Maru-MA Volumen 04 Capítulo 4

From Baka-Tsuki
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Quedándose literalmente en su escritorio desde la madrugada hasta la noche, él trabajaba aprobando cuatro días de documentos acumulados. Gwendal von Voltaire, se para inestablemente de su asiento.

Trabajaba tan duro que ni siquiera se detuvo para almorzar, así que aunque su cabeza da vueltas llena de números y documento, se moría de hambre. Con la intención de servir un poco de alcohol en una buena taza de té caliente, se dirige hasta el lugar en que estaba la tetera frente a la chimenea.

Tiene que marcharse del castillo a la mañana siguiente. Es por eso que se ha exigido tanto.

El Maou casi asesinado ha desaparecido, y el consejero real Lord von Christ ha entrado en pánico de nuevo. Hizo un gran escándalo sobre convertirse en un monje o algo así y se fue, dejando desatendido todo el papeleo pendiente en el castillo. Ya que es una persona que termina su trabajo con una terrorífica resignación, Gwendal es llamado cada vez que algo así ocurre.

—…Honestamente, ¿cuál es el punto de tener un consejero real?

En primer lugar, ¿en qué mundo existe un rey que lleva a la persona que intentó asesinarlo a ser rehabilitada convirtiéndose en monje? Desde su punto de vista, el intento de asesinato en sí mismo había sido una farsa. Sus dos hermanos menores estaban allí. El rey no hubiera sido asesinado de una forma tan tonta.

Por otro lado, si te involucras con ese niño, nueve de cada diez veces termina siendo una situación indecente. Inconscientemente toca su muñeca derecha. Todavía hay una cicatriz de la ocasión en que fue encadenado a Yuuri. Ya está completamente curada, pero cuando hace frio como hoy, a veces el hueso cruje.

—Tal vez debería sumergirme en una terma…

—¿Estás invitándome a ir a las termas?

Al hablarle La Cazadora Roja, aparecida de la nada, el hijo mayor casi salta de la sorpresa. Abriendo la puerta que definitivamente había cerrado con llave, von Karbelnikoff Anissina se acerca a él dando zancadas.

—N-No te estaba invitando.

—Qué desafortunado. Ya sea que me invites o no, he decidido hace poco que haría un viaje por mi cuenta.

—¿Vas… de viaje?

Gwendal se queda sin palabras por un momento, observando casi directamente su ardiente cabello rojo atado.

—Así es, por mi cuenta… Ya lo he decidido. No hay nada más desagradable que el té que un hombre ha hecho… Y el maryoku de los hombres de este país es demasiado débil. ¡Tiene que haber algún lugar en este mundo en el que alguien con un maryoku incluso más grande que el de los mazokus este esperando conocerme!

Buen viaje fuera de Shin Makoku.

—Pero de todos modos, ¿por qué no contratas una secretaria en este castillo? La eficiencia de tu trabajo no mejorará de otra forma. Si gustas, puedo prestarte la Secretaria N°1 a base de maryoku que inventé, la Srta. Voluptuosa.

Por favor no. Esa cosa solo hace poses sensuales y no te trae ni un solo contrato. Y más allá de eso, no hay nada “voluptuoso” en ella. Nada en absoluto. Y además, la razón por la que la secretaria está fingiendo estar enferma para escapar del trabajo es que Anissina ha estado merodeando la oficina.

Ella sirve té en una taza blanca de porcelana. El humo se alza entre los dos.

—Dijiste que los hombres de este país tienen un maryoku débil, ¿no es así?

—Sí, eso dije. ¿Tienes alguna objeción?

—¿…Has puesto a prueba a alguien que no sea tu hermano mayor, Günter o yo?

—No.

Con una expresión en su rostro que dice: “¿por qué preguntarías algo así?”, la Magicalista Loca le entrega a su amigo de la infancia el té.

—Tú eres el más fuerte y estás solo a este nivel, así que no tengo interés en hombres más débiles.

Él no sabe si está siendo halagado o insultado. Pero, no puede odiar algo pequeño y lindo incluso si muerde su mano.




