Maru-MA Volumen 03 Capítulo 12

From Baka-Tsuki
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Yuuri, nunca hubiera pensado que serías capaz de tomar la iniciativa de este modo —dice Wolfram sorprendido luego de que me decidiera a golpear su puerta.

El delicado chico lindo no sabe cómo actuar frente a esta situación. Ladea la cabeza a un lado con los labios semiabiertos mientras espera en silencio una explicación.

—Sólo quiero que vengas a bañarte conmigo. Si te da vergüenza, puedes dejarte tu traje de baño puesto.

—Si sólo somos nosotros dos entonces no hay de qué avergonzarse, pero…

—¡Entonces vamos! ¡Estoy apurado! —digo—. ¡Con una toalla y ropa interior debería ser suficiente!

Wolfram está ocupado revolviendo en un rincón de su habitación mientras busca un objeto extraño. ¿Quiere llevar su patito de goma?

Arrastro a un ampliamente sonriente Wolfram hacia el tan familiar baño real.

El baño privado de Su Majestad el Maou es extremadamente lujoso. En la gran pileta color crema se podrían organizar fácilmente las olimpiadas mundiales de natación. Hace mucho calor en este país, pero no existen piletas públicas. Realmente desearía poder compartir este baño con todo el mundo.

Hoy no están aquí ni La Reina Sexy Cherie ni los sirvientes que normalmente se ofrecen a lavarme la espalda, pero el agua sigue cayendo constante de los cinco grifos con forma de cabezas de leones. Por fin puedo nadar todo lo que quiera.

—¡Y uno, y dos, y hop!

Me tapo la nariz y salto a la pileta aun vestido. Por un breve instante me sumerjo y casi llego hasta el fondo, pero inmediatamente regreso a la superficie.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta Wolfram perplejo.


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Me apoyo en el borde de la pileta con el agua goteando de mi cabello y mi camiseta.

—¿Me puedes empujar a la pileta?

—¡¿Cómo?!

—Vamos, ahora —me quejo.

—¿Qué clase de juego previo es este?

Wolfram me empuja al agua, pero vuelvo a la superficie de inmediato.

—No lo entiendo —mascullo—. ¡Oye, ¿qué estás haciendo?! ¡No te he dicho que te metas tú también!

Wolfram reaparece con el pelo completamente empapado. Es como ver el cuadro de un ángel tomando un baño. Por suerte aún tiene la ropa puesta como yo. Con dos brazadas llega nadando hasta mí.

—¿Estás loco? ¡No tenías que entrar, sólo quería que me empujaras!

Rodea mi cuello con sus pálidos brazos.

—¡Rayos, suéltame!

—¿Pero…? ¿No querías probar algo completamente nuevo como juego previo?

—¡¿Juego previo?! ¡¿De qué estás hablando?! ¡¿Qué clase de ideas pervertidas tienes en mente!?

¡Estoy totalmente desesperado, y en cambio mi compañero se deleita descaradamente con sus fantasías pervertidas! Dejo caer mi cabeza y contengo mi creciente enojo. En otro intento, apoyo mis pies en el fondo de la bañera y estiro las rodillas lentamente. Aun no se siente la succión que me arrastre a las profundidades.

—No puedo ir a casa —digo en voz baja.

—¿Acaso no estas ya en casa?

—No me refiero a eso. Es verdad que volví de Sverera a Shin Makoku, ¡pero ahora quiero ir a mi casa!

Como un niño pequeño, agito los brazos y golpeo la superficie del agua con las palmas de mis manos. Wolfram se para y da un pequeño paso atrás para proteger su rostro del agua caliente.

—¡No puedo volver a mi casa, a la Tierra, a Japón! —grito enojado—. Pensé que iba a ser como la última vez, que podría volver a través del baño de nuevo. ¡Pero no importa lo que haga, no pasa nada! Pensé que si tu me arrinconabas se activaría el Tour de las Estrellas para escapar del peligro… Pero cuando me empujaste al agua igual no pasó nada.

—¿Qué?

—Wolf… ¿por qué pones esa cara? Sobre su nariz y entre sus cejas aparecen numerosas arrugas. Él ex príncipe mazoku alza la barbilla y echa hacia atrás los hombros.

