Zero no Tsukaima Español:Volumen11 Capítulo9
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Capítulo Nueve: Reunión en Westwood
-"¿E-esa es la aldea donde vive esa semielfo de pechos anormalmente grandes?"
Guiche preguntó ansioso.
-"¿De qué diablos estás hablando?"
-"¿No debería decir algo como eso? Acaso no es la forma en que describiste a esa chica semielfo: Orejas largas con unos pechos ridículos."
-"Parece que ya has tenido suficiente de ese chismorreo a nuestras espaldas."
Kirche bromeó, sonriendo.
-"¡E-es porque él que quería saber más acerca de eso!"
-"¡Oye, no me eches toda la culpa!"
-"¿Pero los pechos de esa chica realmente son tan grande? ¿Más grande que las mía? "
Kirche hinchó el pecho.
-"N-no lo sé."
Saito respondió sintiéndose incómodo.
Ya era de noche cuando el grupo llegó a la aldea de Westwood. Debido a la posición de las lunas, Albion estaba considerablemente más cerca de Tristain de lo habitual, pero todavía tardó medio día con Sylphid volando a toda velocidad para llegar hasta ella.
En comparación con la anterior vez, cuando se fueron a Gallia, el grupo estaba en un estado de ánimo completamente diferente. Esta vez tenían la obligación de regresar con Tiffania.
El único obstáculo será convencer a Tiffania. No obstante, era algo que no les representaba ningún peligro, así que el grupo se sentía alegre.
Quizás no sea una tarea libre de problemas, Saito pensó.
Después de todo, Louise no puede utilizar vacío ahora.
Hablando de ello, Louise era la única que no estaba de buen humor, y se mantuvo en silencio la mayor parte del tiempo.
Kirche se acerco a Saito.
-"Oye, Saito. ¿Qué le hiciste a Louise? Ha estado actuando raro desde la mañana. Siempre callada..."
-"Para serte sincero, No lo sé."
Después de un momento de vacilación, Sin afirmar o negar nada, Saito le contó a Kirche la posible razón.
-"¡Oh! Su Fuerza de voluntad!"
-"¡Shh! No tan fuerte!"
Saito bajó la voz para que Louise, que caminaba delante de ellos, no los oyera.
-"¡Vaya! ¿Entonces volvió a ser nuevamente Louise la Cero? Como sea, incluso si ella lo oculta, puede que esto sea un signo de una enfermedad realmente seria."
-"No digas eso. Solamente quieres hacer que me preocupe más."
-"Pero, ¿no sería esto lo mejor?"
Kirche, dijo con una expresión muy seria en su rostro.
-"¿Qué?"
"Esa chica tenía que llevar la pesada carga de llevar una "leyenda" sobre sus hombros. En mi caso estaría encantada de pasarlo a otra persona."
Puede que tenga la razón, pensó Saito.
Saito lanzó una mirada nostálgica a la aldea que estaba frente a él. la aldea de Westwood apenas si había cambiado.
Enclavada en el bosque, las casas sencillas y compactas eran difíciles de distinguir.
Una vez en el lugar, de inmediato se dirigió hacia la casa de Tiffania. El humo blanco se elevaba desde el techo de paja de su casa.
-"¿No pareces muy preocupado de venir a este lugar?"
-"Bueno, no, es una misión fácil de todos modos. Más si lo comparamos con las dificultades habituales, esto va a ser un juego de niños."
Guiche, dijo mientras tarareaba.
-"¡Humm!, Tú deberías ser la última persona en estar relajada en estos momentos Guiche."
-"¿Y quién lo dice? ¿No eres tú quien esta actuando extraño últimamente? "
-"¿Yo?"
-"De hecho, aunque entiendo tu entusiasmo sobre de convertirte en vicecomandante y todo eso, de alguna forma me sigue pareciendo extraño, normalmente no estarías tan tenso. No te pareces al antiguo Saito que conozco en absoluto. "
-"¿En serio?"