Solo por si acaso, espero escuchar la firma de Wolfram “gugupi gugupi” antes de vestirme y salir de la habitación. En realidad no creo necesitarlo, pero para aligerar parte de mi culpa traigo conmigo a Garganta N°1. Usando lentes de sol redondos de noche y un gorro tejido rosa chillón, y un bastón a pesar de que puedo caminar perfectamente bien, soy un caminante nocturno muy sospechoso. Creo que los menores de quince no deberían poder pasar la noche en alguna parte, y para los que tienen mas de quince el toque de queda es a las once. Según los estándares de la Tierra son solo las 9:32pm, así que es la hora perfecta para disfrutar algunas prácticas de tiro ligeras. Además, por suerte tengo algo de cambio en mi billetera y este es la ciudad en que la noche no tiene fin, Las Veg… ¡Atami!

—¿Eh?

Abrimos la puerta casi al mismo tiempo, la pequeña niña sale a hurtadillas muy abrigada. Me ve y se detiene inmediatamente.

—No vas… para el baño, ¿verdad? Puede que este sea un lugar un poco andrajoso, pero hay una ducha y un inodoro en tu habitación. Así que eso significa, ¿que estás escapando?

Greta sacude su cabeza en silencio. Se me hace difícil creer que una niña de diez años se escaparía para pasar una noche en el centro, así que solo puedo asumir que la niña de primaria yéndose es el escape de un asesino.

—Ah, está bien. Si vas a escapar, ahora es el momento de hacerlo… Es lo que en realidad me gustaría decir.

Dejar que una niña pequeña camine por ahí sola de noche y que incluso pueda terminar involucrada en algún tipo de accidente me pesa en la consciencia. Abriendo la puerta apunto a las dos camas vacías.

—Vuelve a tu habitación y métete a la cama.

Ella vuelve a sacudir la cabeza en negación. Y luego abre a boca por primera vez en un tiempo.

—Estoy buscando a alguien. Lo vi esta tarde.

—¿Buscas a alguien? ¿Cómo es que conoces a alguien en este centro turístico? Ah, ¿eres de aquí? ¿Creciste en este lugar de veraneo?

—No.

Oh, hombre, esta niña solo habla con monosílabos y frases pequeñas. Pero ahora que la escucho su voz es grave para ser una niña de diez años. No tan grave como para ser masculina, pero suena carente de inocencia. Me pregunto cuándo aprendió a suprimir sus emociones mientras habla.

—Oye, piénsalo mejor de nuevo. ¿En verdad era esa persona? ¿Estás segura de que no lo has confundido con otro? Oye, espera.

Sin siquiera esperar que yo terminara de hablar comienza a caminar por el pasillo de madera.

—Tengo algo que entregarle.

—¿Algo que entregarle…? ¡Pero no puedes salir a caminar por el centro sola de noche! Te va a secuestrar un hombre que parece amable.

Bueno, puede que no le pase nada ya que no lleva puestas zapatillas de color rubí[1].

Como si persiguiera a mi hija, los dos salimos del hotel. El centro es brillante y energético, pero los sonidos que escucho no son de la Electrical Parade[2], sino de borrachos, mujeres coqueteado y maldiciones de las salas de apuestas.

—Lo veas como lo veas, este no parece un lugar apropiado para nosotros dos.

Aun así, la estudiante de primaria sigue abriéndose paso a través de las calles y un hombre borracho de mediana edad se le acerca. Se tambalea espléndidamente como borracho, pero ahora no es momento para admirar eso. ¿Y si la acosaba sexualmente o algo? La arrastro lejos de él, y a diferencia de antes no grita. Yuuri Shibuya ha ganado puntos de afecto[3]. Mientras pienso en eso, veo una chica agachada sosteniéndose el estomago en un lugar oscuro al lado de la calle y ninguno de los transeúntes se detiene para ayudarla. Tal vez está fingiendo sufrir un ataque de alguna enfermedad crónica y en realidad era una carterista como en los dramas históricos. En cualquier caso, llevo una niña conmigo y decido que es mejor evitar cualquier comportamiento peligroso así que solo aprieto la cálida mano de Greta. Si la chica está enferma de verdad y le duele el estómago alguien definitivamente la va a ayudar. Me digo eso a mí mismo y comienzo a caminar para pasar por su lado pero…

—¿Estás bien?