—¡¿Para esta tontería me llamaste?!

—¡No es una tontería! Esto es increíblemente importante para mí, ¿no lo entiendes?

—¡Tú eres el rey de este país, no puedes seguir dando vueltas por ahí! Tienes que quedarte aquí. ¡Yuuri, este castillo es tu casa! ¡Para siempre!

Cada vez que este chico lindo me regaña puedo sentir las numerosas heridas que causan sus palabras. Aunque sea muy difícil de aceptar, Wolfram probablemente tiene razón. Mis intentos de bucear son en vano. Pero, ¿qué otra opción tengo? Nunca había pensado que no podría regresar más a Japón.

—¡Pero hasta ahora siempre había sido así! Cada vez que completo la misión con exito puedo volver a casa. Está vez encontré la mateki, y traje de vuelta a mi doble sano y salvo. La misión fue todo un éxito. ¿Por qué sigo atrapado aquí? ¡Maldita sea! ¿Puede ser que el juego se quedó trabado en este nivel? Si ya no puedo volver a Japón y me tengo que quedar en Shin Makoku para siempre, ¿qué voy a hacer entonces?

—Continuarás haciéndote cargo de tu puesto y tu vida como Maou, ¿qué más?

Sí, es verdad, soy el rey. Asumí el cargo e hice un juramento frente a todos.

—Pero aún así, no esperaba tener que quedarme aquí para siempre. ¿Cómo me voy a enterar si los Lions ganaron el campeonato o no? ¡Nunca más voy a poder ir a un partido de béisbol!

—Entonces funda tu propio equipo de béisbol aquí. Dijiste que querías hacer ese deporte el deporte nacional.

—¡Pero todavía no soy lo suficientemente bueno!

La ropa empapada que cuelga de mi cuerpo pesa muchísimo. Sin embargo, no me hundo en las profundidades.

—¿Qué va a pasar con mi equipo, mi escuela, mis amigos? Si no salgo de la piscina con los delfines, Murata recibirá un horrible shock y pensará que todo es su culpa.

Tal vez fue así. ¿Tal vez el Shibuya Yuuri del Japón moderno murió en un accidente durante el espectáculo de los delfines? ¿Y es por eso que no puedo volver?

—Ay no, pero… ¿y ahora qué hago? ¿Cómo se lo voy a explicar a mi familia…? No, probablemente no voy a volver a poder hablar con ellos. Además “mi esposa y mi hijo”…

—¡¿Tienes esposa e hijo?!

—¡No malinterpretes mis palabras! Quise decir “mis padres y mi familia”. Tengo familia, mis padres y mi hermano, y no puedo creer que de repente ya no los pueda ver más… Es una locura, es injusto.

—Eres increíblemente lerdo —se queja Wolfram y se peina el flequillo mojado hacia atrás. Sus arrogantes ojos verde esmeralda me observan fieramente. Realmente luce como un ángel, pero sus palabras derraman sangre con cada silaba—. Perteneces a este mundo. No puedes escapar de aquí, es el verdadero hogar de tu alma.

—Nadie me lo dijo así.

Incluso yo puedo sentir el temblor en mi voz.

—No digas que no sabías en lo que te metías.

No tengo una respuesta para eso. He tomado las cosas muy a la ligera.

Si el silencio continua voy a terminar haciendo algo estúpido. Así que decido intentar de nuevo. Me zambullo en el agua caliente y me impulso varias veces hasta el fondo. Me quedo bajo el agua todo el tiempo que puedo y busco desesperadamente una posible vía de salida en vano.

No puedo darme por vencido, tengo que calmarme. ¿Acaso no dijo el comentador en el último partido que “una crisis es un punto de quiebre”? Aun viéndome forzado en una situación sin escapatoria posible, debo mantener la calma. Si no analizo correctamente las posibilidades, no seré capaz de encontrar la solución al problema.

Pero no importa que tanto lo intente, el extraño remolino se niega a aparecer.

—¡Oye! —me llama Wolfram y me saca del agua de un tirón.

Me he olvidado por completo de respirar.

Bueno, dadas las circunstancias tengo que aceptar la realidad. Nunca más Japón. Nunca más béisbol. Nunca más casa.

El rey está totalmente jodido.


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