y aun cree que se encuentra en la Tierra y el único que puede protegerlo soy yo... Así se supone que debía ser. Las circunstancias han cambiado un poco, pero siendo el que lo trajo aquí en el Tour de las Estrellas, es mi responsabilidad el llevarlo a casa ileso.

—¡No puedo dejar atrás a Su Majestad!

—¡Por favor, Josak, te lo ruego! No hay nadie más a quien pueda pedírselo.

—¡Bueno, por supuesto que Su Alteza también es importante! ¡Pero aun así!

Ni siquiera me quedan fuerzas suficientes para hablar, menos como para preguntar que es lo importante acerca de él. Con el próximo pequeño temblor definitivamente caeré. Ya no siento los dedos para nada y luego de perder la concentración por un segundo, mi mano izquierda se resbala. El único brazo que me sostiene se convierte en tres dedos, dos dedos y por ultimo solo mi dedo medio...

Mi conciencia vuelve con un golpe como si mi hombro fuera a dislocarse.

Pálidos dedos y una manga de un color familiar sostienen firmemente mi muñeca derecha.

—Por fin te atrapé.

—...Wolf... ¿por que estás aquí...?

Lord von Bielefeld Wolfram ríe amargamente mientras su hermoso rostro se contrae en una mueca. Por un momento veo rastros de su hermano mayor y a pesar del estado de emergencia en el que me encuentro tengo una sensación de admiración.

—Eres un buscón y un infiel, así que te puse un transmisor en secreto para poder perseguirte a cualquier parte del mundo. Oye, no alcanza solo con una mano. Agárrate con las dos.

—Pero con tu peso... no seras capaz de subirme. ¡Si algo sale mal, podrías incluso--!

—Si pasa eso...

Wolfram toma mi sudorosa muñeca con ambas manos cuando empieza a deslizarse y me sonríe de manera seria y masculina.

—Caeré contigo.

Algo debe haber pasado cuando estaba lejos porque esta es la primera vez que veo una expresión así en su rostro.

—Confía en mi.

Dominado por su confianza, balanceo mi brazo colgante sobre mi cabeza. El chico lindo que solía ser un delicado y nervioso perrito gritón, tira con todas sus fuerzas demasiado entusiasmado y termina cayendo de espaldas, echándome al piso con él. Cuando entro en pánico e intento salirme de encima de él, una parte de mi manga u otra cosa raspa su mejilla y deja una pequeño arañazo.

—Wolf, estás sangrando... Lo siento.

—No tienes que disculparte. Era de esperarse —dice rápidamente y luego mira alrededor impaciente—. Hubiera sido bueno si Gisela hubiera venido para este lado. Pero desafortunadamente nos separamos. ¡De todo modos, Yuuri! ¡¿Qué estuviste haciendo y dónde andabas?! ¡Es inexcusable que me dejaras atrás a mi, tu prometido, y te fueras a algún viaje sin pensar en nadie mas! Y para colmo, ni siquiera puedes levantarte cuando estas por caer de un risco... Esta debilidad no encaja con el Maou. Es por eso que te llamo novato... ¿Yuuri?

¿No lo había aguantado hasta ahora?

—¿Qué pasa?

Incluso cuando llegó la noche, cuando estaba solo, cuando me encontré con Josak, ¿no lo había aguantado hasta ahora? ¿Entonces por qué ya no puedo soportarlo? Han pasado solo un par de segundos desde que nos encontramos de nuevo.

—Wolf... Conrad está...

—Lo se.

Debo verme realmente miserable. Él ni siquiera se enoja porque estoy hablando del hermano que no le gusta y coloca un brazo alrededor de mis hombros.

—Esta bien si quieres llorar. Yo también estaba un poco afligido.

—No está muerto. Él definitivamente no está muerto, pero...

Pero no está aquí o en ninguna parte. Lord Weller no vuelve.

—Puedes llorar todo lo que quieras. Gurrier, Gisela y yo estamos todos aquí. Puedes llorar tanto como quieras a partir de ahora.

—¡...Maldición!

Me fuerzo a alejarme y le muestro la lastimadura que me hice al golpearme con una roca picuda.

—Mira esto, se llega a ver la carne... Está sangrando mucho... Y de aquí es de donde me agarraste y me subiste. Está todo hinchado y caliente. Me debo haber dislocado la muñeca. Aun peor, puede que se haya roto. ¿Qué hago? Maldición... duele... duele mucho de verdad. Duele tanto que se me saltan las lagrimas... ¿Qué tan estúpido soy?

—No eres estúpido. El tonto es Conrart.

¿Por qué solo me dices cosas así a mi? Cosas que solo hacen que me duela aun mas.

Cosas que solo me dan ganas de llorar en voz alta con fuerza.

—Pero sabiendo que es una tontería, hay veces en las que tienes que hacerlo de todos modos. Incluso tu eres así, ¿verdad? Siempre haciendo las cosas de ese modo.

—Bueno, perdón por ser un tonto.

Un hombre que parece ser el acompañante de Wolfram llega corriendo mientras se tropieza. Reconozco esa cabeza rapada. Es el subordinado de Günter, Dacascos.

—¡Su Majestad! ¡Ah, pero que alivio que Su Alteza también esta a salvo!

—¿Qué tan lejos llegan los daños?

Cuando Wolfram pregunta en mi lugar, Dacascos se queda parado allí sin aliento y se limpia el sudor de la frente con su manga.

—...Es realmente terrible. Dicen que hay fisuras a través de todo el continente... y que el epicentro está cerca del lado sur del extremo de Caloria, así que al parecer la ciudad portuaria de Gilbit está completamente destruida.

—¡¿Caloria?! ¡La cuidad del puerto de Gilbit?!

Dacascos asiente con pena.

—De acuerdo a los kotsuhizokus, el caos es inevitable con su líder ausente. No se la razón exacta, pero parece que va a resultar siendo muy grave.

La ciudad portuaria de Gilbit en el territorio autónomo de Caloria es donde la gente mayor levantar cargamento día y noche, esperando que regresen los niños y nietos que fueron robados por el ejercito. La gente de Caloria realmente desprecia la guerra, así que todos soportan el descontento y la ansiedad en silencio contra su estado soberano, con las esperanzas que su señor Norman Gilbit tome las decisiones correctas. Ellos creen que él los guiará hacia lo que añoran.

Sin embargo, no saben que Norman ha muerto y la sucesora Flynn está emocionalmente destruida y no llorará por la gente que ha sido lastimada.

Pongo fuerza en mis rodillas y me paro junto a Wolfram.

—...Si usara una mascara, ¿cualquiera podría convertirse en rey...?

—No. Los únicos que pueden ser reyes son aquellos que tienen el talento para eso.

Aunque no sabe que es lo que pasa, Wolfram busca las palabras exactas que yo quiero oír.

—Eso es algo que tu posees.



Soy el único que queda que puede usar la mascara de Norman Gilbit.




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Referencias[edit]