Esto va en contra de mi sentido justiciero de clase media, mi boca y cuerpo se mueven por sí mismos.

Miro a la cara a la mujer en cuclillas. Sus labios están tan pálidos, es obvio incluso bajo la luz antinatural del distrito comercial.

—… Me duele el estómago… Te agradecería mucho si pudieras llevarme en tu espalda.

—Está bien.

Siempre y cuando tenga cuidado de que no me saquen la billetera, no hay problema en dejarla subir a mi espalda. Luego de pasarle a Greta Garganta N°1, me acerco para poner una mano sobre la espalda encorvada de la mujer.

—¡Oye, tú! ¡¿Qué estás haciendo con mi mujer?!

Gracias a las palabras enojadas que me llegan por encima del hombro mi mano se detiene inmediatamente. ¡Maldición! No era una carterista, ¡era directamente chantaje!

—No creas que puedes irte así sin mas después de haber puesto tus manos sobre la mujer de otro hombre.

Es una amenaza bastante cliché. Me volteo con dudas, veo un grupo de tres hombres de apariencia maleducada. Tienen el cabello largo con raya al medio igual a como lo tenían los cantantes de folk en su época. Sus músculos se ven abultados y todos parecen razonablemente fuertes.

—Si te vacías, nuestro humor mejorará.

—De ninguna manera. Primero, no he sufrido de estreñimiento últimamente, y segundo, es simplemente absurdo que el hecho de que me vacíe mejore su humor.

Aunque me haga el duro, me superan en número y voy con una niña. Pensando de ese modo al final mi bondad será vencida por la maldad y terminaré teniendo que pagarles, siento ganas de llorar de la vergüenza y de la frustración. Todavía no es demasiado tarde jóvenes, ¿no se arrepentirán con un “olvídalo”?

La mano que moví para defender mi billetera hasta en las últimas es tomada por detrás. Arrastrado por todas sus fuerzas soy forzado a dar unos pasos hacia atrás.

—¡Por aquí!

La dueña de la voz nos arrastra corriendo a través del distrito comercial. El dobladillo verde pálido de su vestido ajustado se levanta en el viento. Entrando en pánico regreso la vista a la nuca de nuestra salvadora. Los mechones que flotan de su cabello rubio ceniza son cortos, a la altura del nacimiento de su cuello. Sus delgadas y largas piernas bronceadas se mueven tan alto como las de una atleta.

Corremos por unos cinco minutos. A la luz de un sombrío callejón que no esperarías encontrar en la calle principal, la chica al fin se detiene. Habiendo corrido una carrera de media distancia a máxima velocidad Greta y yo estamos completamente exhaustos, pero esta chica que parece una cabra salvaje solo jadea levemente.

—Esos tipos son persistentes, pero deberíamos estar bien así de lejos. Tenías un bastón así que me preocupaba si podrías correr, pero no estás herido ni enfermo, ¿eh?

—Oh… me dijeron que… dejara de… usarlo… Como sea… gracias… nos has… salvado… Pero, sabes… ¡eres muy rápida! —Cuando era niña me encantaba correr. Si hubiera sido hombre, me hubiera gustado repartir cartas.

Esto no parece particularmente relacionado con la entrega postal, pero cuando imagino al cartero pintado a un costado de los camiones repartidores creo que eso es un poquiiiito imposible[4].

—¿Eh?

Ya he visto una Chica Cabra Salvaje antes. Con su escote inexistentes y sus ropas ajustadas que intentaban acentuarlo.

—¿Eres la chica que nos coqueteó hace un rato a la tarde?

—Así es, joven con la niña.

Ella levanta las palmas.

—Está bien, ya no te coquetearé.

—Oye, los menores de 15 tienen el toque de queda a las 11… Oh, supongo que aun es temprano. ¡Pero aún así, una estudiante de secundaria baja merodeando por ahí a esta hora de la noche con esas ropas sexys super expuestas no está bien!

Le estoy dando el sermón de un anciano justo después de haber terminado de agradecerle. Actuar hipócritamente es un rasgo personal que odio, pero no quiero que esta chica amable se comporte tan peligrosamente.