-"Sip, antes te veías más despreocupado. Más a gusto ¡Aja-ja-ja! "
Guiche se rió en voz alta.
-"En realidad, no es bueno que siempre tengas la guardia en alto.", puntualizó Kirche.
-"¡Yo te lo ordeno! ¡Demonio o no! ¡Que salgas de esa casa ahora mismo!"
Guiche se puso delante de la casa de Tiffania y gritó.
-"¡Hablo en nombre de mi clan! ¡Yo, Guiche de Gramont, Comandante del Cuerpo de Caballero del Espíritu del Agua de Ondine! En nombre de Su Majestad! Esto es una orden real! "
Cuando no hubo respuesta, Guiche abrió la puerta.
Momentáneamente, su cuerpo se puso rígido.
-"¿Qué? ¿Pasa algo malo? ¿Acaso estará cambiando su ropa interior?" Divertida, Kirche se preguntó, echando una mirada al interior de la casa.
Su cuerpo se tensó de inmediato.
Saito y Tabitha se miraron entre sí. Después asintiendo el uno al otro, ambos al mismo tiempo empujaron la cabeza a través de la puerta...
Detrás de la puerta, en la sala de estar, en la mesa donde Saito utilizó alguna vez para comer, dos personas se encontraban.
Uno de ellos era Tiffania, quien se quedó con una cara de sorpresa escrita por todo su rostro al ver a los recién llegados.
Sin embargo, la nostalgia por su querida amiga Tiffania no era único que se podía sentir en aquella habitación. El problema principal era su acompañante.
Tabitha, que asomó la cabeza por la puerta, dijo.
-"Fouquet".
De hecho, el otro invitado a la casa de Tiffania no era otra más que su antigua enemiga, Fouquet. Los hombros de Saito empezaron a temblar. Recordó la cara de Wales, quien encontró la muerte en los suelos de Albion.
Esta era la mujer que colaboró con el asesino del príncipe heredero, Wardes.
El ladrón de Fouquet la "Tierra Desmoronadora".
Recordó la cara de Henrietta llorando, la aldea quemada de Tarbes y un montón de otros espectáculos durante ese miserable episodio de la campaña de Albion.
-"¡Fouqueeeeeeeeeeet!"
Saito gritó tirando de la espada en su espalda y saltando hacia delante.
La runa en su mano izquierda brillaba con intensidad.
Un sablazo cortó el aire partiendo uno de los cabellos de la cara de Fouquet. Sin embargo, ella no era una persona común y corriente. De pie, sin temor a la carga de Saito, sacó la varita y bloqueó la espada.
Por un momento sus armas se cruzaron antes de ellos saltaran hacia atrás y tomaran posiciones de ataque.
-"¿Qué demonios estás haciendo aquí?"
-"Esa debería ser mi pregunta."
Los dos se dedicaron intensas miradas, midiendo su candor. Entonces...
-"¡Deténganse!"
Tiffania se interpuso entre los rivales.
-"¿Por están peleando? ¡Saito! ¡Enfunda tu espada!"
-"P-pero..."
-"¡Hermanita Mathilda! ¡No levantas tu mano en contra de esta persona!"
-"¿Hermanita Mathilda?", dijo Saito contrariado.
Saito miró a Fouquet. ¿Acaso era la persona equivocada? A pesar de que pensó de esa manera, sin duda esos penetrantes ojos encajados en su rostro serio, eran de Fouquet, La Tierra Desmoronadora, Saito se había enfrentado a su Golem en el pasado, no había duda.
Fouquet, preguntándose qué estaba pasando, vio cómo el intercambio de miradas entre los rostros de Saito y Tiffania.
Después de ver eso, ella sacudió la cabeza.
-"Esta pelea no es de ninguna utilidad."
Saito, a pesar de esa declaración, cegados por la ira, trató de cargar hacia adelante, pero Tiffania se aferró a su brazo.