—Debo parecer un idiota al decir esto justo después de que me salvaste, pero ¿dónde vives? Te acompañaré a casa.

La Chica Cabra Salvaje arruga las cejas como si se sintiera incomoda por esto y sonríe solo con su boca.

—No puedes llevarme a casa, está muy lejos.

—Así que de verdad planeabas pasar la noche en alguna parte. Alguna parte, como la habitación de alguien con quién hubieras estado coqueteando.

—Sí, también hago eso, pero… habitualmente me quedo en la tienda. Pasaste en frente de ella antes, ¿verdad?

—La tienda… ¿quieres decir que te estás quedando allí?... Oye, sabes que en verdad no es bueno salir con alguien solo por su dinero y cosas como esas. Aunque,decir esto como un santurrón es un poco vergonzoso.

—¿Eh?

Por ejemplo, si intentara forzar estos ideales de estudiante de honor salidos directamente del diario de un estudiante de secundaria baja en las chicas de mi preparatoria, me catalogarían de molesto o me echarían lejos. Como broma, la clase entera comenzaría a ignorarme al día siguiente.

Pero probablemente lo diría de todos modos. Creo que también sería capaz de obligarme a sonreír.

Si un buen amigo mio intentara hacer algo poco ético, sin importar cuál sea el resultado, lo diría justo como lo estoy diciendo ahora.

—Sé que es muy molesto que suene como tus padres o tus profesores, pero en este caso ellos tendrían razón de alguna manera, y sabes, que diga esto con tan poca vergüenza es un poco, bueno, puede que incluso digas “¡Es mi vida!” o algo así, pero... deberías cuidar… cuidar mejor de ti, o algo.

La chica menor de quince que quiere trabajar de cartero me observa fijamente con sus ojos marrón rojizo y sus labios ligeramente separados.

Por favor que alguien me diga que tengo razón. Denme una palmadita en la espalda. Hagan que deje de sentir esta vergüenza. Pero incluso si no se resuelve nada, lo voy a decir de todos modos. En pocas palabras…

—¡Estoy en contra del S sin amor[5]! ¡Toma, ponte esto[6]!

Tratando de esconder mi vergüenza con un movimiento vigoroso, me sacó la chaqueta. Es mucho más pesada que una versión “Made in Japón Moderno”, pero la calidez es la misma.

—…Gracias.

—Ah, sí, y de todos modos, tu casa. Incluso si está lejos, te llevaré ahí. Me salvaste, así que te pagaré el boleto del autobús… oh, no hay autobuses. La tarifa del carruaje, entonces. Si pasas la noche en una tienda tus padres se preocuparán, ¿sabes? Si los preocupas demasiado, envejecerán prematuramente.

Hablando sobre padres y hogares, la silenciosa niña se pone en cuclillas.

—No estoy hablando sobre ti, Greta. No te voy a obligar a ir a tu casa. Ahora mismo estoy hablando de la Chica Cabra Salvaje. Estoy hablando de su casa.

—¿Cabra Salvaje? ¿Esa soy yo? Mi nombre es Izura. Es por la última princesa de Sverera.

He escuchado ese nombre antes, pero comenzaré por el nombre del lugar. —¿Sverera? ¿Vives en Sverera?

—Mi casa y mi familia están en el país incluso ahora. Supongo que han pasado tres meses desde que vine a Hildyard.

Esta ya no es una conversación en la que pueda hacer un escándalo sobre la tarifa de un carruaje.Una tarifa para un viaje por mar de dos noches y tres días no es algo de lo que pueda encargarme con el cambio en mi bolsillo.

—¿Por qué viniste aquí específicamente desde Sverera… ¿Por qué huiste de monje... digo, de casa[7]?

—¡No huí de casa!

Los ojos de la Chica Cabra Salvaje, o mejor dicho, los ojos marrón rojizo de Izura se llenan de lágrimas. Tal vez pensándolo mejor, ella sacude toscamente su cabeza y seca sus lágrimas.

—Quería quedarme con mi familia, pero… ya no queda nada en Sverera. Para que mi familia sobreviva tuve que venir a trabajar aquí.

¡¿Qué?! ¡Pero si la lluvia que deseaban cayó! Aunque fuera solo parte de la solución, ¿no se vería aliviado parte del sufrimiento por la mejora del medio ambiente hostil?

Como si estuviera volviendo a reproducir un DVD, mi cerebro revive el incidente de hace cuatro meses atrás.

Nicola dijo que si llovía todo mejoraría en Sverera. Si llovía la gente no tendrían que vivir sedienta, no tendrían que comprar alcohol y frutas importadas, los posos y los campos tendrían agua, el pasto crecería e incluso podrían tener ganado.

Esa lluvia cayó.

—Entonces, Cabra… Izura, ¿trabajas en Hildyard para ganar para vivir? Así que coqueteaste conmigo para conseguir dinero para la renta… Lo siento…

—No hay nada por lo que disculparse. Además, no me has hecho nada malo. Oye, incluso me prestaste tu chaqueta. Desde que llegué aquí eres el cliente más amable que he tenido.

Al otro extremo de la estrecha calle se acerca a nosotros una luz cálida. Se balancea hacia delante y hacia atrás y luego se detiene, haciéndose cada vez más grande.

—…Tengo hambre —murmura Greta a medida que el olor de la sopa se extiende en el aire.

—¿Hi-Higomokos…?

—No. Hinomoko.

En cuanto al nivel de alfabetización, la niña es un 7% más inteligente que yo en este momentos.

En un mundo de espadas y magia, con mazokus y un Maou, existe un puesto de ramen.

Al otro lado de la cortina que dice “Hinomoko”, un anciano obstinado revuelve una olla con su caldo de sopa super secreta.



Más o menos en ese mismo momento, Wolfram está soñando.

Yuuri grita: —¡Estoy en contra del S sin amor!

Y él contesta con un: —Si estás hablando de amor, está justo aquí.

Pero en su mente realmente piensa: ¿Qué quiere decir con “S”?

Su ronquido es “gugupi gugupi” como siempre.

Dulces sueños.




Aunque es un hombre blanco, no importa como lo mires, tiene pelo corto casi rapado y una vincha retorcida al estilo japonés alrededor de la frente. Sus cejas son prominentes y desalineadas, y su pecho abultado sobresale de su chaqueta de cuero. Me pregunto si habrá puesto así de inflado y musculoso por hacer fideos todos los días.

—Hermano, ¿de verdad eres un hombre de verdad por prestarle tu chaqueta a una mujer, nei?

—¿Nei? Bueno, soy un hombre…

Comer ramen en una noche fría es atractivo, pero lo que nos entrega es una sopa difícil de ser llamada comida china. El tazón está lleno hasta el borde de un caldo color ámbar, un camarón y una almeja arriba de todo, y los fideos son 100% harina de sémola preparados perfectamente al dente. El contenido de este tazón es…

—¿…Espagueti con mariscos?

—No, hinmoko. Es comida que sirven en el palacio de Conashia, nei.

—¡¿Es comida de palacio?! Pero, ¿qué es “nei”…?

Decidiendo que los niños van primero, empujo el tazón hasta dejarlo frente a Greta. Golpeo ligeramente el banco poco firme que está a mi lado para Izura, que parece estar incómoda de pie.

—Siéntate, Izura. Yo pago. Piensa en esto como un agradecimiento por habernos salvado.

—Pero…

—Que lindo, nei, ver a un cliente invitar a una prostituta algo de comida caliente. Vas a hacerme llorar, nei.

—¡¿Prostituta?!

Tal vez porque mi voz suena histérica, Greta levanta la cabeza del tazón. El espagueti que estaba sorbiendo queda colgando de su boca.

—¿No andabas buscando solo algo de cambio? Ser prostituta es, bueno, ya sabes, una profesión, ¡y si es una profesión, ¿eso te convierte en una pro?! Una profesional… em, ¿trabajadora sexual? ¿Una persona que se dedica a la industria del sexo?

Me pregunto si ese es el término apropiado para esto. Desde la perspectiva de un estudiante de secundaria amante del deporte del Japón moderno, solo he escuchado una que otra vez el término “prostituta” en las antiguas canciones de borracho que mi padre cantaba.