-"Por favor, Saito. Detente... Aunque no sé lo que pasó entre usted, te lo suplico, dejar de luchar."
Tiffania estaba llorando.
-"Maldita sea", Saito maldijo en silencio, pero puso la espada en la vaina de nuevo. Y luego, con un ruido sordo, se sentó en el suelo.
-"Gracias."
Tiffania mostró una expresión de gratitud, mientras sollozaba.
Guiche, Kirche y Tabitha se miraron entre sí.
-"Tal vez ahora, después de tan tiempo, ¿deberíamos renovar viejas amistades de nuevo?"
Fouquet le preguntó con voz cansada.
A pesar de Fouquet y el grupo se siguió mirando el uno al otro por un tiempo, sintiendo sus piernas entumecidas, ella se sentó en una silla.
-"Ustedes también, pongan a resguardo sus varitas y siéntense de una buena vez. ¿No están cansados después de un viaje tan largo?"
El grupo ahora entre ellos se miraban para decidir cual sería su siguiente acción, pero cuando Kirche se sentó suspirando diciendo -"Oh, bueno", a regañadientes siguieron su ejemplo.
-"¡Ey!, Tiffania, habla, ¿Como es que conoces a ese tipo?"
Tiffania miró a Saito como preguntando -"¿Está bien?", Saito asintió con la cabeza. En estas circunstancias, no podían hacer nada, sino explicarle.
Tiffania le contó el hecho a Fouquet.
Explicó cómo el ejército de Albion detenido y cómo ella ayudó a Saito, quien estaba al borde de la muerte.
De cómo conoció a Luisa y al resto del grupo...
-"¿Aah, entonces fuiste tu? El que detuvo el avance de los 70.000 soldados Albion sin ayuda de nadie."
Saito asintió con la cabeza.
-"Ju, ju, así que fuiste tú ¿no?, ¿Parece que has crecido un poco?"
Fouquet se echó a reír.
-"Ahora que lo sabes, es nuestro turno. ¿Cómo es que tu y Tiffania se conocen?"
En lugar de Fouquet, Tiffania le respondió Saito.
-"Ya te lo dije hace algún tiempo... Mi padre... el Archiduque, fue responsable de la tesorería real, y servia al virrey de esta región".
-"¡Ahh!"
-"Ella es su hija. De hecho, también ha salvado mi vida."
-"¿Qué?"
Saito estaba sorprendido.
-"No es tan malo como suena. Hermanita Mathilda me enviaba dinero para nuestros gastos."
Aunque Saito intentó decir algo, fue interrumpido por Fouquet.
-"Nah-a. No hables de mi trabajo anterior. Vamos a manter el secreto."
-"Saito, ¿Sabes a lo que hermanita Mathilda se dedica?"
Tiffania preguntó mientras se inclina hacia adelante.
-"¡Ah, ah...! bueno"
-"¡A la docencia! No digas nada más."
Fouquet lanzó a Saito una mirada penetrante.
-"Si hablas de más, te mataré."
Saito a regañadientes, decidió mentir. Sintió lástima por Tiffania si descubriera la verdadera personalidad de Fouquet.
-"...una caza del tesoro".
-"¿Caza tesoro? ¡Eso es genial!"
-"Ju, ju." Kirche se apretó la mano contra su boca
-"No te rías."
"¿Que hay de tí viejuca? ¿Cómo te fue en tu "visita" a La Rochelle?"
A la provocación Kirche, Fouquet forzó una sonrisa.
-"Oh, esa aventura. Bueno, esos sujetos terminaron agarrando todos los tesoros para sí mismos."
Aliviada, Tiffania dijo.
-"Por lo tanto, no hay resentimientos. Nunca más. ¡Levántense, vamos a tener un brindis!"
Tiffania sacó una botella de vino y vasos de la alacena.
Así, una fiesta extraña entre acérrimos enemigos había comenzado.
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