—Trabajo sexual… o prostitución, supongo… ¡¿a pesar de que eres tan joven?! Aún estás en la adolescencia, y ni siquiera a mitad de ella. Incluso si ganas cuatro o cinco años todavía no serías legal, ¡¿sabes?! ¡Absolutamente no deberías estar involucrada en trabajos sexuales ni en la prostitución! Uh, bueno, que los menores de edad busquen trabajo en la industria del sexo creará un problema en la infraestructura del país…

Mientras mi lado impulsado por la justicia de clase media sigue parlotea ideales, la imaginación de mi lado de chico de quince años saludable y con mente sucia se dispara a toda velocidad. Una chica tan jovencita y linda haciendo “esto” y “aquello”. Una vez que la imagen salta en mi cerebro, no la puedo sacar no importa cuanto me esfuerce. —De todos modos, ¡deja esa clase de trabajo inmediatamente! Si hay un problema con tu jefe… ¡Ah, maldición!

Estoy tan avergonzado que siento que mi cara va a prenderse fuego. Me siento como si, no, quiero explotar por mis sentimientos de culpa y asco.

—¡¿Qué estás pensando, maldita sea?! ¡Deberías avergonzarte! En cualquier caso, Izura, no puedes seguir prostituyéndote. Ni siquiera deberías regresar a esa tienda. Si no tienes donde quedarte… ah.

Luego de dar dos o tres pasos hacia atrás y juntar sus manos, da vuelta sobre sus tacones y sale corriendo. Con sus piernas dignas de una atleta, ni siquiera puedo ver su espalda después de un momento. ¿Se dio cuenta de su falta de moral, o simplemente no era capaz de comer mi ramen?

—Ropa —dice Greta, con su cabeza todavía apuntando en esa dirección. La Chica Cabra Salvaje salio corriendo con mi chaqueta puesta.

—¡A quien le importa la chaqueta! ¡Ah, soy horrible! Mientras decía todo eso, habían cosas increíblemente pervertidas dando vueltas en mi cabeza…

—Hermano, no se eche tan abajo.

El anciano de la tienda, con sus músculos pectorales sacudiéndose, me da un poco de sopa de espagueti. En medio del tazón humeante hay a un camarón retorcido color escarlata.

—Eres una buena persona, nei. Estoy impresionado. Por lo menos, ten algo de hinomoko servido en esta reliquia familiar, alégrate y ve a casa.

—¿Reliquia familiar?

Es un tazón de ramen que choca con la atmósfera romántica de este mundo de espadas y magia con sus patrones rojo brillante estilo chino. Imagino que cuando lo coma todo habrá un dragón pintado en el fondo.

—Deberías ser capaz de poder ver tu futuro en la superficie clara del caldo.

—¿Mi futuro? No puede ser.

Cuando miro casualmente hacia abajo, en la superficie delgada del caldo color ámbar está el rostro de una mujer. Tiene el cabello corto, cara de muchacho y ojos de un color extraño que nunca he visto antes.

—¡Ay!

Enderezo la espalda por reflejo. ¡¿Ese es mi futuro?! Esa era la cara de una chica, no la mía. ¡¿Entonces eso significa que saldré con esa chica en el futuro?! ¡¿Por fin podré conseguir una novia mujer?! Bueno, los chicos no pueden ser novias de todos modos.

Mirando hacia mi lado veo que Greta observaba dentro de mi tazón. Oh, ese es el rostro que estaba en mi sopa.

—Eras tú.

Así es. El futuro no es algo que puedas entender fácilmente. Como si fuera a dejar que un anciano de un puesto de ramen adivine mi futuro.

Pagando con el dinero que tenía en mi bolsillo nos vamos de la tienda de hinomoko. Sin embargo, como corrimos tanto no tengo ni idea de dónde estamos. No puedo encontrar ningún indicio de hacia dónde está el hotel en la oscuridad.

Greta acurruca su cálido cuerpo contra el mio y se agarra de mi mano derecha.

—Todo estará bien. Por ahora, vayamos hacia donde hay luz. Una vez que lleguemos a la calle principal, será fácil de averiguar dónde estamos.

Tengo a Garganta N°1 en mi mano izquierda y una niña en la derecha. Afortunadamente, por lo menos mi estómago está lleno así que puedo seguir avanzando sin preocupaciones. El callejón se amplia gradualmente y salimos a la luz.

Hay muchas carpas alineadas bajo la alta luna y las estrellas titilantes.

—Ah, este lugar estaba de paso.

Miro alrededor en busca de la calle principal tras la plaza del circo. Si podemos acortar el camino desde por la parte trasera, va a ser una caminata directa hacia el hotel. A la distancia puedo ver una bruma luminosa. La entrada principal debe estar por ahí.

—Es bastante lejos, ¿pero puedes caminar?

Puedo sentir como asiente junto a mi brazo.

Los eventos del día parecen haber terminado y los alrededores comienzan a silenciarse.

Me doy cuenta por primera vez ahora que lo veo desde atrás, hay tres carpas grandes en donde los turistas pueden entrar y algunos pequeños bungalow que son usados como viviendas por los miembros de la compañía. Todos deben estar durmiendo para prepararse para el espectáculo de mañana.

Greta se detiene abruptamente.

—¿Qué pasa?

—Escuché algo.

—Bueno, por supuesto que escuchaste algo. Hay gente viviendo aquí… oye.

Siendo tirado por la niña que sale corriendo de repente golpeo mi pie derecho en el suelo como si hubiera caído en él. Ahora estoy ignorando por completo las advertencias de la médico veterana, Gisela.

—¡Oye, espera! No puedes entrar simplemente a lugares así como…

Usando algún tipo de truco que tenía bajo la manga, Greta abre de un tirón las costuras del telón y entra al backstage del espectáculo de fenómenos. Hay muchas jaulas del tamaño de pequeños camiones en la habitación y un animal de tres cabezas bosteza casualmente. Hay ese olor característico del ganado. Los más grandes mugen.

—¡Mosa…!

—¡Animales fenómenos! —exclama Greta alegre sosteniendo una lámpara del rincón. Es la primera vez que la veo actuar como una niña.

—Shh, Greta. Este no es un animal fenómeno, es solo una vaca normal.

—Pero solo tiene dos cuernos. Normalmente tienen cinco, ¿verdad?

—Desde mi punto de vista esos serían los fenómenos.

Ya que es peligroso dejar que una niña lleve una llama, sostengo el objeto dorado levemente caliente y apunto la luz hacia la jaula. Noto que hay un trozo de lo que parece ser un billete bajo la paja en la que hay un animal acurrucado.

—Alguien dejó caer su dinero allí. Qué desperdicio. Denko va a llorar[8].

Metiendo a Garganta N°1 a través de las barras de la jaula intento sacar el dinero. Si solo pudiera correr la paja seca hacia los lados…

—Pero hombre, esto sí que apesta… ¿eh?

No había un solo billete, sino una montaña gruesos fajos. Tiro de uno con la parte en forma de T de mi bastón.

—¡¿Eh?! ¡No puede ser!

El paquete es tan grueso y pesado que si estos fueran Natsume Sousekis esto sería aproximadamente 200.000 yen. Si fueran Fukuzawa Yukichis serían 2.000.000 de yen. Si fueran Nitobe Inazous… ese es difícil de calcular[9]. Pero bajo la paja hay dispersos varios de estos paquetes.

—Oye, ¿por qué hay tanto dinero aquí?

—¡Mosa…!

No tiene sentido preguntarle a una vaca.

Pero, ¿por qué esconderían tanto dinero en un lugar tan bizarro? Más allá de eso, los billetes en el paquete no tienen arrugas y son totalmente nuevos. ¿Cuál es la ventaja de llenar dinero nuevo de eses y orina de animal? Si mi padre banquero se enterara de esto se le saldrían los ojos de tanto gritar. Lo acerco a mi nariz como si estuviera a punto de oler algo terrorífico.

—¡Ay, qué asco!

Como pensé, o como temí, huele tanto a amoniaco que podría ser un repelente de insectos. Lo dejo caer sin pensarlo. Hace un sonido especialmente fuerte al golpear el suelo seco y se voltea.

—¿…eh? El otro lado está en blanco.

—¿D-Dinero falso?

Hay grullas a espaldas de Souseki y faisanes detrás de Yukichi. Existe una alta probabilidad de que estas impresiones baratas de un solo lado del papel todavía estén en proceso de producción.

Y escondieron este dinero falsificado en proceso de producción en un lugar seguro.

¿Acabo de descubrir algo que se suponía que no tenia que ver? La mejor opción sería retirarse inmediatamente y dejar el resto a la policía. Aunque no estoy seguro si sería a la policía, al FBI, o el Servicio secreto.

Meto dos o tres billetes en mi bolsillo como evidencia, y le digo a la niña a mi lado:

—Te dejaré ver los animales mañana después de que paguemos la entrada como se debe, así que esta noche tenemos que irnos rápido.

Las yemas de mis dedos tocan algo húmedo.

—Oye, Greta, tu nariz está húmeda. Bueno, supongo que como es prueba de que tienes buena salud está bien… ¿eh?

¡¿Un perro?! Sobresaltado me doy la vuelta y veo un animal robusto que luce como un mastín japonés. Me está mostrando los dientes brillantes y babeando en una silenciosa posición de ataque.

Pienso en una pequeña broma acerca de que un perrito está a mi lado y soy papá, así que esto es un “perricidio”, pero él no entendería el juego de palabras[10]. —¡Au, detente! ¡Por favor perdóneme, Oku-san[11]!

Soy echado al suelo y atrapado con solo una de sus patas delanteras.

—Si no quieres que esta mocosa deje de respirar, pon en el suelo lo que tomaste y compórtate.

De pie allí está un hombre que lleva puesto un gorro de piel estilo Ruso y tiene la constitución física de un patovica, sosteniendo a Greta con una mano.



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Referencias

  1. Referencia al Mago de Oz.
  2. Tokyo Disneyland Electrical Parade: DreamLights, era un espectáculo del parque de diversiones de Disney en Japón.
  3. eferencia a los juegos RPG, como siempre.
  4. La imagen es de un hombre del periodo edo corriendo, pero lleva solo ropa interior abajo y se le ve el trasero. Esta es la imagen: http://ic.pics.livejournal.com/otonashi_diva/20651442/5068/5068_300.jpg
  5. Yuuri originalmente habla de hacer H, que viene de la palabra hentai; o cual puede significar besarse, manosearse o tener sexo. Decidí cambiarlo por la letra S de sexo para que quede bien adaptada otra escena que viene después.
  6. Yuuri en este punto está pesando en las jovencitas japonesas que recurren al enjo-kosai para conseguir dinero, ropa de marca, carteras caras, etc. El enjo-kosai consiste en salir con hombres mayores, acompañarlos y a veces besuquearse con tal de que les peguen sus caprichos. El sexo no es seguro, pero puede pasar. Aun no es obvio para él que ella es una prostituta de verdad; y también hay que tener en cuenta que la prostitución hecha y derecha es ilegal en Japón y por eso existen estas otras prácticas tan diversas.
  7. Juego de palabras perdido, Yuuri confunde convertirse en monje con huir de casa. Es una continuación del chiste de Günter.
  8. Denko Bunden, la antigua mascota de TEPCO (Tokyo Electric Power Company). Daba consejos de como ahorrar energía y dinero, y aun sigue siendo famosa incluso ahora que ya no existe.
  9. Esta novela es del 2002, alrededor del 2004 Japón rediseñó los billetes por la gran cantidad de falsificaciones. Natsume Souseki era el de 1000 y Nitobe Inazou el de 5000. Fukuzawa Yukichi sobrevivió el rediseño y aun está en los de 10,000. Esto significa que los fajos son de unos 200 billetes cada uno.
  10. La frase original es ‘wanko ga soba ni iru kara, wankosoba’ que significa: un perrito(wanko) está a mi lado (soba); pero wankosoba también significa bowl de fideos. El chiste en español quedó como parricidio (asesinar a los padres de uno) mal dicho como perricidio.
  11. “Oku-san” se usa para referirse a la esposa de otro, a la esposa propia, o a una mujer mayor respetuosamente.